Las escasas lluvias de mediados de mes apenas han aliviado la penosa situación en la que se encuentra el cereal de la Comunidad
Han ayudado algo a regadíos como maíz, patata y remolacha e impulsado la siembra de girasol. Las heladas han rematado muchas cosechas
Ni mayo ha sido capaz de arreglarlo. Por fin el cielo se ha encapotado para dejar caer, a regañadientes, algo de agua. Ha llovido mucho menos de lo pronosticado y de lo que el campo necesitaba y, sobre todo, demasiado tarde para la mayoría de los cultivos y los embalses. “El agua vendrá bien para el maíz, la remolacha, la patata y para sembrar girasol. El cereal está desastroso excepto en Soria y de Burgos para arriba, donde tendrán una cosecha normal tirando a mala”, sintetiza el técnico de Urcacyl José María Santos.
Las parcelas de Castilla y León, incluso las de regadío, está irregulares. Mal. Y los efectos de las heladas están ahí: “Ahora se empiezan a ver muchas espigas amarillas y blancas por el hielo”, señala Santos. “La cosecha va a ser muy mala; hace 25 años que no se ve otra así”, zanja el experto.
El miércoles de la semana pasada cayeron siete litros en Valladolid. La noche al jueves solo dejó cuatro litros. Muy poco bagaje para tan acuciante necesidad de agua, en un mes que debiera haber dejado al menos 70 y con el agravante de que los próximos días hará más calor.
Otro problema que se avecina a medio plazo, por si hubiera pocos, es que habrá muchas dificultades para disponer de semilla para la próxima sementera con lo que se recoja en este 2017.
Asaja prevé que la cosecha española de cereales de invierno en esta temporada será la mitad que la del año pasado, de manera que rondará 9,5 millones de toneladas. Respecto a Castilla y León, la zona más productora de todas las comunidades, registrará aún mayores pérdidas según la misma organización agraria: entre el 50% y el 80% menos que en 2016.
Roberto Martín, técnico de cereales de Grupo AN, considera asimismo que el secano está “mal”. Algo mejor va el regadío. Las lluvias poco más que favorecer la calidad del grano pueden hacer ya e impulsar las superficies de pipa. No hay reservas. Tiene que precipitar en serio en junio. En Segovia han segado mucho cereal y han puesto girasol.
Los fabricantes son reacios a comprar a los precios que se piden y los agricultores siguen reteniendo el grano. “Es posible que no se note la presión de la cosecha”, especula Martín. Opina que el precio ya no bajará. Incluso que si cosecha europea se tuerce podrá subir. A las cooperativas que venden el 10% de sus existencias al mes casi no les queda mercancía ya.
Se tuerce en Zamora
“Está bastante complicado”, confiesa el técnico de la cooperativa de Zamora Cobadu José Crespo. Según zonas, en la provincia cayeron hace dos semanas entre quince y 25 litros de agua. También ha llovido en la Comunidad a finales de la semana pasada. “Igual ayuda a la grana, pero tenía que llover más”, razona. “No vamos a recuperarnos, pero sí ha cambiado el estado de los cultivos”, añade. Si hubiera llovido en la tercera semana de abril la situación sería ahora muy diferente. En estos momentos toca poco más que esperar.
A pesar de todo, en el terreno flojo está el cereal perdido. “A morir por Dios y por España”, concluye el técnico de campo de Cobadu. La tierra con más fuerza lo aguanta mejor y ahí se han notado las últimas precipitaciones. Otro hándicap es que será un año desastroso en paja. La planta ha echado espiga pero apenas levanta a una cuarta del suelo. Habrá que esperar a ver cómo desenvuelve la cosechadora para trabajar con esa altura tan baja de los cultivos.
La perspectiva en el sur de Valladolid es “horrible”, tal como señala sin ambages el presidente de la cooperativa Cocetra, Armando Caballero. “El agua viene fenomenal para apoyar al regadío, pero el secano no lo soluciona”, recalca. Las cebadas están espigadas y blancas por el hielo y el calor a pesar de los 20 litros que cayeron a mediados de mes. “Hay muchas hectáreas mal”, concluye. La bajada de temperaturas es de lo poco bueno, ya que ha ralentizado a los cultivos. El regadío avanza con normalidad en la comarca, aunque con el doble de agua aplicada que otros años.
En el valle del Esgueva se han dejado notar las gotas de agua, sobre todo en la cebada. “Y si vuelve a llover cambiará mucho, sin que vaya a ser una buena cosecha…”, aventura Honorato Calleja, presidente de la cooperativa Valle Esgueva. Lo malo es que la temperatura empieza a subir demasiado. El hielo dañó mucho las cebadas tempranas y que ya se habían regado. “Este es un año muy raro: sequía, heladas… y no hay un cultivo que vaya bien. Si cambia el tiempo se puede hacer una cosa curiosa…”, especula Calleja.
Más margen en el norte
Todo está un poco mejor en las zonas más atrasadas el norte de la Comunidad. En Aguilar de Campoo (Palencia) ha apretado menos la sequía y las últimas lluvias, entre 20 y 25 litros, han sido la ayuda para una situación que ya se complicaba más. Por Herrera de Pisuerga el campo está algo peor. Las heladas han hecho más daño en las cebadas que en los trigos, según reseña el técnico de Agropal Iban Díez.
Los cultivos leoneses se están “revitalizando algo” con las escasas precipitaciones a juicio del técnico de LESA Luis de Juan. Las heladas afectaron al cereal “en gran medida”. Y es que los fríos llegaron en el peor momento: en plena floración, así que interfiere en la fecundación.
Los trigos de secano en León rondarán los 1.500 kilos de producción, aunque en la zona de Villamizar podrían pasar de los 2.500 si todo va bien según los cálculos de De juan. En los regadíos habrá algo de pérdida sobre las producciones anteriores, aunque recogerán cantidades cercanas a los 12.000 kilos por hectárea en el Páramo de León.
Las nubes fueron un poco más generosas en Salamanca, donde dejaron entre 30 y 35 litros. “Sería perfecto para un año normal, pero ya ha sido tarde”, se queja el responsable del departamento Agrícola de Campal, José Antonio Marcos. El 70% del cereal de secano no tiene solución. La precipitación ha sido mejor para el regadío, los garbanzos y el girasol.
El experto de Grupo AN incide en que los cereales salmantinos estaban bien hace meses y en que a día de hoy “se ha ido”.
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