Ricardo Ortega
La comarca zamorana de Sayago acogerá en enero de 2026 el primer matadero de ranas de España, un verdadero hito dentro del sector si tenemos en cuenta que en el mundo hay menos de 20 mataderos habilitados para vender en la Unión Europea.
Paula Andrea Echenique es cofundadora y directora de la compañía Grenoucerie, que cuenta con ocho empleados, pero alcanzará la veintena cuando la compañía pueda trabajar a todo ritmo.
Fabian Simón -cofundador- es hijo de un tratante de ganado de Carbellino de Sayago y desde muy joven sabe lo que es madrugar los lunes para acudir al mercado de Salamanca. Se formó como ingeniero agrónomo y en el proyecto de fin de carrera diseñó un matadero de ranas, que ahora pondrá en marcha.
Gracias a ello cumplirá su sueño de vivir y trabajar en la comarca en la que nació, de grandes valores estéticos y etnográficos, pero con una orografía que hace muy difícil vivir del campo: Sayago se asienta sobre un batolito, una gran masa granítica que dificulta enormemente practicar la agricultura.
Un proyecto en expansión
Los principales clientes de Grenoucerie aparte de distribuidores nacionales e internacionales de ancas de rana, tambien universidades, zoológicos y distribuidores petfood.
Recientemente cuenta con autorización para la venta a restaurantes y tiendas de alimentación, aunque el plan es empezar a sacrificar y vender la carne durante los primeros meses del próximo año.
Fabián Simón dirige en realidad diferentes compañías; por un lado se dedica a la cría de ranas y su comercialización, pero por otro lado trabaja en establecer una red de integración, como en otras ramas de la ganadería. Una forma de trabajo que le permitiría generar una economía de escala en la que se reduce al máximo el coste de producir cada unidad de producto.
El sistema planteado permitiría al ranicultor integrado encontrarse en cualquier parte de la Península. El animal se entregaría al granjero ya en estado de rana, con un gramo de peso, y el pienso.
Entre seis y ocho meses después, cuando la rana pese entre 45 y 50 gramos, realizará el viaje en sentido inverso, dentro de contenedores de agua fría y en perfectas condiciones de bienestar animal.
Esta fórmula permitiría “democratizar” la cría, según Simón, gracias entre otras cosas a que el integrado contaría con un robot para vigilar los animales y alimentarlos, además de para avanzar en la mejora genética.
La inversión que debería realizar el ranicultor integrado se situaría entre los 40.000 y los 50.000 euros, lo que incluye la adquisición de una impresora 3D con la que fabricar tanto el robot como sus piezas de repuesto. El diseño estará disponible a mediados de 2027. Mientras tanto ya se está trabajando en la gestión burocrática de las integraciones.
Consumo en España
La demanda sigue creciendo en España. “Disponemos de un análisis de producción, de importaciones y de precio que así lo demuestran”, apunta el empresario. En nuestro país el precio sube a un ritmo del 30% anual.
La demanda se concentra en determinadas zonas de la Península, como el entorno de la antigua Ruta de la Plata, Levante o el delta del Ebro. También en zonas que acogen turistas de determinados orígenes, como los franceses. Es el caso, por ejemplo, de los archipiélagos balear y canario.
Este año Grenoucerie lleva comercializadas 40 toneladas de ancas de rana, “aunque podían haber sido muchas más porque la demanda es muy grande”, recalca.
Capturas ilegales en España
El nicho de negocio sigue aumentando al mismo tiempo que se agotan algunas de las grandes zonas productoras del mundo por una mala gestión. Es lo que ha sucedido en países como India o Bangladesh, y posteriormente en determinados países del sudeste asiático. “Son países que están matando la gallina de los huevos de oro, que nos obligan a localizar nuevos países para importar”. Azerbaiyán es uno de los últimos.
Pero las capturas ilegales y no controladas no son exclusivas de tierras lejanas. En España se estima una captura ilegal de 50 toneladas al año.
La consecuencia es que llega al consumidor una carne de peor calidad, procedente de unos animales peor alimentados que los de la ranicultura, además de peor sacrificados, lo que hace que la carne dure menos tiempo en condiciones aptas para el consumo.
Un aljibe de un millón de litros
Las instalaciones de Grenoucerie se encuentran en Carbellino de Sayago, junto al embalse de la Almendra, que le proporciona una fuente de agua constante. A pesar de contar con esa fuente fiable, la nave de la compañía se ha diseñado con un aljibe con capacidad para un millón de litros.
Gracias a él, en el último año no se ha usado otra agua para la cría de las ranas que la procedente de la lluvia.
Para alimentar a los renacuajos, la compañía produce clorela, el alga unicelular conocida por su eficiencia fotosintética y por su alta proporción de proteína y otros nutrientes.
Para los ejemplares adultos se emplean piensos flotantes, procedentes de pescados como la trucha, la perca o el pez gato. A medio plazo la idea es elaborar ellos mismos esos piensos.







