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Mirar hacia el suelo en busca de una alimentación sostenible

La agricultura en España se enfrenta a un desafío dual: producir más con menos impacto y garantizar la rentabilidad de las explotaciones a largo plazo. Multinacionales de la alimentación como PepsiCo y Nestlé han encontrado en la agricultura regenerativa la respuesta, forjando alianzas con agricultores locales que están transformando la manera de cultivar

María Álvarez

En un mundo marcado por la creciente demanda de alimentos y la urgencia de preservar los recursos naturales, el sector agroalimentario se enfrenta a su mayor transformación hacia una alimentación sostenible.


La sostenibilidad de la tierra ha escalado a una prioridad estratégica para las grandes corporaciones, convencidas de que invertir en la actividad rural es fundamental para lograr una agricultura resiliente. Multinacionales de la alimentación como PepsiCo y Nestlé están liderando esta transformación a través de la agricultura regenerativa.


Con proyectos en España, estas empresas han alcanzado alianzas con productores locales con el objetivo de demostrar que adoptar prácticas agrícolas que regeneren la salud del suelo y mejoren la productividad a largo plazo es esencial para construir un sistema alimentario más resiliente y sostenible.


Se trata de una apuesta común por la innovación, el compromiso con el origen y la firme convicción de que el cuidado del suelo garantiza que los productos que llegan a nuestra mesa no solo sean nutritivos, sino también respetuosos con el futuro del planeta.

Cultivo regenerativo en patata

PepsiCo, a través de su estrategia Global PepsiCo Positive (pep+), está invirtiendo en la agricultura regenerativa con el ambicioso objetivo de expandir estas prácticas a millones de hectáreas a nivel global. En España, el foco está en las patatas, y lo hacen de la mano de agricultores pioneros como Manuel Aires, de Patatas Floyma, y Guillermo Holgado, de la cooperativa Indycons.


Christian Cerezo, responsable del departamento de agricultura de PepsiCo Iberia, explica la visión de la compañía: “Tenemos claro que adoptar prácticas agrícolas regenerativas es indispensable para construir un sistema alimentario más resiliente y, al mismo tiempo, cuidar del planeta desde la base: nuestros campos”. La multinacional, con un fuerte arraigo de 60 años en España, prioriza la colaboración local.

“Los agricultores disponen de los cultivos, pero necesitan herramientas y orientación técnica que les permitan aplicar estas prácticas: nosotros contamos con la capacidad de proporcionarlas. El trabajo conjunto es clave para el futuro”, afirma Cerezo. Este enfoque ya ha dado frutos: desde 2018, el 100% de los principales cultivos directos de PepsiCo España (patata, maíz y hortalizas) son de origen sostenible.

Christian Cerezo, responsable del departamento de agricultura de PepsiCo Iberia

El proyecto con Indycons

PepsiCo lleva trabajando tres años en un proyecto piloto en Ávila junto a Guillermo Holgado, presidente de la cooperativa Indycons.


“Son cinco hectáreas, en las que aplica rotaciones de cinco cultivos (trigo, patata, maíz, forraje y centeno). En todos los cultivos se aplican prácticas de agricultura regenerativa, como fertilización orgánica, laboreo mínimo, franjas florales y eliminación mecánica de malas hierbas”, detalla Cerezo.


El objetivo es claro: “identificar las mejores prácticas de agricultura regenerativa en el cultivo de la patata, así como aportar nuevas herramientas tecnológicas a los agricultores”, añade.

Guillermo Holgado, presidente de la Cooperativa Indycons

De la mano de Floyma

También en Salamanca, PepsiCo trabaja de la mano de Patatas Floyma, una empresa familiar con más de 30 años de experiencia en el sector, en el desarrollo de estas prácticas. El proyecto se lleva a cabo en una parcela piloto de 7 hectáreas en Salamanca. El objetivo es reemplazar las prácticas tradicionales con nuevas técnicas de manejo orientadas a “mejorar la salud del suelo y favorecer la captura de carbono en los campos dedicados al cultivo de patata”, explica Manuel Aires, de Patatas Floyma.

Manuel Aires, de Patatas Floyma.


Entre las prácticas implementadas destacan: la ampliación de la rotación de cultivos – incluyendo una leguminosa y dos cereales entre cada ciclo de patata-, la incorporación de los residuos de los diferentes cultivos de la rotación, el uso de cultivos de cobertura, la reducción del laboreo – eliminando la vertedera – y la aplicación anual de materia orgánica.


El principal objetivo, según Aires, es la “recuperación y mejora del suelo como recurso esencial”, buscando incrementar su contenido en materia orgánica y favorecer una estructura adecuada. Asimismo, buscan potenciar la biodiversidad de la zona, mejorar la eficiencia en el uso del agua, favorecer la captura de carbono en los campos y garantizar una productividad sostenible a largo plazo.


Desde la implementación, los resultados son visibles: “Hemos observado un incremento en los niveles de materia orgánica del suelo y una mayor presencia de lombrices, lo que contribuye a mejorar su estructura y aireación”. Además, los cultivos de cobertura han ayudado a reducir la escorrentía durante las lluvias.


Sin embargo, esta transición no ha estado exenta de dificultades. “El mayor desafío ha sido el cambio de mentalidad y la incertidumbre en cuanto a los rendimientos durante los primeros años de implementación”.

La nutrición infantil empieza en el campo

Nestlé también ha convertido la agricultura regenerativa en un pilar clave de su estrategia de sostenibilidad en España, con resultados tangibles en el cultivo de los cereales.

“Una alimentación sostenible es esencial para el futuro de nuestro planeta, y estamos decididos a liderar el camino hacia este modelo. Para ello, la agricultura regenerativa es un pilar fundamental en nuestra estrategia”, destaca Jordi Llach, director general de Nestlé España.


Veintiséis agricultores de Castilla y León y Navarra utilizan prácticas regenerativas para cultivar más de 5.000 ha de trigo, avena y cebada, cereales destinados a la elaboración de papillas en la factoría de La Penilla de Cayón, Cantabria.


El impacto es significativo: se han obtenido 20.000 tn de cereales de origen regenerativo y se ha logrado una reducción promedio del 40% en las tn de CO2 asociadas a estos cultivos.
Antonio Torres, agricultor de Villarmentero de Esgueva (Valladolid), es uno de los colaboradores clave de Nestlé desde hace cuatro años. “Esta agricultura se basa en prácticas agronómicas que son buenas para el cultivo y que, además, aumentan la rentabilidad de las explotaciones”, explica.

Antonio Torres, agricultor de Villarmentero de Esgueva (Valladolid)


Torres subraya el valor de la suma de esfuerzos: “Son medidas que por sí solas no suponen un cambio significativo, pero que juntas multiplican”.

Las prácticas

Se utiliza la siembra directa, una práctica clave que, según Torres, “aporta más microorganismos al suelo” mejorando su vitalidad. Con mapas de rendimiento, análisis y mapeos de suelo para realizar una fertilización variable. Además de abonos de nueva generación para conseguir una nutrición más eficiente y sostenible. Un ejemplo concreto es el ahorro de costes detectado gracias a la localización de abono en la línea de siembra, que ha reducido los costes en fertilización un 15%.


Se fomenta la rotación, y el uso de fertilizantes orgánicos y la optimización de recursos ha permitido una reducción de un 40% en las emisiones de CO₂ en algunas explotaciones.

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