La demanda de materias primas se ha reducido de forma sensible en España, con una oferta que no seduce a una ganadería con menos animales para engorde y a una industria que prefiere cubrir el día a día. El resultado es un mercado nacional que tiene cubiertas sus necesidades inmediatas, sin movimientos a medio plazo.
Nos movemos en un escenario de gran volatilidad. Esta semana los mercados han registrado una bajada del 10% en apenas dos días. No cabe prever un desplome de los precios, pero sí podemos estar ante una importante corrección a la baja.
En el ámbito internacional, destaca la reducción de la cosecha india por culpa de la sequía, que viene unida a la caída en sus stocks. Es justo la situación contraria a la que vive Rusia, con una producción récord de trigo y una cantidad muy importante de grano almacenado.
La duda es qué podrá hacer con ese cereal, habida cuenta de que sus aliados pueden no suponer un mercado suficiente.
Una salida para esa producción podría ser hacia la Unión Europea. Aunque no se trata de una fórmula sencilla, habida cuenta del escenario de sanciones, contribuiría a que los mercados se relajaran.
Otro punto de interés hace referencia a las gestiones realizadas por Turquía ante Rusia para abrir un corredor comercial que dé salida a la producción atascada en la costa del Mar Negro.
No podemos perder de vista que la menor exportación de maíz por parte de Ucrania se compensará con las ventas de países como Brasil, Argentina o EEUU. Este cereal se encuentra en un escenario de bajada de precios, de modo que en lo que resta de año podría convertirse en el más atractivo.
El dólar se ha relajado y puede ser más competitivo, mientras petróleo y gas no ceden, lo que mantiene a las materias primas en cotas elevadas, dada la interrelación entre ambos mercados.
