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sábado, septiembre 27, 2025
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La industria se vuelca con la solución ‘bio’ para afrontar nuevos retos

Grandes compañías se vuelcan con la investigación para hallar alternativas a los productos de síntesis. Su mirada va mucho más allá de lo ecológico y ponen el acento en productos de base natural y bioestimulantes. Gran parte del protagonismo recae en el suelo

Ricardo Ortega

El agricultor europeo tiene muy claro que cada vez son menos las materias activas autorizadas para ayudar a la sanidad de los cultivos, dentro de una tendencia que incluye la reducción más o menos drástica de los abonos de síntesis, habitualmente etiquetados como ‘químicos’.

En este escenario ganan peso específico las compañías que llevan décadas trabajando por hacer las cosas de otro modo, en una apuesta por la tecnología, por los nuevos productos, dentro de una visión que incluye lo ecológico, los bioestimulantes, pero que va más allá y otorga gran parte del protagonismo al suelo.

Mikel Domínguez, jefe de Producto de Timac Agro España

“Está demostrado que el uso de productos especiales ayuda a disminuir la utilización tanto de fertilizantes convencionales como de tratamientos fitosanitarios”, apunta Mikel Domínguez, jefe de Producto de Timac Agro España. “Si bien es cierto que cada día se limitan las materias activas, existen alternativas naturales y sin residuos que pueden suplirlas”, recalca.

La compañía se dedica a investigar, elaborar y comercializar todo tipo de insumos nutricionales para la agricultura, así como productos biológicos para la protección vegetal. “Timac Agro cuenta con productos diseñados para prácticas convencionales y con líneas específicas para prácticas ecológicas. Hace tres años lanzamos al mercado una línea completa de productos exclusivamente ecológicos, InnovaBio, que ofrecen una solución integral durante todo el ciclo de los cultivos. Una gama que va acompañada de un equipo de técnicos para el asesoramiento en agricultura ecológica”, describe.

“Los esfuerzos de nuestra compañía se dirigen hacia la agricultura sostenible y la agricultura ecológica, que en cierta medida van alineadas. Nuestro objetivo es seguir encontrando nuevas vías más eficientes para solucionar las problemáticas de los diferentes cultivos, sin perder de vista la rentabilidad”, señala.

Existen multitud de prácticas que pueden ayudar al productor a mantener en buenas condiciones el suelo, como la rotación de cultivos o estrategias de agricultura de conservación. Sin embargo, para Domínguez “cada vez se tienen más evidencias de que la agricultura del futuro pasa por cuidar el sistema suelo-planta, en cuya salud y rendimiento los microorganismos desempeñan un papel clave”.

Por eso se habla de productos diseñados pensando en los nutrientes del suelo, pero que además buscan mejorar su salud y estructura, y también potenciar las poblaciones de microorganismos beneficiosos. “La consecuencia es el incremento de la fertilidad y la salud natural del suelo”, recalca el responsable de Timac Agro.

Agricultura del conocimiento

Javier Puchades, Seipasa

Radicada en la Comunidad Valenciana pero con implantación nacional, Seipasa trabaja con la mirada puesta en la tecnificación del campo y en lo que su director de Comunicación, Javier Puchades, describe como “la agricultura del conocimiento”. “No defendemos una supresión de los tratamientos de síntesis química, sino una mejor utilización de la agricultura de gestión integrada de plagas y enfermedades”, advierte.

Lo que propone al agricultor es reducir el número de tratamientos fitosanitarios de síntesis “y reemplazarlos por aplicaciones basadas en tratamientos biológicos a partir de soluciones debidamente registradas y certificadas”. “Con ello podemos obtener cosechas libres de residuos químicos y de la máxima calidad, pero eso solo se consigue a través del conocimiento”, destaca. Es decir, diseñar la estrategia adecuada, seleccionar los tratamientos y definir qué productos debemos aplicar en cada momento “implica un cambio de paradigma en el que no solo entra en juego el factor fitosanitario, sino también el ambiental y el técnico”.

Seipasa se define como una empresa de biotecnología aplicada a la agricultura. Desarrolla tratamientos de origen natural para la protección, la bioestimulación y la nutrición de los cultivos a partir de activos de origen botánico y microbiológico. Trabaja sobre cuatro líneas de producto (bioinsecticidas, biofungicidas, bioestimulantes y nutricionales) destinados a cultivos de alto valor añadido y libres de residuos químicos.

