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Nuestro suelo. Donde empieza todo

“La salud de nuestra agricultura y nuestra sociedad comienza a ras de suelo”

El suelo es el origen. En él nace, literalmente, todo lo que alimenta la vida. Pero también en él se juega hoy buena parte del futuro de la agricultura, de la sostenibilidad y, en última instancia, de nuestra propia seguridad alimentaria. Este mes, en Revista Campo miramos hacia abajo, a ese universo invisible bajo nuestros pies, para recordarnos que el verdadero valor de la agricultura comienza en el suelo.

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Máximo Gómez

Durante años lo hemos dado por hecho, como si fuera un recurso inagotable. Hoy sabemos que no lo es. El suelo es un organismo vivo, un sistema complejo que respira, transforma y equilibra. Y su salud es la base de cualquier economía agrícola viable, de cualquier producción de calidad, de cualquier paisaje sostenible. En el suelo está la clave: la económica, la social y la medioambiental.

La buena noticia es que nunca hemos tenido tanta tecnología ni tanto conocimiento para entenderlo. Empresas, investigadores y técnicos trabajan ya para ofrecernos datos precisos sobre lo que el suelo puede aportar y lo que necesita para seguir siendo fértil.

Conocer el suelo no es un gasto, es una inversión que optimiza recursos y mejora la rentabilidad. Pero, inevitablemente, vuelve la pregunta de siempre: ¿quién paga todo esto? ¿Podrá el agricultor asumirlo solo? ¿O entenderá la sociedad que detrás de cada alimento hay un compromiso con la tierra que lo hace posible?

El agricultor no es el problema. Es, más bien, la parte esencial de la solución. Nadie tiene un interés más directo en cuidar el suelo que quien vive de él.

Muchos agricultores ya están liderando un cambio silencioso con prácticas regenerativas, cubiertas vegetales o rotaciones que devuelven vida y estructura al terreno. Su ejemplo demuestra que es posible producir más y mejor, cuidando la base misma de la agricultura.

Pero para que ese cambio se consolide hacen falta políticas valientes, incentivos reales y, sobre todo, un reconocimiento social claro: el agricultor no solo produce alimentos, gestiona el recurso más estratégico que tenemos.

Porque, al final, la salud de nuestra agricultura y de nuestra sociedad comienza a ras de suelo.

Depende de nosotros, de que sepamos cuidarlo, valorarlo y entenderlo como lo que es: la raíz de todo.

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