Ricardo Ortega
La obligatoriedad del plan de abonado ya está a la vuelta de la esquina. Tanto, que el 1 de enero de 2026 las explotaciones de regadío donde se prevea sembrar entre el 1 de marzo y el 30 de junio deben contar con ese documento, ya elaborado y listo para su puesta en marcha. Para el resto de cultivos se establece la fecha del 1 de septiembre.
¿Qué es?
El plan de abonado debe partir de un análisis detallado de las necesidades del cultivo. Su objetivo es equilibrar las pérdidas naturales de nutrientes del suelo (por extracción, lixiviación, volatilización…) con las aportaciones externas, llegadas mediante el agua de riego, por la aplicación de materia orgánica o por medio de fertilizantes.
A la hora de diseñar el plan, por tanto, el agricultor debe tener en cuenta qué nutrientes aporta y cómo interactúan entre sí. Por eso debe elegir siempre el fertilizante más adecuado para cada cultivo y las condiciones en las que se encuentra el suelo.
¿Cómo se hace?
Tanto técnicos como agricultores se siguen preguntando cuestiones urgentes, como en qué formato se puede realizar el plan de abonado y ante qué autoridad presentarlo.
La respuesta hay que buscarla en las respectivas consejerías de Agricultura. Por ejemplo, en Castilla y León está a disposición del productor Sativum, un desarrollo informático de Itacyl que permite acceder a información de parcelas agrícolas y gestionarla.
Es esta aplicación, que ofrece datos de todo el territorio nacional, la que pueden emplear los productores de las nueve provincias castellanoleonesas para elaborar su plan de abonado.
¿Cuándo lo presento? ¿Ante quién?
Las fuentes consultadas subrayan que no existe la obligación de presentar el plan cuando ya esté diseñado. En su lugar, lo que debe hacer el agricultor es conservarlo para el caso de que se requiera por parte de la Administración.
Evidentemente, lo previsto en ese documento se deberá respetar a la hora de abonar.
Zonas vulnerables
La norma es más exigente para aquellas fincas situadas en zonas declaradas vulnerables a la contaminación por nitratos. En esos casos el agricultor debe contar con asesoramiento técnico en materia de fertilización.
Ese asesoramiento será obligatorio un año después de la entrada en vigor del plan de abonado: el 1 de enero de 2027 o el 1 de septiembre de 2027, de nuevo en función de la fecha de siembra.
¿Y las zonas no vulnerables? Para ellas será obligatorio ese asesoramiento un año después, ya en 2028.
¿También un cuaderno de explotación?
La norma en vigor también establece la obligación de registrar todas las labores de fertilización en un cuaderno de explotación, que puede ser en papel o en formato digital. Desaparece por tanto la imposición de un cuaderno de explotación únicamente digital.
Será necesario disponer de él a partir del 1 de enero de 2026, con una serie de excepciones:
-Quedan exentas las explotaciones con una superficie de cultivos permanentes y tierras de cultivo de menos de 5 hectáreas.
-Fincas de regadío de menos de una hectárea.
-Explotaciones que dispongan únicamente de pastos en los que no se aplican fertilizantes.
Invernaderos
Los invernaderos con superficie cubierta superior a 0,1 hectáreas deben registrar en el cuaderno de explotación la fertilización realizada.
Aplicación de estiércol
Por último, en el decreto aprobado por el Gobierno se flexibilizan los requisitos relativos a la aplicación de estiércoles en aquellas zonas en las que no es posible hacerlo de forma localizada.
También se aclaran otros aspectos, como el de cómo se computan los pastos comunales para el cálculo de la superficie de la explotación.
