Ha sido el octavo de los Encuentros Agroprofesionales 2.0, que ha tenido lugar durante el Día Internacional de la Acuicultura, que se celebra cada 30 de noviembre.
Cristina León, subdirectora de Innovación y Tecnología de Itacyl, destacaba que el 57% de la producción mundial de productos pesqueros tiene su origen en la acuicultura, un dato muy relevante si tenemos en cuenta que en el año 2030 habrá 8.500 millones de habitantes en el planeta.
En el encuentro ha estado presente toda la cadena generada en torno a este sector, desde las piscifactorías y los fabricantes de piensos hasta un restaurante, que es quien está en contacto directo con el consumidor. Pero el círculo se cierra incluso más allá, con los centros dedicados a la biotecnología, enfocada a eso que antes era considerado residuo y que hoy se trata como coproducto.
El Centro de Investigación de Acuicultura, situado junto a Segovia, centra su actividad en la mejora de la alimentación animal, pero también dedica parte de su actividad a cuestiones como las vacunas, siempre con la mirada puesta en que la actividad sea sostenible.
Se trata en realidad de un centro muy ligado a la actividad de las compañías, hasta el punto de que Itacyl ha llegado a financiar proyectos de investigación ligados a doctorados para respaldar a aquellas empresas de tamaño pequeño que no tienen capacidad para realizar grandes programas de formación de sus empleados.
La responsable del centro, Ana María Larrán, ha mostrado a los participantes el funcionamiento del centro en relación con el tratamiento del agua, el engorde de los peces y la elaboración de piensos a partir de diferentes materias primas.
También ha destacado que los avances que realiza la entidad en la mejora de los aditivos en piensos van en la línea de lo que están haciendo las casas de piensos.
Respecto a la formación de profesionales para trabajar en este sector, recordaba que “no existe formación reglada como tal”, si bien hay opciones de formación a la carta en caso de que haya demanda.
Por su parte Cristina Tomás, investigadora del centro, ha descrito diferentes aspectos relacionados con el crecimiento de los animales, así como con la mejora del bienestar y la salud de los animales. “Pero incluso vamos más allá e incidimos en cuestiones como la mejora de la calidad final del producto”, con numerosos ensayos relacionados con los cambios en la estructura de los ácidos grasos de la carne del animal en función del tipo de alimentación.
Rodrigo LLancabure, de Dibaq Aquaculture, destacaba que el 90% de las materias primas empleadas por la compañía en la elaboración de piensos es de origen español. El porcentaje restante corresponde a la importación de harinas de pescado.
Para él, la escasez de harinas de pescado en el mercado no es consecuencia de falta de producto, sino de “ha caído la fuerza de trabajo”, ya que no hay personas dispuestas a realizar ciertas labores, como la pesca, tanto en Europa como en otras partes del mundo, empezando por América Latina.
María Polo, de Agrícola Gormaz, destacaba el valor añadido que supone para una pequeña piscifactoría como la suya el pasarse a la producción ecológica, “un paso que nos planteamos porque parecía sencillo”. Sin embargo, se encontraron con la dura realidad de que en España hay muy poco pienso ecológico, mientras que traer de otros países, como Francia, resultaba muy caro”.
Para esta madrileña, emprender en el medio rural e incluso vivir en el propio centro de trabajo “es una elección vital” que solo se hace cuando se ama una actividad como esta. Para ella, se trata sin duda de una ganadería “más llevadera” que otras.
Miguel Sotelo, de BioMar Iberia, recordaba a los presentes que las compañías del sector trabajan con productos finitos, algo que su compañía tiene muy en cuenta, por lo que basa su actividad en tres pilares: rendimiento, precio y sostenibilidad. Así es como BioMar ha llegado a contar con 17 fábricas en cuatro continentes, “dentro de un sector en continuo crecimiento”.
Pero para afrontar ese “tremendo potencial” las industrias se encuentran ante el reto de encontrar nuevas materias primas para los piensos, que sean al mismo tiempo competitivas, sostenibles y que permitan obtener un producto con las características que demanda el mercado.
