Roberto Martín González, responsable de cereales Grupo AN Castilla y León
La comercialización de los cereales se encuentra inmersa en un mercado cada vez más globalizado, que ha experimentado importantes cambios en los últimos años, regulado por la ley de oferta y demanda además de por otros factores poco predecibles (climatológicos, geopolíticos, divisa, etc.) que repercuten directa o indirectamente en el precio al que cotizan los cereales diariamente en cualquier parte del mundo y que le confieren una alta volatilidad, lo que hace ser un mercado atractivo a la especulación.
Concentrar la oferta
En España la oferta está muy atomizada, lo que hace muy débil al sector productor. Solo concentrando la oferta a través de estructuras cooperativas el sector productor será capaz de ser un interlocutor válido, representativo y sólido, lo que le permitirá operar en el mercado de una manera más profesional, organizada y competitiva, consiguiendo mejores precios de compra en los inputs y establecer unos volúmenes de venta de cereales atractivos para la industria, disponibles mes a mes, garantizándose seguridad en los cobros.
En este mercado el tamaño sí importa porque en el lado opuesto tenemos una demanda con una fortaleza de compra cada vez mayor, fruto de la concentración llevada a cabo en los últimos años, que le permite negociar con precios a la baja. Un ejemplo claro en España es la industria harinera, que en los años 70 contaba aproximadamente con unas 1.600 industrias que en la actualidad se han concentrado en poco más de cien, con una producción estable de unos tres millones de toneladas de harina.
Otros factores que influyen son de tipo agronómico, climatológico -‘weather market’- (fenómenos como El Niño, valoración de las futuras cosechas), geopolítico (cierre de fronteras), energético (biocombustibles), logístico (traer 40.000 toneladas de trigo desde el mar Negro a España cuesta lo mismo por tonelada que transportar un camión desde el puerto de Santander a Segovia), mercado de futuros (mercado muy volátil en el que cotizan los cereales y se realizan diariamente miles de contratos; aquí los fondos de inversión juegan un papel importante haciendo subir o bajar los precios), psicología de los mercados (los operadores que se mueve por sensaciones, lo que para el productor es un riesgo impredecible), y otros.
Las variables son múltiples y, aunque a día de hoy un primer análisis nos hace pensar en cierta estabilidad de bajos precios (sobre todo teniendo en cuenta que las dos últimas campañas han sido excepcionales en producción mundial, y se han recuperado notablemente las existencias) no debemos dejar de lado el resto de factores y la volatilidad del mercado. Lo que hoy vale, no sirve dentro de dos horas, por eso debemos vender todos los meses y sacar una buena media en la campaña. Entonces… ¿vendemos o no vendemos?