Todo está listo para la cosecha. Después de una primavera cumplidora con el campo, el estío pone en marcha nuestras cosechadoras para recoger el grano que durante todo este tiempo hemos estado cultivando.
Ponemos fin a otra campaña, seguramente con una buena cosecha en cantidad y calidad, aunque será la máquina la que un año más emitirá su veredicto sobre si hemos tomado las decisiones correctas. No podemos olvidar que una vez verificada la buena cosecha no termina el trabajo del agricultor.
El optimismo que acompaña a la contemplación de unas naves y silos llenos de cereal no puede hacernos perder de vista nuestro siguiente objetivo: el de decidir sobre vender o conservar. Porque también forma parte de nuestro trabajo el pelear por el mejor precio para el fruto de nuestro trabajo.
Recordemos que la confianza en los operadores, cooperativas e industria pasa por la profesionalidad de todos, el respeto y el compromiso con la calidad a unos precios justos y rentables “para todos”.
“La cosecha apunta maneras en cantidad y calidad; faltan unos pocos días para comprobar si el optimismo está justificado en el secano”
En principio no parece una buena idea, y así nos lo han hecho ver nuestros lectores, separar Agricultura y Medio Ambiente en el nuevo Gobierno de España. No se entiende la una sin el otro, porque no se contempla nuestro trabajo sin la gestión del agua y el cuidado del entorno.
Muchos temas sobre la mesa para este nuevo gobierno. Las negociaciones de la PAC son prioritarias sin duda, y es una buena noticia que el nuevo ministro lo considere una cuestión de Estado y cuente con el sector para presentar una posición común. Pero el agua y su gestión, la creación de infraestructuras hidráulicas, la modernización y mejora de nuestras explotaciones, la investigación, la formación y desarrollo, así como la puesta en valor de nuestros productos y trabajo, son imprescindibles para que las personas, que no son números ni papeles, puedan seguir al frente de esta actividad, tan honrosa y gratificante como la que más, y ligada como ninguna a lo nuestro.
En cualquier caso, no podemos sino desear a los dos ministros que nos atañen el mejor de los aciertos, puesto que de su gestión va a depender en buena medida el futuro del campo español, y desde luego el de comunidades como Castilla y León.