El maicero leonés ya ha preparado el terreno para las próximas siembras y ahora está abonando. Va todo rápido y bien. Hace una semana que terminaron de cosechar. “Está todo liquidado”, confirma tajante Matías Llorente, presidente de Ucogal. Algunas parcelas de Payuelos y el Páramo Bajo han sido las últimas, debido a que habían estado anegadas por la lluvia.
La satisfacción es generalizada. Los regadíos modernizados ha dejado claro la eficiencia del sistema. La producción media en aspersión ha sido de 15.000 kilos por hectárea. En los terrenos que se han regado por inundación ha ido bien, pero algo menos: 12.000 kilos por hectárea.
Como todo el grano de este cereal pasa por el secadero en la provincia de León -la mayor productora de Castilla y León- tampoco hay incidencia alguna en la sanidad. No hay ni rastro de las temidas micotoxinas.
Si el tiempo acompaña y las labores pueden continuar adelante, en la primera quincena del próximo mes de abril arrancarán las siembras. Hasta ahora, la alarma sanitaria por el Covid-19 apenas está incidiendo en los trabajos en el campo, según explica Llorente. El agricultor es estricto a la hora de respetar las medidas de autoprotección contra la pandemia y, habitualmente, trabajan de uno en uno, sin que haya contacto con nadie más.