Desde 1997 impulsa el concepto de agricultura “de residuo cero”, basada en una asociación de herramientas (soluciones de origen biológico combinadas con tratamientos de síntesis química cuando sea necesario) que, aplicadas de forma adecuada, permiten obtener una cosecha “libre de residuos químicos”.

Por ejemplo, “tenemos una línea de investigación muy importante acerca de la aplicación de microorganismos en agricultura. Llevamos años trabajando con ‘Bacillus subtilis’ en una línea muy fructífera que nos ha permitido ampliar nuestro portafolio de biocontrol y bioestimulación con nuevas referencias registradas”, apunta Puchades.

También ha dedicado mucho esfuerzo a asegurar la estabilidad de las formulaciones, lo que implica “mantener la misma concentración de activo en cualquier latitud y ante cualquier condición de aplicación por extrema que sea”.

La salud del suelo

El suelo ha sido durante años uno de los grandes olvidados de la agricultura. Es una cuestión física y química, pero también cultural. En su manejo y cuidado no solo intervienen las labores o trabajos realizados sobre él, sino también qué tipo de tratamientos se aplican y qué efectos tienen sobre los organismos que habitan en él.

Adrián Ferrero, CEO y cofundador de Biome Makers

Adrián Ferrero, CEO y cofundador de Biome Makers, recuerda que el microbioma del suelo es la comunidad de microorganismos que incluye bacterias, hongos, arqueas, virus y protozoos que viven en el suelo. Estos microorganismos “desempeñan roles cruciales como el ciclo de nutrientes, la descomposición de materia orgánica, la mejora de la resistencia al estrés en las plantas, la inhibición de patógenos de las plantas y la promoción del crecimiento mediante la producción de hormonas y metabolitos beneficiosos”.

La salud del suelo se refiere a su capacidad para funcionar como un ecosistema vivo que sustenta plantas, animales y humanos. “Aunque tradicionalmente se enfocaba en sus aspectos físicos y químicos (como textura, nutrientes y pH), ahora se reconoce que la biología, especialmente el microbioma del suelo, es esencial para una verdadera salud y sostenibilidad del suelo”, destaca.

Los agricultores pueden mejorar la salud de la tierra agrícola adoptando prácticas regenerativas como el uso de cultivos de cobertura para proteger y enriquecer el suelo, reducir las labores para preservar su estructura y microbioma, rotar los cultivos y aplicar materia orgánica, como compost o estiércol.

“Además, la optimización del riego y los insumos agrícolas, junto con el análisis de la calidad del suelo y del agua, son fundamentales y se pueden complementar con el uso de biofertilizantes para fortalecer la estructura y biodiversidad del suelo”, apunta el responsable de la compañía, quien destaca el desarrollo de herramientas como la tecnología BeCrop para analizar el microbioma del suelo, “con el fin de ofrecer recomendaciones agronómicas personalizadas tanto de productos como de prácticas de manejo”.

Fertilización orgánica

Camino García, directora general de AEFA

Compañías como estas trabajan agrupadas en la Asociación Española de Fabricantes de Agronutrientes, AEFA. Su directora general, Camino García, defiende el cuidado del suelo “de todas las maneras posibles”, entre ellas mediante la fertilización orgánica, que es “altamente sostenible”. También mejora notablemente la estructura del suelo, “promoviendo una mayor retención de agua y aireación”, fomenta la actividad microbiana y la biodiversidad y fortalece los ciclos naturales de nutrientes. “Además, mejora la capacidad de almacenamiento de carbono y disminuye la erosión y degradación de la tierra”, recalca.

En su opinión resulta vital un correcto manejo. Por ejemplo, mediante uso de abonos orgánicos, realizando rotación de cultivos, estableciendo cultivos de cobertura… y con un aporte de minerales y nutrientes que mantengan un equilibrio adecuado.

Por eso para ella la solución es más amplia que la denominada agricultura ecológica. “Debemos enfocarnos en la innovación como la vía para aumentar la productividad agrícola de una manera sostenible”, en el sentido de combinar la producción ecológica con la aplicación de soluciones tecnológicas que, “siendo también respetuosas con el medio ambiente, permitan un incremento en el rendimiento y la calidad de los cultivos”.

“Es prioritario cuidar el medio. La investigación permite desarrollar formulaciones específicas dirigidas a condiciones climáticas, situaciones y patógenos concretos, por lo que los bioestimulantes y el biocontrol se posicionan como la vía más importante de investigación, innovación y desarrollo”, recalca Camino García.

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