En Castilla y León la superficie sembrada de cereales de invierno en 2014 ha alcanzado los 1,84 millones de hectáreas y se estima que la producción total de cereales esté en torno a los 5,42 millones de toneladas. Se consolida el trigo como el cereal más cultivado
La Consejería de Agricultura y Ganadería ha presentado los datos de estimación de cosecha cuando se ha cosechado el 70 % de la superficie de cereal de invierno de la Comunidad, principalmente de cebada. La recolección en Castilla y León ha comenzado más pronto de lo habitual aunque se ha visto ralentizada por las lluvias de mediados de junio.
La superficie sembrada de cereales de invierno ‘con destino a grano’ en Castilla y León es de 1,84 millones de hectáreas lo que representa el 33 % de la superficie de España -que es de 5,5 millones de hectáreas-. Además, en esta campaña, la superficie de cereal para forraje se ha duplicado, como un buen recurso para la ganadería.
El trigo ha sido el cereal de invierno al que se ha dedicado más superficie, 865.702 hectáreas, superando claramente a la cebada, con 804.574 hectáreas, siguiendo una tendencia que se inició en el año 2010.
El conjunto de siembras de cereal de invierno refleja un descenso respecto al año anterior en el que han influido los nuevos requisitos de los pagos directos de la PAC, concretamente los relacionados con el pago verde y la obligación de diversificar los cultivos que forman parte de la alternativa de cada explotación.
Producción
Los avances que ha presentado la consejera de Agricultura y Ganadería, con datos del mes de julio, permiten estimar una producción total de cereales de 5,42 millones de toneladas lo que supone un incremento del 2 % respecto a la campaña anterior aunque la superficie se ha reducido un 4 %. La producción de Castilla y León supone el 39 % de la que se prevé cosechar a nivel nacional con unos 13,8 millones de toneladas.
Los rendimientos de cereal han estado condicionados por la climatología adversa, principalmente la ausencia de precipitaciones y altas temperaturas del mes de mayo, con al menos dos golpes de calor, uno a mediados de y otro al final, que han motivado un grano de menor calidad y por lo tanto de menor peso específico.
En todas las provincias se observa un incremento de los rendimientos medios respecto al pasado año excepto en Burgos donde han influido las altas temperaturas al final del ciclo y el exceso de precipitaciones e inundaciones que se produjeron en invierno en comarcas como Las Merindades, que incluso limitaron el poder efectuar las siembras más tardías.
A pesar de esta circunstancia, Burgos es la provincia en la que, según la previsión, va a haber una mayor producción con 1.356.627 toneladas, seguida de Valladolid con 913.953 y Palencia con 874.124 toneladas.
Factores climatológicos
La campaña agrícola se ha visto afectada por las condiciones climatológicas adversas, especialmente del mes de mayo, un mes decisivo en la fase de formación del grano.
Durante toda la campaña, las precipitaciones se han situado moderadamente por debajo de la media pero el reparto de las lluvias ha sido muy desigual: mientras noviembre fue muy húmedo y con temperaturas moderadas, desde diciembre a marzo hubo pocas precipitaciones y en mayo hubo una ausencia total de precipitaciones y temperaturas elevadas que han llegado a superar de 3 a 5º las medias de 30 años de las temperaturas altas, especialmente en la zona sur de la Comunidad.
Esto ha motivado que el desarrollo final de los cultivos haya estado limitado y ha provocado un menor número de granos por espiga unido a una peor calidad del grano con menor peso específico respecto a la cosecha anterior que incide directamente de forma negativa en el rendimiento final por hectárea.
Finalmente, Milagros Marcos ha destacado que otra de las características que se pueden reseñar de la campaña agrícola es la gran variabilidad de los rendimientos medios de las distintas parcelas incluso en un mismo municipio. Esto se ha producido bien por factores como el tipo de suelo y la capacidad de retención de agua, el ciclo de cultivo de las distintas variedades, que en algunos casos han sido más sensibles a los efectos de los golpes de calor; o por cuestiones que cada vez cobran mayor importancia y especialmente en campañas como la actual, relacionadas con la rotación de cultivos y las ventajas que aportan los cultivos mejorantes de la alternativa como las leguminosas y proteaginosas e incluso el barbecho en las tierras de secano.
Importancia del cultivo
Los cereales de invierno aportan de media unos 1.200 millones de euros anuales, representando este valor el 21 % de la Producción Final Agraria y el 44 % de la producción vegetal.
Según datos de las solicitudes de ayudas PAC 2015, en Castilla y León cultivan cereales de invierno 60.336 titulares, con una superficie media declarada por expediente de estos cultivos de 32 hectáreas.
Relevancia económica
El peso del sector agrario en Castilla y León se ha estabilizado en los últimos diez años en la cifra del 5,5 % del Valor Añadido Bruto regional, y el de la industria alimentaria en el 5 %. Por lo tanto, el sector agroalimentario en su conjunto, se sitúa en el 11 % del PIB regional, siendo algo más del doble de su valor en España (4,5%) y casi cuatro veces más que el valor que este sector tiene en la Unión Europea.
En relación al empleo en el conjunto del sector agrario, los afiliados a la seguridad social superan los 100.000, de los que 66.000 corresponden al sector primario y 35.000 empleados por la industria agroalimentaria regional.