Comparte ese amplio recorrido para seguir creciendo Fabián Simón, de la compañía Ferod, muy centrada en la línea de alimentación animal, “que nos parece tan interesante como la alimentación humana”.
Además de describir la crianza de la rana, que posee una fase acuática y otra de animal anfibio “al que hay que enseñar a comer”, analizó las vías para obtener financiación que exploró la compañía cuando detectó un nicho de mercado que se podía cubrir. En ese sentido, reclamó una forma de trabajo que permita captar unas ayudas europeas que, de lo contrario, “se pierden”.
Luis Miguel Sánchez, de la compañía Piszolla (Grupo Aqualande), señalaba que la compañía produce bajo la directriz ecológica en dos de los nueve centros que posee en España y destacaba la creciente preocupación por la sostenibilidad del consumidor.
Con vistas a la comercialización, se busca una figura de calidad para la trucha obtenida en sus centros, “para lo que bien podría servir Tierra de Sabor”.
Su trayectoria profesional le ha permitido comprobar el “gran desconocimiento” que existe en el público respecto al sector de la acuicultura. Sin ir más lejos, quienes visitan las instalaciones se muestran muy sorprendidos de que se vacune a los peces, además de realidades como el que se trate de una actividad respetuosa con el medio ambiente. “Por ejemplo, llama la atención el que no consumamos agua, puesto que nosotros la tomamos, la tratamos y la devolvemos”.
Sánchez también destacó la paradoja de que la FAO reconozca la necesidad de que el sector crezca, mientras las presiones de colectivos ecologistas y animalistas “impiden ese desarrollo”. Se trata en todo caso de una contradicción “que solo se da en Europa”.
Por lo demás, el representante de Piszolla destacó que el reto de la acuicultura es sobrevivir a la crisis climática, dada su dependencia de la lluvia y ante una demanda cada día más importante de que la actividad económica sea sostenible.
Aunque el reto del relevo generacional es complejo. Si bien se incorporan perfiles profesionales muy cualificados, como biólogos, “es muy difícil que alguien se traslade al medio rural si no posee un vínculo personal con el pueblo al que va”.
Juan Pablo Vázquez, del restaurante segoviano San Marcos, subrayaba la creciente demanda de un producto de calidad por parte del público. En su caso, aprovecha la cercanía a Mercamadrid (una hora de viaje) para invertir la noche del jueves al viernes en surtirse de todo tipo de pescado y marisco. También de las ancas de rana que el restaurante lleva preparando desde que lo pusieron en marcha sus abuelos, en los años 50.
Pedro Morán, de Somacyl, la sociedad pública de Infraestructuras y Medio Ambiente de Castilla y León, destacaba el papel de la entidad en defensa de la trucha común, de la que maneja 18 líneas genéticas de diferentes ríos de la comunidad.
Somacyl cría estos animales y efectúa repoblaciones en función de las necesidades de los diferentes cursos de agua, aunque “también hacemos de reservorio genérico para diferentes ríos”.
Desde su experiencia, destaca el papel de la trucha como “motor socioeconómico” de los territorios, dado que es capaz de atraer a pescadores, pero también de sostener un turismo familiar y de naturaleza.
Ignacio de la Fuente, de la Consejería de Medio Ambiente, lamentaba que la declaración de la trucha arcoíris como especie invasora “generó animadversión” respecto a la acuicultura continental, “cuando se trata de una especie inocua porque no se puede reproducir en el medio natural”. “Por eso es una especia muy adecuada para la pesca deportiva”, subrayaba.
Para él, una de las responsabilidades del sector reside en evitar el escape de animales no autóctonos. En el caso de las ranas, recuerda que conoció a Fabián Simón, de Ferod, y le propuso trabajar con especies zamoranas, de modo que esos posibles escapes no supusieran una amenaza.
El sector, además, debe hacer frente a varios problemas. Sin ir más lejos, ha habido dos piscifactorías de Castilla y León que han debido cerrar sus puertas por falta de agua.
Alberto Font, jefe de Sanidad y Producción Animal de la Consejería de Agricultura, defendía el papel de la Administración, puesto que toda actividad económica debe tener un control sanitario y ambiental. Un control que también permite a las compañías “atender la demanda del consumidor”.