Emilio González Izquierdo
Las cooperativas agrarias son mucho más que una forma de organización empresarial. Son un modelo de desarrollo rural inclusivo, sostenible y solidario, que permite a agricultores y ganaderos no solo sobrevivir, sino prosperar en un entorno cada vez más competitivo y globalizado.
La cooperativa es una sociedad constituida por personas que se asocian, en régimen de libre adhesión y baja voluntaria, para la realización de actividades empresariales, encaminadas a satisfacer sus necesidades y aspiraciones económicas y sociales, con estructura y funcionamiento democráticos, conforme a los principios formulados por la alianza cooperativa internacional en los términos resultantes de su propia ley (Ley 27/1999, de 16 de julio, de Cooperativas).
Esta ley nos indica que cualquier actividad económica lícita podrá ser organizada y desarrollada mediante una sociedad constituida al amparo de la presente Ley, además define que, las sociedades cooperativas, podrán revestir la forma de cooperativa de primer grado, generalmente enfocadas a la producción, y de segundo grado, que deberán estar constituidas por, al menos, dos cooperativas y que están más enfocadas a la comercialización.
Al margen del marco legal, podemos entender que una cooperativa agraria es una organización formada por agricultores y/o ganaderos, que se unen voluntariamente con el fin de fortalecer su posición respecto al resto de eslabones de la cadena de valor, defender sus intereses comunes y mejorar su situación económica, laboral y social.
Una vez constituida, la cooperativa se encarga de abordar las cuestiones propias de la agricultura y la ganadería, así como sus retos y dificultades, de forma colectiva, lo que le permite obtener y proporcionar a sus socios, soluciones optimizadas para sus explotaciones agrarias.
Representación eficaz
“La unión hace la fuerza”, el refranero no se equivoca, simplemente por el hecho de pertenecer a un colectivo, el productor agrario miembro de una cooperativa ya es más fuerte que el resto. Presentarse como un único interlocutor y mostrar un frente unido ante la administración, los proveedores o los mercados, refuerza sus argumentos, pone en valor sus demandas y le otorga una posición ventajosa en cualquier tipo de negociación.
Otras de las ventajas que aporta una cooperativa es la relevancia a nivel institucional. Las posturas que defiende se consideran habitualmente opiniones a tener en cuenta. Su voz resuena mucho más fuerte en los círculos de poder y sus acciones pueden marcar tendencia e incluso convertirse en auténticos referentes dentro del sector.
No es que el agricultor o el ganadero prescindan de expresar sus opiniones, sino que, gracias a la cooperativa, poseen una herramienta enormemente eficaz para que estas sean escuchadas.
Gestión eficiente
El rol que adquiere una cooperativa mediante la representación de sus socios es un factor diferencial, pero donde realmente marca la diferencia es en la gestión.
Una buena cooperativa agraria trabaja para facilitarle la vida a sus socios. Desde simplificar cualquier tramitación administrativa, hasta conseguir la mejor venta de las producciones, pasando por la compra de insumos y sin olvidar el acceso a una especial formación, financiación, certificación, seguros, etc.
Para multitud de tareas, la cooperativa actúa como un centro de servicios integral, ofreciendo soluciones a medida que responden a las necesidades reales de los productores.
El poder gestionar un gran volumen, tanto en compra como en venta, supone una ventaja competitiva, que a la postre se transforma en mejores precios, en una posición preferente y en una serie de ventajas a las que el agricultor o el ganadero por si solos difícilmente pudieran tener acceso. Algunas cooperativas se encargan del almacenamiento, transformación y comercialización de las producciones de sus socios, llevando a cabo la trazabilidad y el control de calidad de cada proceso, aportando a los productos resultantes un importante valor añadido.
A todo esto, hay que sumarle la gestión administrativa en cuanto a facturación, contratos, trazabilidad, certificaciones, cuaderno de campo, etc. El alivio que supone que un especialista de la cooperativa pueda encargarse de este tipo de tareas es de un enorme valor para los socios.
