Natalia Lozano
El sector porcino español continúa siendo uno de los pilares fundamentales de la economía agroalimentaria del país, con un peso decisivo tanto en la producción como en la industria y las exportaciones. Su dimensión productiva, industrial y comercial lo sitúa entre los motores económicos más relevantes del sistema primario. El peso del porcino en la economía española es indiscutible.
Un sector clave para la economía nacional
El sector alcanza una producción final de 10.500 millones de euros y junto con la industria cárnica asociada, genera un valor de 27.000 millones. Representa además el 17 % de la producción final agraria y encabeza la producción final ganadera con un 41 %, consolidándose como el principal motor ganadero del país. Su fortaleza exterior también es notable con 9.000 millones de euros en exportaciones. España se sitúa como segundo exportador mundial y tercer productor de carne de cerdo a nivel global.
Sin embargo, con la aparición, por ahora de 13 jabalíes muertos infectados por la peste porcina africana, la tensión internacional en los mercados y la incertidumbre en diversos países importadores está generando preocupación entre los productores nacionales.
“Ahora estamos expectantes y a ver hasta dónde llega esto. Si se resuelve pronto o va empeorando”, señala Miguel Ángel Ortiz, presidente de FEPORCYL, en referencia a la situación actual. “Estamos preocupados porque la situación es grave”.
El brote de Peste Porcina Africana representa una de las mayores amenazas recientes para el sector porcino español. Pone en cuestión la estabilidad de granjas, afecta a exportaciones, genera incertidumbre en los mercados y puede erosionar márgenes y confianza comercial.
Pero al mismo tiempo, gracias a mecanismos como la regionalización, controles efectivos y una estructura industrial robusta, no todo está perdido. El sector está intentando con todas las medidas posibles contener el virus, mantener mercados clave abiertos y adaptar su producción con medidas sanitarias y organizativas.
Para regiones como Castilla y León, con gran presencia de producción porcina, la clave estará en la prevención, el refuerzo de la bioseguridad, elcontrol de fauna silvestre y una gestión proactiva desde autoridades y sector privado.
Ante este contexto de incertidumbre, Ortiz insiste en reforzar la prevención. “Mantener nuestras medidas y extremarlas más si cabe, es lo más importante. Los protocolos están muy definidos y hay que hacer lo que está establecido cuando aparece un problema de esta magnitud”. Ortiz subraya la profesionalización que se ha ido logrando en los últimos años. “El sector se ha profesionalizado de una manera muy fuerte y rápido”
Mercados internacionales
Ortiz advierte del impacto en los mercados internacionales. “El impacto ya es evidente en exportaciones y mercado internacional, pero tengo un punto de confianza, y es que exportamos 9.000 millones de euros, unos 5.000 van a mercados europeos, que de momento no se van a cerrar. Esperemos que se solucione cuanto antes y no afecte mucho más”.
Desde que se detectó el brote, aproximadamente un tercio de los certificados de exportación de porcino español han sido bloqueados, según el gobierno. “Los precios han caído y seguirán cayendo. El mercado se está resintiendo”, advierte Ortiz.
Varios mercados internacionales han adoptado restricciones o prohibiciones y algunos países han suspendido la importación de carne de cerdo española. En mercados clave como el asiático, por ejemplo, China, se ha aplicado un mecanismo de “regionalización”. Se mantienen abiertas las importaciones de carnes procedentes de zonas libres de PPA, evitando un veto general a toda España. Este mecanismo permite mitigar en parte el golpe, ya que según el gobierno buena parte de las exportaciones desde zonas no afectadas quedarían “a salvo”.
Aunque no todas las exportaciones están paralizadas, la incertidumbre internacional, los bloqueos de certificados y las prohibiciones parciales ya están afectando al volumen y a los ingresos del sector.
Consecuencias para las empresas del sector porcino en España
Las empresas exportadoras enfrentan un escenario de incertidumbre. Con los bloqueos de certificados y exportaciones suspendidas hacia algunos mercados, es difícil planificar producción, ventas y logística.
Las granjas localizadas cerca del foco, o incluso en regiones con fauna silvestre cercana, pueden ver amenazada su continuidad si hubiera contagios. Eso repercute no solo en producción, sino en empleo, inversiones y estabilidad de la cadena productiva.
Para industrias cárnicas, mataderos y elaboradoras de derivados es posible que haya caídas de precio por exceso de oferta interna y restricciones externas. Además de un mayor coste por controles sanitarios e higiénicos.
A su vez, si la producción baja, podría haber escasez de oferta en ciertas regiones, lo que podría disparar el precio doméstico, aunque esto dependerá de muchos factores, demanda, consumo interno, regulaciones sanitarias y evolución del brote.
Llamada a la calma
Pese a todo, el peso económico y el alto nivel de control sanitario y técnico permiten al sector mirar al futuro con prudencia, pero también con confianza. Por eso Ortiz lanza un mensaje de calma a consumidores y ganaderos.
“Transmitir tranquilidad al consumidor. Los productos van a seguir siendo vigilados. Y a los ganaderos, tranquilidad y paciencia”, afirma. Además, recuerda la importancia de reforzar las medidas internas. “Hay que añadir la bioseguridad, para que los animales estén sanos y para que el sector pueda seguir produciendo”.







