El año 2025 se está caracterizando especialmente por su intensa actividad tormentosa, de hecho, a nivel nacional el pasado mes de junio se convirtió en el mes que ha registrado los mayores daños por fenómenos tormentosos sobre producciones agrícolas de la historia del seguro agrario.
Hoy en día, ya se superan las 933.000 hectáreas declaradas con daños por pedrisco, lo que ha convertido ya a 2025 en el año de mayor superficie afectada por este riesgo de la última década.
En el caso de Castilla y León la situación es similar. Actualmente, la superficie siniestrada en la comunidad autónoma por fenómenos tormentosos asciende a casi 301.800 hectáreas de cultivos asegurados, que, si bien no convierte al año 2025 en el de mayor superficie afectada por estas tormentas, se acerca mucho y sí lo sitúa en el segundo lugar, tan solo por detrás de 2018, cuando se superaron las 305.500 hectáreas dañadas por la intensa actividad tormentosa.
Los daños se han producido sobre todo en cultivos herbáceos, con alrededor de cerca de 277.000 hectáreas reclamadas (sobre todo cereal de invierno). El viñedo también se ha visto afectado, con casi 11.400 hectáreas con siniestro, así como los cultivos forrajeros, con aproximadamente 7.700 hectáreas afectadas y los industriales no textiles (fundamentalmente remolacha azucarera) con más de 3.400 hectáreas.
En total, las indemnizaciones derivadas de la intensa actividad tormentosa en la comunidad autónoma de Castilla y León podrías alcanzar los 52 millones de euros.
Seguro de cultivos herbáceos
Precisamente ahora, con la llegada del otoño, da comienzo el periodo para contratar el seguro de cultivos herbáceos, a través del cual el agricultor que lo desee puede proteger producciones como el trigo, la cebada, la avena, el centeno, el arroz, el girasol, el maíz, el garbanzo, la lenteja o la judía, entre otros cultivos, y cuenta con coberturas frente a los daños provocados por los riesgos de pedrisco, incendio, no nascencia y no implantación, riesgos excepcionales (fauna silvestre, inundación-lluvia torrencial, lluvia persistente y viento huracanado) y resto de adversidades climáticas.
Ahora es el momento de suscribir los módulos 1 y 2, que son las opciones de este seguro que ofrecen cobertura frente al riesgo de sequía (a través del denominado “resto de adversidades climáticas”), un fenómeno que, de forma más o menos severa, se ha repetido hasta convertirse en el riesgo que, junto con el pedrisco, más daños ha generado en los últimos años.
El módulo 1 ofrece al agricultor garantías básicas frente a todos los riesgos a nivel de explotación, por lo que supone una opción más ajustada en precio. El módulo 2, o módulo “todo riesgo”, como lo apodan los asegurados, también tiene todos los riesgos garantizados, pero ofrece coberturas por parcela y por explotación.
Para apoyar al seguro de cultivos herbáceos, y manteniendo su compromiso de calidad con los agricultores y ganaderos, Agroseguro promueve de nuevo la bonificación del 5% para los agricultores que hayan contratado los módulos 1 ó 2 en secano en la anterior cosecha y ahora lo renueven en las condiciones que marca esta línea de seguro.
En el caso concreto de la comunidad autónoma de Catilla y León, para obtener esta bonificación, los productores de cereal de invierno, leguminosas y oleaginosas (cártamo, girasol y lino semilla) tienen hasta el 15 de noviembre de 2025 para formalizar la póliza. A partir de esta fecha, el periodo para contratar las modalidades de otoño del seguro continuará abierto, si bien ya no contará con esta bonificación.
Frutos secos, olivar y uva de vino
También es ahora el momento de renovar otros seguros como el de frutos secos y olivar, desde el 1 de septiembre; y, a partir del 1 de noviembre, el de uva de vino. Este seguro cuenta con coberturas frente a los riesgos de helada, pedrisco, riesgos excepcionales (fauna silvestre, incendio, inundación-lluvia torrencial, lluvia persistente y viento huracanado) y resto de adversidades climáticas.
Además, en Denominación de Origen, vinos de pago y viñedo de características específicas se cubren los daños en calidad ocasionados por los riesgos de helada y pedrisco.