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«Cultivamos unas 220 hectáreas en agricultura de conservación, con una rotación de cereal – leguminosa – colza»

Emilio González Izquierdo

Hoy hablamos con Fernando García Duque, agricultor de Barruelo del Valle (Valladolid), Ingeniero Agrónomo y director, junto a su hermano Javier, de la empresa Agricón, especializada en servicios agrícolas y agricultura de conservación.

Fernando ¿Cuándo y cómo llegas a la agricultura?

Al igual que a la mayoría de los agricultores, esta profesión nos viene de familia, nosotros aprendimos el oficio desde pequeños, con nuestro padre, en la explotación agrícola familiar.

Yo enseguida me di cuenta de que iba a dedicarme a la agricultura y decidí formarme profesionalmente como Ingeniero agrónomo, para mejorar y aumentar los conocimientos que había heredado de mi padre.

¿Cuándo surge tu interés por la agricultura de conservación?

Fue en mi etapa universitaria, en INEA, donde conocí a un agricultor que nos hablaba de la agricultura de mínimo laboreo, de la siembra directa y de la agricultura de conservación. Gracias a él pude comprobar que estas prácticas funcionaban realmente. En mi época no había ninguna asignatura sobre agricultura de conservación, y yo, que soy curioso por naturaleza y de mente abierta, comencé a investigar por mi cuenta y a relacionarme con agricultores que ya habían hecho el cambio de agricultura convencional a la de conservación.

¿Qué te impulsó finalmente a dar el paso hacia la agricultura de conservación?

Lo primero es que tanto yo, como mi hermano Javier, con quien dirijo la empresa Agricón y con quien comparto la explotación agrícola familiar, estábamos convencidos de que la agricultura de conservación era rentable y creíamos que las ventajas que ofrecía eran más interesantes que las de la agricultura convencional. Después hay otros factores que influyeron en la decisión, como el medioambiental, pero el aspecto económico fue el principal motivo por el que hicimos el cambio.

¿Cómo recuerdas ese momento?

En nuestra explotación familiar la transición fue bastante bien. Ya estábamos acostumbrados a aplicar técnicas de mínimo laboreo y le dábamos mucha importancia a la rotación de cultivos, así que, la transición a la siembra directa se hizo de manera sencilla.

El principal obstáculo fue que, hace aproximadamente 15 años no había subvenciones como las del actual plan renove para comprar una sembradora de siembra directa y tuvimos que hacer una inversión importante, con las inevitables dudas y miedos que eso conlleva. Sin embargo, los resultados fueron muy buenos desde el primer momento y hoy estamos muy satisfechos de haber dado ese paso adelante.

¿En qué cultivos y superficies habéis implementado la agricultura de conservación?

Actualmente cultivamos unas 220 hectáreas en agricultura de conservación, con una rotación de cereal – leguminosa – colza. Los cultivos de raíz pivotante son fundamentales, nuestra zona no es la más idónea para girasol, pero con la colza hemos encontrado una excelente solución y estamos muy satisfechos. También cabe destacar que, desde Agricón, damos servicios de siembra directa a multitud de agricultores, llegando a sembrar cerca de las 1.000 hectáreas a terceros en algunas campañas.

Estamos obteniendo muy buenos resultados, de ahí que año tras año ampliemos el número de hectáreas, aunque nos enfrentamos a los mismos problemas que el resto de los agricultores, sobre todo al hundimiento de los precios. En campañas como la de este año, con grandes producciones a consecuencia de las lluvias, se consigue ganar algo, pero en campaña normales, con estos precios, estamos trabajando a pérdidas, lo que es insostenible.

¿Cuáles son las claves para que la agricultura de conservación sea un éxito?

Como en cualquier empresa es importante tomar las decisiones correctas, sembrar bien y sobre todo realizar bien las rotaciones, esa es la clave para que todo funcione, las rotaciones son el primer mandamiento de la agricultura de conservación.

¿Y qué ventajas tiene la agricultura de conservación?

En cuanto a rendimientos, estamos obteniendo producciones similares e incluso superiores a los que se obtiene en convencional, y la reducción en costes, en pasadas con el tractor también es un factor importante, pero sobre todo el ahorro en tiempo. El tiempo en agricultura no se suele valorar, pero es algo fundamental. La agricultura de conservación te permite sacar adelante tu explotación dedicándole la cuarta parte del tiempo que en convencional y ese tiempo lo ganas en vida, en familia…

¿Cómo ha evolucionado la salud de tus suelos desde que adoptasteis estas prácticas?

