El sector agroalimentario es un pilar esencial para el medio rural, puesto que supone la principal actividad desarrollada en los territorios.
Comunidades como Castilla y León son un ejemplo de cómo la integración entre el campo y la industria genera competitividad, tecnología, juventud, futuro. La industria alimentaria de la comunidad es la tercera de España por cifra de negocio, y es la que tiene la tasa de crecimiento más alta: se incrementa al 13,6% y es un 24% más productiva que la media del sector nacional.
En ese contexto se celebra el I Congreso de la Cadena Alimentaria de Castilla y León, organizado por la asociación AgroLaGranja en colaboración con la Diputación de Valladolid y con el patrocinio del Banco Santander.
Se plantea como objetivo promover la colaboración entre los diferentes eslabones de la cadena, además de abordar “de manera realista” los principales desafíos a los que se enfrenta el sector.
Por primera vez es el origen quien impulsa un encuentro que congrega a todos los eslabones de la cadena, en una cita que no persigue exclusivamente realizar un diagnóstico y subrayar las dificultades, sino que busca aportar soluciones concretas.
El encuentro supone la oportunidad de “tender puentes” entre todos los actores para fortalecer el territorio y “garantizar la sostenibilidad” de la cadena en el tiempo, como señala Diego H. Llorente, del valle del Esgueva.
Las reuniones previas al congreso han contado con nueve mesas sectoriales y Llorente ha presidido la dedicada a la remolacha, un cultivo “que muchos llevamos en el ADN y “con el que nunca hemos perdido dinero”.
Por eso celebra la iniciativa de sentar a la misma mesa al productor y a la transformación. “La industria ha visto que puede producir azúcar por medio del refino, olvidando el cultivo, y los agricultores lo que deseamos es reforzarlo: reducir la brecha que se ha abierto entre el azúcar y la remolacha”.
Gracias al congreso organizado por AgroLaGranja, “antes defendíamos la remolacha como agricultores pero a partir de ahora lo haremos como sector”.
Se echa de menos más diálogo en el sector de la patata, donde todavía hay un 44% de superficie sembrada sin contrato. La mesa correspondiente, presidida por David Vallejo, de la compañía O2 Agricultura, apuntaba que era necesario seguir avanzando en la línea marcada por el Congreso de la Cadena Alimentaria: seguir hablando y definiendo las necesidades de industria y operadores para que no haya tanta patata ‘libre’ que acaba alterando el mercado.
“Ni la industria ni el agricultor por su cuenta van a solucionar los problemas de la patata”, apunta Vallejo, para quien el sector debe avanzar de forma conjunta y, por ejemplo, “hacer que se cumpla la Ley de la Cadena, con un riguroso análisis de los costes de producción” para que ningún estabón pierda.
“Es la primera vez que se hace algo de este tipo”, celebra Luis María Palencia, secretario de la cooperativa Arión y presidente de la Mesa del Cereal. “A partir de ahora le daremos un impulso para que se den pasos, porque en el caso del cereal agrupar a todos los implicados es más difícil que en otros sectores”, señala.
Para él, “los agricultores podemos producir calidad, pero es necesario que la industria nos diga lo que necesita para su proceso de producción”.
En su opinión, para hacer frente a los precios bajos del grano y que la rueda siga girando “se requiere un compromiso con el productor local por parte de la industria”. Porque desde el sector productor se ofrece calidad y trazabilidad, mientras llegan barcos cargados desde todas las partes del mundo.
“Al consumidor se le pueden contar todas las mentiras que se quiera respecto a los alimentos que compra, pero todos sabemos que no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo”, advierte.
Jorge Morro, de la compañía Proinserga, defiende una iniciativa como la de este congreso, concebido para “tender puentes” entre todos los implicados.
El sector porcino ya había adelantado mucho trabajo, pero esta iniciativa “es muy interesante, sobre todo porque hace falta mayor presencia de la distribución” para garantizar la sostenibilidad de la cadena, como se indica en las conclusiones de la Mesa del Porcino.
El documento apunta a la necesidad de “trabajar de forma conjunta” ganaderos, industria y distribución para hacer frente a las campañas que dan una mala imagen del porcino. De hecho, “la distribución puede jugar un papel importante para ayudar a mitigar crisis como la actual de la peste porcina”.
