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42.000 explotaciones agrícolas afectadas por las lluvias

Las catastróficas lluvias del mes de octubre de 2025 dejan un rastro de destrucción en el campo español: las pérdidas superan los 1.100 millones de euros

Emilio González Izquierdo

El mes de octubre de 2025 ha pasado a la historia como uno de los más devastadores para el sector agrario español. Una sucesión de fenómenos meteorológicos extremos, encabezados por la DANA “Alice” y seguida por otras tormentas como “Benjamin” y “Jana”, ha provocado inundaciones sin precedentes en el este y sureste de la Península, con consecuencias dramáticas para los cultivos, el suelo, la infraestructura agraria y la viabilidad de miles de explotaciones.

Según los primeros balances de organizaciones agrarias como AVA-ASAJA y COAG, las pérdidas económicas en el sector superan los 1.100 millones de euros, de los cuales casi la mitad corresponden a daños en infraestructuras (caminos rurales, sistemas de riego, invernaderos y edificaciones), y el resto a la pérdida directa de cosechas y daños en suelo y maquinaria.

El epicentro: Comunidad Valenciana y Región de Murcia

La Comunidad Valenciana ha sido la región más afectada. En apenas 48 horas, localidades como Turís, Chiva y Bunyol registraron acumulados de más de 400 litros por metro cuadrado, una cantidad equivalente a un año entero de lluvia concentrada en menos de dos días. La provincia de Valencia concentra el 60% de la producción nacional de cítricos, y este sector ha sufrido daños valorados en 192 millones de euros. Además, el cultivo del caqui, clave para la reciente apertura del mercado chino, ha perdido 54 millones de euros en producción y más de 3.300 hectáreas afectadas.

En la Región de Murcia, donde la agricultura intensiva depende de un delicado equilibrio hídrico, las inundaciones han paralizado la producción de hortalizas de hoja (lechuga, espinaca, coliflor y brócoli). COAG estima pérdidas superiores a los 10 millones de euros, con campos completamente anegados y sistemas de riego colapsados.

Almería: el “mar de plástico” bajo el agua

El sureste no se ha librado del desastre. En Almería, la DANA “Jana” del 28 de octubre ha causado daños estructurales en al menos 4.500 hectáreas de invernaderos, afectando principalmente al cultivo de pimiento, ya debilitado por plagas anteriores. La combinación de viento, lluvia torrencial y granizo ha destruido techumbres, doblado estructuras metálicas y contaminado suelos con lodos, lo que pone en riesgo la próxima campaña.

Daños más allá de la cosecha: suelo, infraestructura y logística

Los expertos advierten que el impacto más duradero no es la pérdida de la cosecha actual, sino la degradación del suelo. En zonas vitivinícolas de Valencia, la erosión ha arrastrado hasta 60 centímetros de suelo fértil, dejando raíces expuestas y reduciendo drásticamente la capacidad productiva a largo plazo. La escorrentía también ha eliminado nutrientes clave y microorganismos beneficiosos, comprometiendo la salud del ecosistema agrícola.

Además, la destrucción de más de 1.000 kilómetros de caminos rurales ha aislado a numerosas explotaciones, impidiendo el acceso a campos y la comercialización de productos. Esto ha generado tensiones en la cadena de suministro, con escasez de apio, berenjenas, pimientos y puerros en los mercados nacionales.

Respuesta institucional y perspectivas de recuperación

Ante la magnitud de la catástrofe, el Gobierno ha anunciado un paquete de ayudas de emergencia por valor de más de 13.000 millones de euros, de los cuales 200 millones están destinados específicamente a agricultores que no podrán afrontar la próxima campaña. También se ha abierto una línea de crédito para el pago de nóminas y gastos operativos.

Sin embargo, las organizaciones agrarias exigen una respuesta más ágil y directa, con pagos inmediatos, exenciones fiscales y planes de reposición de infraestructuras.

Un aviso del clima del futuro

Este episodio no es un hecho aislado. Estudios del grupo World Weather Attribution confirman que eventos como la DANA “Alice” son casi dos veces más probables en el actual contexto de cambio climático y un 12% más intensos. La combinación de sequías prolongadas y lluvias torrenciales se perfila como la nueva normalidad en el Mediterráneo.

Para el sector agrario, la lección es clara: la adaptación ya no es una opción, sino una necesidad urgente. Invertir en suelos vivos, infraestructuras resilientes, seguros climáticos y prácticas agrícolas regenerativas será clave para sobrevivir en un clima cada vez más extremo.

De cara al último fin de semana del mes, Aemet prevé probabilidad precipitaciones persistentes con acumulados significativos en litorales de Galicia, interior de Pontevedra, oeste de Ourense, noroeste de Castilla y León y oeste del Sistema Central. Y temperaturas mínimas con ascensos localmente notables en zonas del Cantábrico. Rachas muy fuertes en la Cordillera Cantábrica, Pirineos y localmente en zonas expuestas del noroeste de A Coruña y norte de Lugo.

Cabe destacar la entrada de un nuevo frente tormentoso en Andalucía, con avisos meteorológicos activados por AEMET, a los que debemos prestar especial atención, recordando que la seguridad debe ser siempre lo prioritario.

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