Las circunstancias que impone desde hace una año la COVID-19 han marcado el ritmo de esta próxima campaña de patata “con mucha incertidumbre”, desde antes de que comiencen incluso las siembras. Eduardo Arroyo es el presidente de la Asociación de Productores de Patata de Castilla y León (Appacyl).
-¿Cómo fue de la campaña 2020? ¿Habrá diferencias en esta?
-La campaña empezó mejor de lo que se esperaba y los primeros arranques estuvieron marcados por una patata de calidad, con poco exceso de producto y precios en torno a los 22 céntimos. Eran patatas encaminadas mayormente a los lineales y no al canal Horeca. Por consiguiente, nos referimos a patatas de lavado y no de saco o sucio, que luego llegarían más tarde.
Todo esto en la primera quincena del mes de julio. Continuó hasta casi mediados de agosto, cuando ya empezamos a ver que el mercado se iba haciendo más pesado y empezaban ya los problemas típicos de las patatas de lavado de segunda categoría o de no lavar, de sucio,, lo que repercutió en la paulatina caída de precios, ya por debajo de los 18 céntimos.
Con este mercado ya muy lento llegamos a mediados de septiembre, con un mercado hundido por la presión de las patatas de industria, y de sucio, de no lavado, sin posibilidad de colocar toda la mercancía por falta de compradores en el canal Horeca.
Se hundió completamente, y aún más cuando el 1 de octubre los grandes embolsadores se marchan a comprar producto francés. Esto fue la puntilla para esta fatal campaña.
A día de hoy, quedan bastantes partidas de patata agria de invierno que tienen una muy difícil salida, con precios muy bajos y descuentos muy altos.
Por supuesto que esto nos hace tomar nota para el año que viene, ya que las circunstancias que tenemos a día de hoy son similares a las del año pasado, sin perspectiva de mejora a corto plazo.
-¿Habrá más o menos superficie de cultivo en la región castellanoleonesa? ¿Se repetirá la escasez de demanda de la de saco?
-Para este año, las previsiones que se manejan son que se plantará menos superficie de patata en Castilla y León. Esta superficie podría estar en torno a las 17.000 hectáreas, influido todo por los malos precios de final de campaña y la presión que sigue haciendo la COVID-19 sobre los movimientos en los mercados de saco de sucio en todo lo relacionado con el canal Horeca.
-¿Tiene Castilla y León potencial para producir más patata para el lavado, como demanda el mercado?
-Las siembras de este próximo deben ir encaminadas más hacia patatas de lavado para embolsadores lineales y grandes superficies y menos para restauración, hoteles y cafeterías, que seguirán gravemente afectadas por los efectos de la pandemia.
Pensamos que Castilla y León tiene superficie potencial para proporcionar suficiente cantidad de patatas de lavado para llegar perfectamente hasta el 1 noviembre. Los lineales y embolsadores tienen que ser pacientes antes de marcharse a comprar patata francesa como han hecho este año, obligando a dejar a muchos cultivadores de Castilla y León a no poder introducir su producto en el mercado.
-¿Qué debe hacer el patatero de Castilla y León para que la actividad le resulte rentable esta campaña?
-Lo mencionado anteriormente. Nos hace pensar que al tener que ir encaminadas las siembras más hacia patatas de lavado, por las circunstancias expuestas, supondrá que tenemos que ser conscientes de que no todas las parcelas que se siembren sirven para lavado, y los cultivadores de patata deben ser muy escrupulosos a la hora de elegir sus parcelas y sus variedades.
-¿Qué le parece la reciente constitución de la interprofesional de la patata en Castilla y León?
-La constitución de la interprofesional este año me parece algo muy positivo. Creo que con ella se puede dar un gran paso en este sector que nunca antes había estado unido. Ayudará a que trabajen con objetivos comunes y de forma conjunta los operadores, organizaciones agrarias, agricultores, Urcacyl y posiblemente, en un futuro, con la distribución, como ya ocurre en Francia. En nuestro país vecino llevan ya más de 40 años obteniendo unos resultados excelentes, trabajando unidos, lo que ha conllevado que se haya consolidado uno de los sectores más potentes de la agricultura francesa.
La interprofesional se ocupará de la formación e información a los cultivadores; de la información a los consumidores; de todos los temas de plagas, enfermedades, etc.; de los destríos en años complicados con excesos de producción y, sobre todo, de la promoción del producto terminado. Una promoción dirigida a todos los sectores de la sociedad, con especial interés en los jóvenes, que son los futuros consumidores, puesto que ellos consumen en la actualidad, mayoritariamente, pasta en vez de patata.
Appacyl es parte activa de la interprofesional. Formamos parte de ella, hemos ayudado a ponerla en marcha, a que comience a funcionar. A día de hoy, debemos tener paciencia, pues estamos todavía en pañales, y con las dificultades propias de los primeros pasos de la formación de una gran estructura. A lo que se añade, el estar en medio de un escenario atípico que nos ha proporcionado esta pandemia.