Ángel San Juan, director de la granja Prados Hondos, en Villanueva de Duero, subraya que las cuestiones planteadas en la Mesa del Vacuno “son de sobra conocidas y siempre están ahí”.
En todo caso, la iniciativa de AgroLaGranja permite imitar lo que se hace en otros países, como EEUU, donde existe una oficina técnica de interlocución para cada sector productor. Esa es la labor que hemos empezado a hacer en relación con este congreso”, destaca.
Entre los retos del vacuno, destaca los límites al tamaño de las granjas, “que ponen en peligro la rentabilidad de las explotaciones”, al mismo tiempo que “hay mucho trabajo por hacer” en materia de comunicación. “El público desconoce las ventajas del estiércol como abono”, al mismo tiempo que “ignora qué es el biogás y qué ventajas tiene”.
“Todos vamos en el mismo barco; rememos juntos porque, si se rompe algún eslabón de la cadena, todos saldremos perjudicados”, recalca San Juan.
Héctor Arroyo destaca del congreso que se ofrece una visión integral del sector agro, con ponentes de referencia nacional, como representantes de AECOC, ASEDAS o el Grupo Lence. Esa presencia es “necesaria” para que todos los eslabones caminen de la mano. “Todos los implicados somos importantes y si falla uno el resultado no va a ser el esperado”, destaca.
Por eso hay que dar continuidad a los trabajos “y que cada uno pueda defender su punto de vista, sus intereses”. En la Mesa de Avicultura se ha destacado la relación entre ganaderos e integradoras, que se debe entender desde un punto de vista bilateral. “Los ganaderos y las integradoras deben ir de la mano; uno es importante para el otro y el otro para el uno. Es una relación imprescindible”, recalca.
Juan Ruiz presidía la Mesa de Viticultura y se felicita por la celebración de un congreso promovido por el sector productor, una experiencia pionera a la que se ha invitado al resto de eslabones. “Era algo necesario porque los agricultores sentimos muchas veces que nos dejan de lado”.
Por eso era tan positiva la presencia de hosteleros y bodegas, en un contexto marcado por la crisis de consumo, sobre todo de los tintos.
“Entre todos debemos hallar la fórmula para que sobrevivan el vino y la viticultura, ponerse cara y escucharse, porque a lo mejor los elaboradores abrumamos al hostelero con tantas marcas, o quizá a veces sea justo al revés”.
Alberto García, director general de la Granja de Desarrollo del Ovino AGM, moderaba la mesa dedicada a este subsector ganadero, con propuestas como la de alcanzar acuerdos para que en los supermercados hay espacio para los productos locales; fortalecer la posibilidad de que el consumidor encuentre productos de proximidad.
Los diferentes agentes presentes en la mesa también reclamaron el apoyo al origen, dotar económicamente al Plan del Ovino y apoyar iniciativas como la de la Asociación de Asadores de Lechazo para que este plato sea declarado BIC, igual que lo fue la paella.
“AgroLaGranja debe ser el puente entre Itacyl y el origen para que los proyectos no queden en papel mojado”, reclaman.
Fernando Rico, de Íscar (Valladolid), presidía por su parte la Mesa de Hortícolas convencido de que en este sector las relaciones con la distribución están muy marcadas por la competencia entre los diferentes agentes.
Las producciones hortícolas son muy demandantes de agua, aunque las necesidades varían mucho en función del año. Por eso resulta “imprescindible” trabajar en un marco de mayor facilidad de acceso a este recurso y, sobre todo, de mayor flexibilidad “para adaptar el uso del agua a nuestras necesidades”.
“No podemos perder de vista la riqueza que generan las hortícolas en el territorio, con muchos pueblos en los que, sin ellas, desaparecería la agricultura”, destaca el iscariense.
“Hablamos de unas producciones de gran valor añadido, con una maquinaria muy innovadora que requiere importantes inversiones”, recalca, “y que son fundamentales para fijar población”.
En cualquier caso, el congreso sirve como marco para una toma de contacto de la que han salido ideas que “pueden concretarse más” en el futuro.
Para participar en el encuentro es necesario inscribirse:
