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La baja producción impulsa la diferenciación y la fidelidad del plátano de Canarias

La climatología reduce la producción, pero el producto canario se mantiene como la fruta más presente en los hogares españoles pese a la presión de la banana de importación

Natalia Lozano

El sector del plátano de Canarias atraviesa un momento decisivo marcado por la inestabilidad productiva, el impacto de fenómenos climáticos extremos y la creciente presión de la banana de importación. Así lo explica Sergio Cáceres, gerente de ASPROCAN, que advierte de que la situación actual “refleja una volatilidad creciente que amenaza la rentabilidad de miles de productores”.

Tras encadenar tres años excepcionales, la crisis provocada por la erupción del volcán de La Palma en 2022, un 2023 con producción récord, pero de baja rentabilidad y dos campañas, 2024 y 2025, con volúmenes por debajo de la media histórica, el sector intenta recuperar la estabilidad en un mercado cada vez más competitivo.

Impacto del clima y pérdida histórica de cosecha

La borrasca subtropical Dorotea, a finales de 2024, supuso un golpe sin precedentes. Más de 20 millones de kilos de fruta perdidos por los fuertes vientos que arrasaron numerosas plantaciones. A este episodio se sumó, ya en los primeros meses de 2025, una situación meteorológica anómala, con temperaturas inusualmente moderadas, que dificultaron el desarrollo del cultivo y ralentizaron la recuperación de la producción.

“En 2025 hemos perdido una parte muy importante de la producción”, confirma Cáceres. No obstante, matiza que en el último tramo del año “se están recuperando ritmos productivos similares a los históricos de la última década”.

Sergio Cáceres, gerente de ASPROCAN.

Menos oferta y precios más altos

La baja disponibilidad de plátanos de canarias durante varios meses elevó los precios medios del producto en el mercado. Aunque muy lejos de las cifras que han llegado a pagar los consumidores en los supermercados en los últimos meses. Esta situación, explica Cáceres, se vio agravada por la presencia de la banana de importación, cuyo precio no aumentó pese a la inflación generalizada en los alimentos. “Ese producto espejo afecta directamente a la percepción del consumidor, que cada vez más sensible al precio”, señala. Aun así, el gerente de ASPROCAN recuerda que, en términos comparativos, el plátano de Canarias sigue siendo “una opción muy competitiva dentro del mercado de frutas en España y Europa”.

El producto mantiene una sólida posición en los hogares españoles, «con una penetración superior al 87 %, convirtiéndose en la fruta más consumida a nivel nacional».

Presión exterior y exigencias regulatorias

La competitividad también se ve condicionada por factores geopolíticos y regulatorios. La reciente cooperación técnica entre la Unión Europea y Ecuador, principal exportador mundial de banana ha despertado inquietud en el sector canario. Aunque el Gobierno español asegura que no afectará a los flujos comerciales, ASPROCAN reclama “máxima transparencia” y garantías de que no derivará en ventajas competitivas para la banana ecuatoriana.

Cáceres subraya que la situación se agrava por un marco regulatorio europeo que “prioriza criterios de sostenibilidad, imponiendo estándares cada vez más exigentes” a los productores comunitarios. Mientras, se permite la entrada de fruta de terceros países con normas fitosanitarias más laxas. “La reducción de fitosanitarios autorizados nos deja con menos herramientas para combatir plagas, aumentando las pérdidas y los costes”, lamenta.

Un sector presionado por costes, distribución y clima

El incremento de los costes, especialmente la mano de obra, esencial en este cultivo intensivo, se suma a la concentración de la venta en pocas cadenas de distribución y a una inflación alimentaria que ha situado al consumidor en una posición mucho más sensible al precio.

“No es solo una cuestión climática. Es un cóctel de factores económicos y sociales que añade una enorme complejidad a la planificación del sector”, sintetiza Cáceres.

A pesar de las dificultades, Cáceres destaca que el punto fuerte del Plátano de Canarias está “en sus atributos diferenciales como el sabor, la textura y su calidad.”  Además, insiste en “la sostenibilidad y los derechos de los trabajadores que no tienen otras producciones fuera de la Unión Europea”.

Ese origen y esos estándares, insiste, generan confianza y fidelidad entre los consumidores, aunque también implican mayores costes y una reducción de rentabilidad que “sitúa a buena parte de los productores en el límite”.

Un futuro posible, pero condicionado

El gerente de ASPROCAN concluye con un mensaje de optimismo, aunque con prudencia. “A pesar del escenario, el plátano de Canarias sigue contando con la confianza de los consumidores. El sector tiene futuro, siempre que cuente con políticas públicas coherentes y un esfuerzo colectivo orientado a la diferenciación y la competitividad”.

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