Alfonso Palomo
Un balance de la cosecha en España no puede perder de vista la lentitud en la siega del norte de España por la sucesión de lluvias intermitentes y por las bajas temperaturas registradas en la segunda mitad de julio. Se ha retrasado la cosecha en algunas zonas, como en el norte de la provincia de Burgos.

La producción ha sido bastante buena en cuanto a cantidad. En cuanto a la calidad del grano, se han registrado buenos pesos específicos, aunque en el caso de la proteína ha habido muchos trigos que no han llegado al 9%, con lo que no han alcanzado la condición de panificables.
Los mercados siguen planos, con poco interés del comprador y también del vendedor. Es lógico que se produzca una cierta retención por el productor, puesto que la cosecha se ha retrasado en muchas zonas.
El comprador, por su parte, ve el grano amontonado incluso fuera de los almacenes y tiene la expectativa de comprar cereal al mismo precio que en la actualidad o incluso por debajo.
Menos importaciones de Ucrania
Hay retención en España, pero también en el resto de Europa. Se notan los efectos de la decisión de recortar las importaciones de trigo y azúcar procedentes de Ucrania; un giro en la política comercial mantenida hacia Kiev desde el inicio de la guerra, en febrero de 2022.
El productor es consciente de que, al reducirse la cantidad de mercancía que puede llegar desde aquel país, se encuentra en una situación de cierta fortaleza para esperar un buen precio.
En cualquier caso, en Europa hay menos dependencia respecto a las importaciones que otros años. La producción ha sido sobresaliente sobre todo en España, mientras en el conjunto del continente se ha comportado bien. De este modo, si sumamos la producción de este año a lo que sobró de la campaña anterior, el viejo continente dispone de suficientes materias primas para atender su demanda.
Lo que sí repunta algo es el precio del maíz. El cosechado en Brasil llegará a España algo más tarde de lo esperado, dado que la flota mercante está dando prioridad a otras mercancías. Al mismo tiempo, el maíz nacional ha agotado sus existencias y el de la nueva cosecha no llegará hasta septiembre. Esos son los factores que explican este cierto repunte.
Las decisiones políticas y los mercados
EEUU ha impuesto un arancel genérico del 15% a todas las compras realizadas a la UE, pero el mercado del grano va a experimentar pocos cambios. No perdamos de vista que Europa importa cereales y otras producciones de aquel país, y que por parte de la Comisión no se han anunciado contramedidas.
¿Y Argentina? El Gobierno del país ha decidido bajar los aranceles a la exportación, de modo que ahora las exportaciones de sus productos agrarios son más competitivas. Sobre todo harina de soja con destino a China.
El gigante asiático, por su parte, está menos activo desde el punto de vista de las importaciones de trigo y maíz, dadas las buenas cosechas que ha registrado este año. Más grano en circulación y más razones para que haya pesadez en el mercado.
Paralelamente, las medidas arancelarias impuestas a los fertilizantes de Rusia y Bielorrusia han generado un incremento de precios considerable, tanto en nitrogenados como en abonos complejos, con la amenaza de encontrarnos ante un mercado desabastecido.
Resulta prioritario encontrar nuevos proveedores de esas materias estratégicas, aunque ello se traduzca en un encarecimiento del producto.