Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos ha pedido al ministerio, en el marco de una reunión mantenida recientemente con la Subdirección General de Sanidad e Higiene Animal y Trazabilidad del MAPA sobre los cambios reglamentarios que regirán los próximos programas de erradicación de la tuberculosis bovina, que en los diagnósticos para la tuberculosis bovina se utilicen aquellos diagnósticos que sean más fiables.
El Reglamento Delegado 2020/689, que entra en vigor en abril de 2021 y previsiblemente afectará a los programas de erradicación a partir de 2022, equipara las pruebas de diagnóstico de intradermotuberculinización (IDTB) con la gamma interferón que, hasta ahora, venía siendo complementaria.
La organización ha podido conocer que, según el MAPA, la nueva prueba de gamma interferón que se aplique como prueba de rutina sería distinta a la actual y tendría la misma sensibilidad y especificidad que la IDTB. No obstante, serán las comunidades autónomas las que tomarán la decisión sobre su uso y las condiciones para ello.
En este sentido, Unión de Uniones tiene serias reservas respecto a su especificidad, responsable frecuente de falsos positivos. En opinión de la organización, aun mejorando la fiabilidad del gamma interferón, la IDTB debería tener preferencia absoluta en las pruebas de diagnóstico, ya que tiene un menor coste y permite la lectura de resultados en presencia del ganadero.
Por ello, la organización pide que el gamma interferón como prueba de rutina se utilice únicamente a petición de aquellos ganaderos para los que pueda suponer una mejora respecto a la IDTB.
El problema viene de lejos con más de 250.000 sacrificios
“En nueve años se han sacrificado 255.428 bovinos para el control de la enfermedad, según los informes finales de los programas nacionales, con resultados muy pobres y hasta en ocasiones nulos, con unas consecuencias sangrantes para el sector”, aseguran desde la organización. “Deben plantearse un cambio en la forma de trabajar y contar con los ganaderos en la elaboración de planes de erradicación”.
Asimismo, la organización considera que no tiene sentido hablar de erradicación cuando ha quedado patente que, ante una población de fauna salvaje que actúa como reservorio y con un censo en aumento, los rebaños saneados acaban infectándose. De hecho, Unión de Uniones cree que es importante que la investigación vaya hacia una vacuna para controlar la enfermedad.
También considera necesario flexibilizar la calificación sanitaria y de los terneros, a los que se les debe poder realizar una prueba para que se puedan vender a cebaderos limpios en caso de que den negativo; aliviando así la principal problemática económica que causa el saneamiento.
La organización también solicita ayudas para incrementar la bioseguridad en las explotaciones, incorporar otros mecanismos como el análisis y estudio de microbacterias ambientales, utilización del protocolo de alérgicos y planes de seguimiento individualizados para explotaciones reincidentes y un incremento de las indemnizaciones por sacrificio.
Igualmente reclama la necesidad de coordinar los criterios y pruebas entre CCAA, lo que se podría hacer a través de un comité asesor científico a nivel del MAPA para homogeneizar pruebas, como se hizo con la enfermedad de Aujeszky.