Joan Joaquim Porqueres. Nufarm España
Se acerca el periodo para establecer los cultivos de primavera y debemos dejar el campo listo y adecuado para poder sembrarlos.
Acabamos de dejar atrás un invierno en el que, en general, las precipitaciones superan los valores normales en el oeste e interior de la península.
Además, hemos entrado en una primavera con lluvias abundantes en estas zonas. En Castilla y León, desde octubre (2023) hasta mediados de marzo (2024) ha habido una precipitación acumulada de entre 150 y 1.000 milímetros por metro cuadrado, según las zonas. Unas condiciones ideales para el desarrollo y proliferación de malas hierbas.
Como hemos comentado en otras ocasiones, los medios disponibles para reducir las poblaciones de las adventicias son la realización de labores y la utilización de herbicidas.
Ambas herramientas son complementarias para el control de malas hierbas e indispensables para el control de aquellas resistentes a los herbicidas. En este caso, es muy importante también considerar la rotación de cultivos.
Los herbicidas son ampliamente utilizados por su efectividad y fácil manejo. Deben aplicarse únicamente bajo criterio técnico.
Hay que identificar correctamente las malas hierbas presentes en el campo; saber cuál es el espectro de control del herbicida que vamos a utilizar; conocer bien el historial de cada parcela, especialmente en el caso de resistencias a herbicidas, y utilizar los herbicidas autorizados por el ministerio para el uso que se le pretende dar.
Para obtener un óptimo resultado, sería ideal tratar las malas hierbas en sus estadios más precoces y con condiciones ambientales favorables para la absorción de aquellos (humedades relativas superiores al 50% y temperaturas suaves de 15-22oC).
En NUFARM, disponemos de un amplio catálogo de herbicidas autorizados (ver tabla) para preparar el lecho de siembra de los cultivos de primavera.
