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sábado, octubre 5, 2024
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La orina humana, solución a la escasez de fertilizantes

Países como Suiza ya fabrican abonos a partir de orín humano, lo que ayuda a reducir el consumo de agua y la contaminación

El alza de costes de los fertilizantes debido a su escasez y agravado por la guerra de Ucrania preocupa a los agricultores. La orina humana tiene el nitrógeno, fósforo y potasio que desde la agricultura intensiva se aplica a base de fertilizantes químicos con su consabida repercusión medioambiental, un alto coste que denuncian algunas voces “y que además ha alcanzado el límite porque procede del petróleo” y de una minería de recursos limitados, según una nota de prensa remitida por la editorial La Fertilidad de la Tierra.

Recientemente se hizo pública una investigación realizada por la Universidad de Hohenheim en Alemania en la que se destaca que el uso de fertilizantes derivados de orina humana puede ser tan productivo como los fertilizantes comerciales, sin riesgo de transmisión de enfermedades.

Es así como en todo el mundo se están llevando a cabo experimentos y proyectos piloto para recolectarla y utilizarla de manera sostenible como fertilizante. Estas iniciativas están en marcha en EEUU con importantes investigaciones y recogidas masivas; en Francia con cientos de puntos de recogida para su uso en los viveros, espacios verdes y jardines; en Suiza ya está autorizado su uso como fertilizante para productos alimentarios; en África y América Latina ya se aplica para cultivo de alimentos con grandes resultados…

Cada vez aparecen más empresas que fabrican abonos a base de orina humana. En Suiza se ha aprobado recientemente un fertilizante comercial llamado Aurin, con plena aprobación para flores y hortalizas.

El agua, recurso escaso

Otro tema a destacar con relación a la orina es el derroche de un recurso tan preciado como es el agua y el enorme gasto en su depuración. Los inodoros son la mayor fuente de consumo de agua en los hogares. Una gestión adecuada podría ahorrar grandes cantidades de este recurso escaso, una necesidad que se hace urgente en nuestro país a medida que el cambio climático agrava la sequía.

¿Es sana la orina?

La orina que excreta una persona sana no es tóxica. Es un abono ecológico como cualquier otro. Si hubiese gérmenes patógenos, estos desaparecen en presencia del amoníaco y por la acción de los organismos de la tierra, algo analizado y comprobado en diferentes estudios.

Por otro lado, recientes investigaciones han mostrado que los residuos medicamentosos presentes en la orina de personas en tratamiento se degradan durante el proceso de mineralización y que el uso de carbón activo los elimina en más de un 98%.

Los orines de los animales que se usan en la agricultura actual para la producción de alimentos tienen más gérmenes patógenos y sustancias tóxicas que la orina humana. Su almacenamiento durante al menos un mes es parte de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud para eliminar patógenos, en ausencia de cualquier otra forma de tratamiento. Este almacenamiento contribuye, de hecho, a la reducción de microcontaminantes orgánicos.

Orina, oro líquido para el huerto y el jardín

Después de su impacto en varios países se publica en castellano el libro “Orina, oro líquido para el huerto y el jardín” editado por La Fertilidad de la Tierra Ediciones. Este es el primer trabajo bien argumentado dedicado a la orina como fertilizante, un manual práctico que nos descubre el inmenso valor de usar la orina en jardinería y horticultura de manera inocua para la salud, lo que permite reciclar y producir al mismo tiempo. Esta edición resume el conocimiento actual sobre el estado legal de este fertilizante natural, además de su valor agronómico, impacto de la sal alimenticia en las plantas fertilizadas, datos sobre salud y medio ambiente…

Reciclar orina evita el desperdicio de agua potable en el inodoro, y el gasto en depurar aguas, a la vez que como abono resulta un verdadero “oro líquido”, un recurso gratuito rico en nitrógeno, fósforo, potasio y sales minerales propicias para el cultivo. El libro aporta datos actuales sobre su valor agronómico y describe cómo orina y compost se pueden combinar ventajosamente y detalla las dosis según se aplique diluida o no diluida y según la periodicidad elegida.

El libro se ha convertido en un revulsivo para dar a conocer las investigaciones y las prácticas comprobadas sobre el uso de la orina en la agricultura. Su autor, Renaud de Looze, es ingeniero agrónomo, apasionado de las plantas, viverista profesional desde 1995 en su finca Palmeraie des Alpes, en Isère, Francia, en donde ha experimentado cómo mejorar la tierra, fertilizarla, resistir heladas, regar con agua de lluvia, etcétera.

En su búsqueda de una economía circular, ha estudiado de cerca los ensayos de recogida y reciclaje de orina que se están haciendo a gran escala en Suiza. Es así como se ha volcado en hacer ensayos comparativos con la orina en la producción de planta para huerto y jardín, además de colaborar con investigadores y profesionales en esta vía. Su meta, además de valorizar un recurso que hoy se considera solo residuo, es alcanzar la autonomía con el abonado adecuado.

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