Lara Arias
El sector ganadero-cárnico es objeto de múltiples ataques por su supuesto papel en el cambio climático, acusado de ser uno de los principales causantes. Datos recientes del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD) muestran que el sector ganadero representa solo el 9,8% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero en España, frente a sectores como el transporte o la industria.
En el marco del Día Internacional contra el Cambio Climático, representantes del sector porcino español han reiterado su compromiso con la sostenibilidad y han desmentido informaciones que, según ellos, buscan tergiversar su labor en la gestión ambiental, especialmente en la gestión de purines. “La contribución de la ganadería es considerablemente inferior a otros sectores clave”, destaca Giuseppe Aloisio, director general de ANICE, defendiendo que el sector ganadero es parte de la solución y no del problema.
En paralelo, la Interprofesional del Porcino de Capa Blanca (Interporc) ha impulsado varias iniciativas en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, especialmente en lo que respecta al ODS 13 sobre acción climática. Alberto Herranz, director general de Interporc, resalta que las acciones implementadas han logrado una reducción del 43,6% en emisiones de gases de efecto invernadero y del 49% en emisiones de amoniaco por cabeza de ganado entre 1990 y 2022.
Entre las áreas clave de trabajo destacan la gestión sostenible de purines, el uso de energías renovables, la optimización del agua y la apuesta por tecnologías innovadoras que mejoran los procesos productivos. “El sector porcino está comprometido no solo con la reducción de su impacto climático, sino también con la transición hacia energías limpias”, subraya Herranz.
Desde el sector ganadero, reconocen los desafíos ambientales actuales y, en respuesta, han destinado esfuerzos significativos en los últimos años para mejorar sus prácticas de sostenibilidad, como el Análisis de Ciclo de Vida (ACV) que permite establecer y conocer el impacto ambiental de la cadena ganadero-cárnica (huella de carbono y huella hídrica).
Esto incluye la puesta en marcha de medidas de preservación ambiental, medidas para la optimización del uso de recursos hídricos y la adopción de estrategias para mitigar los impactos del cambio climático.
Las voces de las granjas
Miguel Ángel Ortiz, presidente de la Federación de Productores de Porcino de Castilla y León (Feporcyl), manifestaba ante el tratamiento de la ganadería de porcino a los purines que “tenemos una correcta gestión del purín, y el problema real es que, en muchas zonas, no tenemos suficiente purín debido a la baja producción”, declaró Ortiz, haciendo referencia a los cambios en la alimentación de los cerdos, que han reducido la cantidad de purín generado.
Ortiz explicó que en colaboración con la Junta de Castilla y León, el sector está trabajando para mejorar la implementación de normativas que regulen la producción de purín. “En comunidades como Cataluña ya está implementado un sistema adecuado, y nosotros estamos avanzando en esa dirección”, afirmó.
De hecho, la producción de purines resulta deficitaria y supone en ocasiones un “problema” para el abonado del cultivo. Las restricciones y el control de los mismos ha generado un déficit en su cantidad. Miguel Ángel Higuera, director de Anprogapor, la Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino, destacó que España es deficitaria en fertilización y que el purín es un recurso valioso que debería gestionarse de manera estratégica. “Es un fertilizante orgánico con gran valor, pero a menudo está denostado por su olor”, comenta Higuera, subrayando la necesidad de un plan estratégico que contemple el uso de purines y otros fertilizantes de manera equilibrada para evitar el impacto en el suelo y el agua.
El sector porcino español continúa trabajando para cumplir con sus compromisos climáticos y contribuir activamente a la sostenibilidad del planeta.