Los cambios en el suelo son evidentes, el aumento de la materia orgánica con los microorganismos, las lombrices que transforman todos los restos de los cultivos. El suelo está más sano, es más fértil, drena mejor y aprovecha mucho más el agua. Es más resistente a las plagas… seguimos utilizando herbicidas, pero ahora también diferenciamos algunas “malas hierbas” que trabajan a favor del suelo y de las que no nos tenemos que preocupar.

Nuestras parcelas cada vez son más productivas, aunque también es debido al avance en selección de semillas e ingeniería genética, pero la mejora de los suelos en agricultura de conservación es enorme.

Los hermanos Javier y Fernando García Duque.

¿Es compatible la agricultura de precisión con la agricultura de conservación?

Totalmente, nosotros utilizamos los GPS, la tecnología satelital, sistemas isobus, hacemos dosificación variable de semillas y fertilizante y aprovechamos todos los avances tecnológicos de mejora como lo haríamos en convencional.

Con la agricultura de conservación, lo que hemos hecho es aparcar muchas máquinas que ahora son completamente innecesarias para nosotros, pero estamos al día de todas las innovaciones agrícolas e intentamos aprovechar cada oportunidad que van surgiendo.

 ¿Qué papel juega la administración pública respecto a la agricultura de conservación?

Observamos que, principalmente desde Europa, se tiene un discurso favorable y se apuesta por la agricultura de conservación, que va alineada con los objetivos en materia de sostenibilidad y medio ambiente que se ha fijado la Unión Europea. Aunque no hay ningún tipo de subvención directa para fomentar la agricultura de conservación, más allá de las ayudas del plan renove para comprar una sembradora de siembra directa.

Por nuestra parte, valoramos mucho la ausencia de trabas burocráticas y administrativas, que ya es algo importante que no tengamos que dedicar más tiempo y esfuerzo para completar documentación extra. Aunque creo que en materia de promoción y de formación, las administraciones podrían hacer mucho más.

¿Y las entidades privadas?

Pues nosotros pertenecemos a AVAC, la Asociación Vallisoletana de Agricultura de Conservación, que está integrada en la Asociación Española Agricultura de Conservación Suelos Vivos, que llevan a cabo una excelente labor promocional y gracias a las cuales hemos podido conocer a multitud de agricultores de todas las zonas de España, con los que hemos podido cambiar impresiones, compartir conocimientos, colaborar en proyectos como “life” con la Universidad de Córdoba.

¿Crees que vuestra experiencia puede ser replicable en explotaciones más pequeñas o con menor grado de mecanización?

Si, por supuesto, en nuestra zona la agricultura de conservación se ha extendido hasta ocupar aproximadamente el 50% de las hectáreas de secano y también vemos cómo está creciendo por toda España. La curiosidad inicial, sobre todo de los agricultores jóvenes, se vuelve interés real en cuanto descubren las ventajas que obtenemos al implementar estas prácticas.

Hoy en día hay una gran variedad de sembradoras de siembra directa, de todo tipo de precios y de segunda mano, además, hay muchas empresas de servicios especializadas como Agricón, que facilitan mucho las cosas a los agricultores que no tienen sembradora, así que todo el que quiera puede hacer la prueba.

¿Qué consejo le daría a un agricultor que está pensando en cambiar a agricultura de conservación?

¡Qué lo haga! Qué pruebe, que ahora puede probar sin tener que hacer una gran inversión. Si un agricultor cree en la agricultura de conservación solo tiene que atreverse a dar el paso y cuando vea los resultados se va a convencer.

Recuerdo que mi padre y otros muchos agricultores veteranos de nuestra zona estaban horrorizados, cuando le contamos que nos íbamos a pasar a agricultura de conservación, pero después de ver los resultados y comprobar que se obtienen las mismas producciones que en convencional, o incluso superiores, todos se han convencido.

¿Cómo se presenta la Jornada de campo de septiembre en Barruelo del Valle?

Tenemos muchas ganas de poder mostrar nuestro trabajo y la evolución que ha experimentado nuestra explotación desde la Jornada de 2016. Además, estarán algunos de los principales expertos en agricultura de conservación de España y habrá un montón de novedades en las distintas estaciones, sobre mecanización, compactación del terreno, productos, etc.

Nuestro objetivo es que todas las experiencias que hemos vivido durante el proceso de estos años puedan servir de ejemplo a otros agricultores, para que la agricultura de conservación siga avanzando en España.

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