El Diario Oficial de Galicia (DOG) ha publicado la resolución de la Agencia Gallega de Calidad Alimentaria que aprueba una modificación del pliego de condiciones de la Denominación de Origen (DO) Monterrei, que busca mejorar la calidad de los vinos e incorporar nuevas variedades principales a la DO.
La principal novedad es que las bodegas de esta denominación podrán elaborar vinos rosados, que se sumarán a los vinos blancos y tintos ya reconocidos. Esta modificación responde al creciente interés por este tipo de vino y a la experiencia previa de elaboración fuera de la denominación, lo que permite una mayor adaptación al mercado.
También se introducen cambios en algunos parámetros analíticos. En los vinos tintos, se reduce la acidez total mínima, mientras que en los blancos se aumenta el límite máximo de sulfuroso. Estas variaciones están relacionadas con el impacto del cambio climático, que está dando lugar a vinos con mayor graduación alcohólica y cambios en su composición, así como a nuevas prácticas de elaboración más prolongadas.
En el ámbito de las prácticas enológicas, se establecen condiciones específicas para los nuevos vinos rosados —que deben elaborarse con un mínimo del 85% de uvas tintas— y se eliminan tres restricciones: la prohibición del uso de virutas de madera, la limitación del ensamblaje de los vinos del año con hasta un 15% de cosechas anteriores a las dos anteriores, y la obligación de utilizar un porcentaje mínimo de ciertas variedades.
Esto permitirá una mayor flexibilidad en la producción y facilitará la elaboración de vinos monovarietales.
Nuevas parroquias
Otro cambio relevante es la ampliación del territorio de la denominación. Se incluyen nuevas parroquias en los municipios de Monterrei, Cualedro y Laza, y se integran plenamente algunas en el municipio de Riós, que hasta ahora solo estaban parcialmente incluidas. Esta ampliación responde a una demanda histórica de los viticultores locales y abarca zonas con características similares a las del territorio actual.
Finalmente, se modifican los rendimientos máximos de producción. Para las variedades blancas, se incrementan a 13.200 kilos por hectárea y para las tintas, a 10.000 kilos. En consecuencia, se elimina la posibilidad de aplicar aumentos específicos de rendimiento en campañas específicas, como se hacía hasta ahora. Esta revisión busca ajustarse a la realidad productiva de la región sin comprometer la calidad de los vinos elaborados.