Emilio González Izquierdo
Con más de 100.000 hectáreas cultivadas por temporada en España y un enorme potencial aún por explotar, la colza se consolida como una alternativa estratégica en la rotación agrícola y no deja de ganar terreno en los campos españoles. Los agricultores de nuestro país, se siente atraídos no solo por su rentabilidad, sino también por sus ventajas agronómicas y su papel clave en la diversificación frente al monocultivo cerealista.
Los diferentes ciclos de la colza
Para la siembra, lo primero que se debe tener en cuenta es el ciclo de cultivo de la variedad. Para ello existen variedades de invierno, que se cultivan en las regiones con mayor superficie como Castilla y León y Cataluña, reservándose las variedades de primavera para Andalucía.
Con la llegada del otoño, se acerca uno de los momentos más decisivos: la siembra de la colza de invierno. Y tras una campaña como la 2025, marcada por abundantes lluvias y rendimientos récord, especialmente en el secano, la colza se perfila como una opción altamente atractiva.
Es muy importante sembrar correctamente para asegurar una buena nascencia, pero, como señalan los especialistas del sector, detrás de una buena cosecha hay siempre una planificación rigurosa, una elección inteligente de variedades y un manejo agronómico preciso desde el primer día.
Variedad adecuada, primer paso hacia el éxito
En aquellas zonas en las que predomina el cultivo de invierno, se deben priorizar variedades con buen vigor inicial, tolerancia al frío y resistencia a enfermedades fúngicas. El sector de las semillas lleva años intensificando sus esfuerzos por obtener variedades híbridas mejoradas genéticamente, más productivas y resistentes a los nuevos retos del campo.
Dentro del abanico de posibilidades existentes en semillas de colza, se deben tener en cuenta, junto con las convencionales, a las variedades Clearfield, resistentes al herbicida para el control de crucíferas.
Algunos de los criterios fundamentales a la hora de escoger la semilla son:
- Rendimiento, estabilidad, precocidad, rusticidad.
- Calidad del aceite: directamente ligada a la rentabilidad y competitividad en el mercado.
- Elongación del tallo y resistencia al frío, al encharcamiento, al encamado.
- Resistencia a enfermedades,
- Dehiscencia (desgrane).
- Eficiencia en el uso del nitrógeno
Una buena nascencia es aquella que permite a la planta llegar al invierno con al menos 8 hojas, junto con un tronco robusto y una raíz bien formada de unos 20 cm de longitud. En este estado, la colza es capaz de aguantar heladas y temperaturas por debajo de 0º.
Preparación y siembra de la colza
La colza agradece suelos bien estructurados, profundos, con buen drenaje y por el contrario, es sensible a suelos con una alta compactación y con tendencia al encostrado.
Cabe destacar que un buen abonado de fondo NPK, que cubra las necesidades de fósforo de la colza, supone un gran empujón para que la implantación sea un éxito.
Elegir el momento óptimo para realizar la siembra es crucial para obtener una buena nascencia. La colza se puede sembrar de principios de septiembre a finales de octubre. No obstante, conviene que el grado de desarrollo de la planta al llegar el invierno sea suficiente para hacer frente a las condiciones climáticas desfavorables, por lo que es recomendable sembrar cuanto antes mejor. El factor diferencial para elegir la fecha de siembra es la humedad. Sembrar en un terreno húmedo es vital y se debe priorizar por encima de la fecha, lo importante es procurar que la semilla encuentre un suelo húmedo, de ahí la importancia de las lluvias otoñales para el cultivo de la colza.
La densidad de siembra de la colza no debe ser alta ya que, en ese caso, las plantas se harían la competencia entre sí. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que un porcentaje de las plantas morirán a causa de las heladas o de las plagas por lo que se suele recomendar una dosis de 50/60 semillas por metro cuadrado. Una ventaja de la colza es que su semilla es pequeña y se puede sembrar prácticamente con cualquier sembradora, tanto en convencional como en siembra directa, respetando en cualquier caso una profundidad de siembra de entre 2 y 3 centímetros que facilite la nascencia.
Una vez realizada la siembra, el manejo de la colza es relativamente sencillo, siempre y cuando se haga un buen control de las malas hierbas desde preemergencia. Al igual que el control de plagas como el caracol, la pulguilla y en zonas húmedas, enfermedades fúngicas como el phoma.
El futuro es amarillo: Europa apuesta por la colza
España aún está lejos de los millones de hectáreas que Francia, Alemania o Polonia dedican a este cultivo. Pero el crecimiento es imparable. La colza ya no es solo una alternativa, es una opción inteligente y rentable.
Pero recuerda, antes de sembrar, asesórate con técnicos especializados, evalúa tu suelo, conoce tu clima, elige la variedad que mejor se adapte y no escatimes en protección temprana.