Pedro Medina
La Comisión, haciendo uso del derecho de iniciativa legislativa y presupuestaria, actúa de forma unilateral, presentando un elenco de hasta 26 actos normativos que en mi opinión entierran todas las promesas realizadas en la precampaña electoral de 2024, cuando el sector agrario se estaba manifestando en la calle, asimismo desoye las peticiones del sector y de los ministros de agricultura de la UE.
En definitiva, la Comisión ha seguido su hoja de ruta predeterminada dese hace años de reducir y restar protagonismo a la PAC, sin duda hoy son otras las prioridades políticas y estas se materializan principalmente en la propuesta del nuevo Marco Financiero Plurianual 2028-2034 “MFP”.

Mas lejos de analizar las medias concretas sobre la propuesta de intervenciones futuras de la futura PAC, es importante analizar la propuesta del “MFP”, desde la perspectiva de cómo queda reflejado, cuanto se prevé destinar.
Analizando el cómo, se confirma que los fondos destinados a la PAC pierden su autonomía, al englobarse en un Fondo Común: “El Fondo Europeo para la Cohesión Económica, Social y Territorial, la Agricultura y el Medio Rural, la Pesca y el Mar, la Prosperidad y la Seguridad para el periodo 2028-2034”, que se desglosará por cada Estado miembro a través del “Planes Nacionales o de País”, copiando, en parte, el modelo de los Planes Estratégicos de la actual PAC, si bien las negociaciones se llevarán a cabo en el Consejo de Asuntos Generales de la Unión Europea, y no por el de agricultura.
Respecto al cuánto, la PAC sufriría un nuevo recorte cifrado inicialmente en el 22%, el más alto de la historia, todo ello sin tener en cuenta la inflación. Este recorte general no será uniforme ni generalizado en los pagos y no existen cifras concretas de asignación por cada país, del importe mínimo blindado de 296.000 millones, a las nuevas ayudas a la renta de la PAC.
Quizá, sea un intento de dar protagonismo a los agricultores la reserva financiera para el concepto de apoyo a la renta de agricultores y ganaderos, en el que se incluyen los nuevos pagos directos a los agricultores y una gran parte de ayudas financiadas anteriormente por el fondo de desarrollo rural Feader como: las ayudas a la inversión en explotación, los pagos agroambientales incluidos los ecorregímenes, los pagos para compensar la agricultura en zonas con limitaciones naturales, entre otras.
No obstante, la Unión Europea solamente financiará integramente (100%) cuatro de los tipos de ayudas que propone: la ayuda decreciente a la renta basada en la superficie, los pagos asociados, el pago al algodón y el pago a los pequeños agricultores. El resto tendrán que ser cofinanciadas, incluidos los ecoregímenes actuales, con fondos nacionales o regionales con propuestas de tasa de cofinanciación, en principio, inferiores a las actuales.

Sin duda, la Comisión reduce su responsabilidad y traslada la carga de la prueba a los Estado miembros, regiones y finalmente a los agricultores y ganaderos, un paso más a la renacionalización de la PAC, lo que provocará diferencias importantes en su aplicación en los distintos países en función de sus prioridades o riqueza.
Por tanto, habrá que esperar a las decisiones nacionales para ver la asignación que se destina finalmente, en mi opinión parece poco probable que veamos un aumento de la cofinanciación nacional, los Estados miembros tendrán una libertad y tentación razonable para asignar de forma prioritaria los fondos reservados entre las ayudas a la renta decrecientes por superficie (pago más universal) y los pagos asociados sin obligación de cofinanciación.
Asimismo, y no menos transcendente, las inversiones públicas en infraestructuras agrarias colectivas (por ejemplo, nuevos regadíos) tendrán que competir con otras inversiones como carreteras, el ferrocarril…
Para las ayudas a la renta decrecientes, se intensifica el concepto de degresividad progresiva a partir de 20.000 euros fijando un tope máximo de 100.000 euros por explotación, perjudicando claramente el modelo de agricultura profesional, incluso a los jóvenes que se instalen ; y por otra estableciendo límites de ayuda por hectárea de forma que el inferior será 130 euros y el máximo 240. De mantenerse los límites propuestos beneficiará a las zonas más extensivas y perjudicará a las más intensivas como puede ser el regadío.
Ahora se inicia un largo proceso de negociación, en mi opinión con márgenes muy reducidos, prácticamente inexistentes respecto a la nueva estructura presupuestaria del MFP (el cómo), solamente se podrán producir ajustes menores en el cuánto.
Reformas anteriores nos dicen que los colegisladores (Consejo y Parlamento Europeo) respetan lo sustancial de la propuesta de la Comisión; solo queda la esperanza de que en esta ocasión no sea así.