Los forrajes de alta calidad de Castilla y León tienen su excelente mercado, tanto por precio como por demanda, en los países árabes y China, aunque ahora se están encontrando con serias dificultades de logística. La crisis sanitaria del coronavirus ha motivado que la producción se detuviera en enero en el país asiático, de manera que el tráfico de mercancías también se detuvo y ahora apenas hay contenedores de vuelta en los que transportar el forraje desde España.
Esta situación ha traído consigo retrasos en que las deshidratadoras puedan atender la demanda de sus clientes árabes y chinos. El 50% del forraje castellanoleonés va a la exportación. Si la situación actual se prolonga en el tiempo es posible que haya problemas de almacenamiento, más teniendo en cuenta que la campaña de este año se presenta con buenos perspectivas en cuanto a producciones.
Rafael Rubio, gerente de Forrajes y Proteínas, confía en que a partir de agosto se haya normalizado todo. Los precios del transporte en contenedor han aumentado desde comienzos de año por las adaptaciones de los buques a usar combustible menos contaminante. La cancelación de los aranceles con Estados Unidos hacen también que el valor del forraje sea menor. “A pesar de todo, los precios siguen siendo atractivos para exportar”, concluye el gerente de Forrajes y Proteínas.
“Los animales comen todos los días”, dice Felipe González, gerente de la Compañía Forrajera de Castilla y León (Cofocyl), ubicada en Santervás de Campos. Con esta afirmación dice de manera implícita que el forraje castellanoleonés sigue teniendo el mercado extranjero abierto a pesar de las dificultades actuales de transporte. En marzo se han notado mucho los efectos de la pandemia, pero González confía en que a partir de mayo vaya todo mejor.
Estas semanas han dado prioridad para servir “a quien no podía esperar”, y ha habido la fortuna de que la crisis ha coincidido con la época de menor actividad. Y es habitual que el cliente no cambie de proveedor cuando está satisfecho de la compra que hace.