Natalia Lozano
A sus 23 años, la historia de Paula Alcalaya no ha hecho nada más que empezar. Ha pasado de estudiar matemáticas a llevar una ganadería de ovejas churras. “Yo no sabía nada de ganado, no había visto una oveja de cerca en mi vida”, nos cuenta.
Su historia comienza el día en el que se encuentra en una carretera una oveja abandonada. “Nos quedamos con ella y decidimos comprar un macho, luego compramos una cordera…” y ahí se plantea junto a su pareja aprovechar una explotación que utilizaba la familia de él, hace muchos años, como cebadero de chotos. La joven reconoce que “al tener ya esta infraestructura te da el apoyo para poder empezar, porque empezar de cero es muy complicado”. Yo estaba estudiando la carrera de matemáticas en la universidad y vengo de una familia de médicos, no he tenido nada que ver con el campo nunca. Es bonito ver cómo sin tener nada, vamos avanzando”, reconoce emocionada.

La compleja situación del ovino
La reputación del campo es un punto clave para atraer a jóvenes como Paula. Esta percepción del sector influye en la decisión de los jóvenes a la hora de elegir el campo como su futuro profesional. El sector pasa por un momento crítico ante la falta de relevo generacional. Se estima que Castilla y León ha perdido casi 1.500 explotaciones de ganadería extensiva en los últimos 18 años, lo que se traduce en un promedio de 100 menos al año.
Desde la Junta de Castilla y León la consejera de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, María González Corral, reconoce que “el ovino es un sector que está pasando por un momento crítico”. “Si queremos apostar por el relevo generacional en esta ganadería, qué mejor que darle prioridad en las ayudas para que entren jóvenes”, ha declarado en una entrevista reciente a Revista Campo. Una de estas medidas es, precisamente, que el sector ovino-caprino sea prioritario dentro de la nueva convocatoria de incorporación de jóvenes al campo. Junto a ello, esta convocatoria prevé impulsar también la mejora y modernización de unas 1.200 explotaciones en toda la Comunidad, reforzando su sostenibilidad, competitividad y capacidad de generar empleo.
La Junta de Castilla y León ha facilitado a lo largo del año distintas ayudas como, por ejemplo: “las ayudas para la compra de ganado bovino, ovino y caprino para la reposición de reses como consecuencia de su sacrificio en aplicación de programas sanitarios oficiales de enfermedades de los rumiantes”, aún activa hasta el 1 de septiembre. Alcalaya sostiene que las ayudas de las administraciones son “fundamentales para que podamos, como en mi caso, empezar porque además de la ilusión y las ganas de trabajar se necesita mucha inversión”. La joven cuenta ya con 17 hectáreas sembradas de cebada avena y vezas, que le sirven para abastecerse y tener comida para sus animales. Por el momento tiene 50 ovejas churras, y al igual que aumenta su formación, también quiere ir aumentando su granja.
“Tenemos un tractor que no tiene ni pala, me gustaría comprar uno más grande, pero tendrá que ser en un tiempo”, explica Alcalaya.

“Si pudiera volver atrás, me hubiera dedicado a esto hace tiempo”
El pastoreo, un sector en horas bajas
El pastoreo es uno de los oficios que más está sufriendo la falta de mano de obra y el inexistente relevo generacional. Se trata de un trabajo con unas rutinas muy exigentes, lo que hace que para muchos no sea un oficio demasiado atractivo.
“Yo salgo todos días con mi rebaño al campo, y a la gente le llama mucho la atención, pero creo que también se valora. A mí me encanta, aunque reconozco que es duro, pero ahora se ha convertido en mi momento de desconexión. Me ha costado salir con ellas y estar relajada pero cuando ya te haces, es muy fácil y bonito”, cuenta ilusionada.
A pesar de vivir un momento convulso, este sector es muy importante en la economía de Castilla y León. Casi mil millones de euros al año mueve el sector del ovino y caprino en la Comunidad.

La raza churra, autóctona de Castilla y León
El sector ovino es fundamental para Castilla y León, en particular por su producción de leche. La región destaca por albergar el 40% del censo nacional de ovejas reproductoras.
La churra es una raza ovina autóctona española originaria de Castilla y León y está presente en todas las provincias de la Comunidad. “Nos decantamos por esta raza porque es autóctona de nuestra zona, es una buena productora de leche y carne, es verdad que produce menos que otras razas, pero también come mucho menos”, explica. Durante el pastoreo saca beneficio de restos de la producción agrícola como cultivos forrajeros y de rastrojeras, aunque reconoce que hay que invertir mucho tiempo.
En cuanto a producción cárnica, la Comunidad es primera en producción de lechazos, con la IGP Lechazo de Castilla y León como referente y con la raza churra como principal exponente. Los censos registran 10.570 explotaciones de ovino en las nueve provincias.

Por el momento la finca Castilviejo, es una finca sin ningún tipo de mecanización, todas las labores se realizan a mano. “Valoramos la opción de empezar modernizar, ahora mismo ordeñamos a mano, lleva un volumen de tiempo muy grande y en cuanto tengamos más cabezas de ganado nos será inviable”, reconoce Alcalaya. La inversión que necesita hacer en su granja ahora mismo no es viable. Por ello, la joven ganadera decidió buscar una vía alternativa para poder sacar un dinero extra y poder comprar más ganado. “Desde hace unos meses vendo unas bolsas con el logo bordado de nuestra finca, pensé que no iba a tener mucha aceptación, pero están teniendo mucho éxito y estoy muy contenta”, indica.
Una forma extra de financiarse y poder seguir creciendo en este oficio, donde cada vez es más difícil encontrar relevo, pero donde la joven ha encontrado su pasión y su forma de vida.