Asesoramiento técnico experto
Dominar el área agronómica es fundamental para el éxito de una cooperativa agraria. Ya sea propio o externo, el servicio técnico es uno de los servicios más destacados que una cooperativa agraria ofrece a sus socios y también uno de los mejor valorados.
La agricultura y la ganadería modernas requieren un alto nivel de especialización, ya sea en manejo de cultivos, control de plagas, rotación de cultivos o nutrición animal. Para estas tareas las cooperativas suelen contar con técnicos agrícolas, veterinarios, ingenieros y otros especialistas seleccionados en función de las particulares características de cada cooperativa.
La información especializada y el asesoramiento técnico inciden positivamente en la rentabilidad de las explotaciones agrarias. Además, ayudan a los socios a tomar mejores decisiones estratégicas en función de los parámetros que maneja la cooperativa, así como de análisis propios, estudios de mercado, etc.
Los técnicos se encargan de la confección de los planes agronómicos, así como de analizar su viabilidad y su adecuación a los diferentes marcos normativos para que todo esté en regla y puedan acogerse a las ayudas y subvenciones dirigidas a este sector, como la PAC.
Respeto a los principios cooperativos
Las cooperativas agrarias tienen un funcionamiento democrático y transparente. Su base legal se sustenta en los principios universales de las cooperativas, reconocidos por la Alianza Cooperativa Internacional, especialmente en los que encarnan la solidaridad, la democracia, igualdad y vocación social.
El principio de Igualdad es fundamental en la organización de una cooperativa agraria, a diferencia de las empresas tradicionales, donde el poder de decisión suele estar ligado al capital invertido, en una cooperativa cada socio tiene una voz y un voto, independientemente del tamaño de su explotación o su volumen de producción.
De este modo, todos los socios tienen la misma importancia, aunque con diferentes necesidades. Por ejemplo, los pequeños productores pueden necesitar más apoyo técnico, mientras que los grandes productores pueden requerir más servicios logísticos. Una buena cooperativa agraria es aquella que sabe adaptarse a la diversidad de sus socios, ofreciendo soluciones personalizadas que beneficien a todos, sin descuidar las particularidades de cada uno.
Infraestructura y desarrollo rural
Una cooperativa agraria puede convertirse en un centro logístico para sus socios, dotándoles de algunas instalaciones tales como almacenes, silos, cámaras frigoríficas, estaciones de servicio, oficinas, etc.
En muchos casos el socio no podría contar con estas infraestructuras a su servicio de no ser realizadas en común. De este modo, además, permiten reducir costos, mejorar la eficiencia y fortalecer la competitividad.
El impacto de las cooperativas agrarias trasciende el ámbito económico. Son auténticos agentes del desarrollo rural, ya que, generalmente, se encuentra ubicadas en municipios y espacios rurales. Allí generan empleo, fijan población, fomentan la vinculación de los jóvenes con la agricultura y la ganadería. Además, al agrupar esfuerzos, permiten que los pequeños y medianos productores puedan competir en igualdad de condiciones con grandes operadores del sector agrario.
Valor de futuro
En conclusión, Las cooperativas agrarias son mucho más que una forma de organización empresarial. Son un modelo de desarrollo rural inclusivo, sostenible y solidario, que permite a agricultores y ganaderos no solo sobrevivir, sino prosperar en un entorno cada vez más competitivo y globalizado.
“La unión hace la fuerza”, y en el campo, esta frase cobra todo su sentido. Las cooperativas agrarias son la mejor demostración de cómo, trabajando en equipo, se pueden superar barreras, mejorar rentabilidades y construir un futuro más justo y sostenible para el mundo rural.
Hay innumerables ejemplos de éxito en cooperativas agrarias a lo largo y ancho del territorio español. Sus diferentes características y peculiaridades las hacen únicas y al mismo tiempo las une como partes de un modelo real, práctico, y viable de entender la agricultura y la ganadería con mucho futuro.