Natalia Lozano
El continuo calor de estas últimas semanas está afectando significativamente a las explotaciones ganaderas y esto repercute directamente en la producción. Jorge Hernández dueño de Granja la Sielma, una explotación de terneras situada en la provincia de Zamora, cuenta a Revista Campo como “este año se ha notado el calor mucho más que los anteriores, las olas han durado muchos días y ha afectado bastante a las vacas”.
Sistemas de refrigerado
A pesar de que su explotación cuenta con ventiladores, ha tenido que invertir en más dispositivos porque no eran suficientes para mantener el bienestar de su ganado. “Precisamente hoy vienen a instalarme más ventiladores. Teníamos en la nave de las vacas recién paridas, pero ahora hemos ampliado a las demás zonas para que se reduzca la temperatura de estos días”, comenta el ganadero.

La inversión en sistemas de refrigerado para las naves es muy importante, pero Hernández lamenta que “hay veces que no podemos invertir en todo lo que necesitamos porque no sabemos si luego vamos a recuperar esa inversión”.
EL ganadero nos cuenta que normalmente “los ventiladores suelen arrancar sobre las 12 de la mañana, y estos últimos días a las 10 de la mañana ya están funcionando, hasta entrada la madrugada. Tienen una temperatura media de 25 grados”.
Bajada de producción
Además de realizar un esfuerzo económico, estos días baja en gran parte la productividad de las vacas y esto conlleva una repercusión económica. “Baja mucho la fertilidad porque el tema de los celos baja también. Especialmente a las vacas de leche las afecta mucho el calor, no se cría igual que una vaca de campo. Les exigimos mucho más y por ello hay que darles unas condiciones óptimas”, indica Hernández.

Las altas temperaturas afectan la nutrición, fertilidad y bienestar del ganado destinado a carne y leche. “Un animal estresado consume menos alimento y esto afecta su rendimiento”, asegura Hernández. Además de las pérdidas económicas causadas por la baja eficiencia productiva. “La producción ha bajado notablemente estos días, la intranquilidad en las vacas se nota, están mucho tiempo de pie, comen menos y eso repercute en su producción”, lamenta el ganadero.
Cambios de rutina
El objetivo es buscar la máxima comodidad y que las vacas estén más tranquilas. “El estrés producido por el calor las pone muy nerviosas”. Por este motivo en esta explotación intentan aplicar otras medidas que puedan mitigar este estrés térmico. “Desde el mes de mayo cambiamos las rutinas en las comidas, les proporcionamos el alimento a última hora de la tarde para que la comida esté más fresca y así facilitar su consumo y nos está funcionando bastante bien”, indica Hernández.
En cuanto al agua, también hay un mayor consumo. “Lo tenemos sistematizado a libre disposición. Hacemos análisis para comprobar que esté todo bien, y además por norma cada cierto tiempo se coge una muestra para comprobar que no haya patógenos que puedan afectar a las vacas”, reconoce el ganadero.
Aunque las olas de calor están afectando significativamente en su granja, Jorge Hernández cuenta que por suerte no están en la zona de los incendios. Están siendo unos días complicados para todos, pero nosotros por suerte no estamos en la zona de los incendios, pero si estamos notando que la calidad del aire es muy mala y está llegando hasta nuestra zona”.
Repercusión en las ganaderías de ovino
Las consecuencias del estrés por calor en las ovejas también tienen una importante repercusión. Desiré Domínguez se encarga, junto a su hermano, de una explotación de ovejas en la provincia de Salamanca y nos traslada la importancia de los cuidados en su rebaño en estos días de calor. “Las ovejas tienen que salir haga el tiempo que haga, por eso estos días intentamos que tengan siempre agua disponible y zonas de sombra para que puedan descansar bien”.

Desiré saca a su rebaño temprano al campo, “a primera hora se ve que están más tranquilas, a medida que va subiendo el calor se las ve más estresadas”, indica la ganadera. A última hora de la tarde las recoge y las lleva a la nave para que descansen por la noche. “La nave está ventilada y hace corriente y así por la noche pueden descansar mejor”.

Respecto al consumo, “sí que se nota que aumenta el consumo de agua y baja el consumo de comida, porque el calor las afecta mucho”, afirma Domínguez.

La ganadera explica que intentan en todo momento que su rebaño tenga las mejores condiciones posibles, “pero al final al salir al campo es inevitable el calor, incluso a alguna oveja mayor les ha llegado a dar golpes de calor. Ahora ellas hacen una labor fundamental a pesar de las altas temperaturas tienen que salir a alimentarse. Además, limpian el campo y se comen toda la maleza, esto ayuda a prevenir incendios y que las zonas bajas de los montes estén limpias de rastrojos”.
