Tiene buena pinta el campo. Afrontamos el mes de mayo con fincas espléndidas, fruto de la bendita lluvia, y con embalses cuyas reservas superan las cifras de los diez últimos años.
En la mitad sur peninsular los cultivos que dependen en exclusiva del agua del cielo empiezan ya a dar sus frutos, y no se puede negar que en general están ante un buen año. Otros dependerán de cómo se porte la atmósfera en mayo, pero se encuentran en un buen punto de partida, con permiso de san Isidro.
Inestabilidad en el cielo en forma de bajas presiones y frentes atlánticos. Inestabilidad en la tierra en forma de crisis políticas, tanto nacionales como en el ámbito europeo: elecciones del 6 al 9 de junio y reformas normativas adoptadas a toda prisa para contentar a la parroquia.
Como la flexibilización de la PAC, que pasó de la Comisión al Consejo, y de este al Parlamento Europeo para regresar al Consejo y obtener su aprobación definitiva. La norma va pasando de Herodes a Pilatos, y con ella el futuro de las explotaciones.
El Gobierno ha prorrogado el plazo para presentar la PAC hasta el 31 de mayo y en el norte de España hay margen para repensar las siembras. En Andalucía y Murcia no han tenido tanta suerte. La situación nos trae a la mente unas recientes palabras del ministro Luis Planas, para quien el futuro de la agricultura pasa por que sea rentable, segura y sostenible.
Bonitas palabras que nos recuerdan que, a veces, a la clase política le cuesta pasar del discurso político al boletín oficial. Y esa es la madre del cordero, el ‘quid’ de la cuestión: si algo hemos aprendido en los últimos meses es que desde los despachos no se pueden poner palos en las ruedas.
Sanidad
¿Qué pasa con la sanidad de los cultivos? La sanidad es una de las claves del sector. ¿Por qué se prohíben materias activas sin que el agricultor disponga de una alternativa eficaz? Necesitamos herramientas que sean factibles para poder prevenir y luchar contra plagas y enfermedades, al mismo tiempo que los cultivos sean rentables y de futuro. Porque no hay que ser muy perspicaz para darse cuenta de que lo más importante es tener alimentos, y a partir de ahí trabajar en pro de la seguridad y el medio ambiente.
El agricultor y el ganadero quieren certidumbre, rentabilidad y que les dejen trabajar.
Crucemos los dedos y roguemos a san Isidro, que este año se lo ha ganado, para que el año venga tan bien como aparenta. Y sigamos alerta para que nadie nos ponga palos en las ruedas. Suerte a todos.
