María Álvarez Escalante
La alubia es uno de los tesoros de la dieta mediterránea. Y si hablamos de alubia, no podemos dejar fuera de la ecuación a su provincia productora por antonomasia: León. El cultivo de alubia en esta provincia se remonta al siglo XVIII. Tres siglos después, León alberga casi un 80% de la producción nacional de alubia.
Grandes distribuidores como Mercadona han aterrizado en la comarca de La Bañeza en busca de este tesoro de la dieta mediterránea para llenar los lineales de sus supermercados.

“La alubia es un cultivo tradicional de nuestra comarca, pero que además representa una alternativa muy buena en cuanto a rendimientos económicos por hectárea”. Se trata de un cultivo “que entra muy bien en las rotaciones”, ya que te deja “muy buena cama para maíz, trigo, remolacha o cualquier otro cultivo”, explica Arturo Oviedo Molero, agricultor de Altobar de la Encomienda, en León.
Un cultivo rentable
“La alubia es un cultivo muy estable en precio”, nos dice Oviedo. Si lo comparamos con otros cultivos “como el maíz, que es lo predominante aquí en León, la alubia te da una garantía de conseguir esa rentabilidad que con maíz no está asegurado por la fluctuación de precios”.
En suma, esta leguminosa tiene su venta asegura, debido al balance deficitario del mercado de la legumbre nacional. En el caso de la alubia, solo el 30% de la comercializada es origen España.

Una campaña irregular
Los productores de alubia han empezado ya la cosecha de una campaña que está dejando rendimientos muy dispares. Las precipitaciones han hecho que el año sea muy complicado para el productor de alubia.
“Ya desde septiembre de 2023 sufrimos lluvias que dificultaron la cosecha anterior”, a las que se sumaron las precipitaciones de abril, mayo y junio, “que nos han retrasado muchas siembras de esta campaña y han afectado a lo que ya se había sembrado, incluso obligando a resembrar”.
En consecuencia: unas producciones muy dispares desde 1.000 kilos por hectárea hasta “poquitas” que están llegando a 3.000 kg/ha.

En lo agronómico
La alubia es un cultivo al que hay que “dedicarle tiempo y mucho mimo”. “Se trata de uno de los cultivos que menos tiempo pasa en el suelo porque lo puedes sembrar en junio y lo estás recolectando ahora en septiembre”, explica el productor.
En cuanto a la demanda hídrica, el cultivo tiene unas necesidades mucho menores que las de otros regadíos que se dan en la zona.
En el apartado de la mecanización, la alubia “ya no es lo que era en tiempos de nuestros abuelos”. La forma de trabajo manual ha dado paso un proceso de cosecha mecanizado: “tenemos una máquina que cosecha y deja el producto colocado en hilera sobre la tierra y otra que nos separa el grano de la paja”.
Productor e industria, de la mano
La alubia de La Bañeza es “la razón de ser” de negocios como Legumbres Polifer, una empresa familiar fundada en 1968 por Policarpo Fernández, cuyo testigo recogieron sus hijos Venancio, recientemente fallecido, y el ahora gerente Tello.
“El 90% de la mercancía que nosotros ponemos en el mercado es del Páramo”, explica Tello Fernández.
El vínculo con el productor de la zona está basado en una relación “de confianza” y que aporta seguridad al agricultor. “En el momento de la siembra nos ponemos de acuerdo para decidir qué productos y cuántas hectáreas van a sembrar para nosotros, con la garantía de que se lo vamos a comprar”, explican.
Actualmente, Legumbres Polifer trabaja con cerca de 70 agricultores y unas 600 hectáreas de leguminosas.

La relación de Polifer con Mercadona comenzó hace tres años. “Empezamos con unas pocas toneladas, que hemos ido aumentando año tras año”, apuntan desde la compañía. Actualmente, producen para este gigante alrededor de 1 millón de kilos de alubia pinta, un 60% de su producción total de esta variedad y un cuarto de la producción total de legumbre.
Una apuesta por la calidad
Mercadona lo tiene claro: “En la alubia de La Bañeza encontramos algo que no tiene ninguna alubia: una calidad excepcional”, explica Iker González, gerente de Compras de Legumbre de Mercadona.
Y es que esta es una de las máximas de la compañía de distribución. “Nosotros hacemos una apuesta firme por la calidad. El producto con mayor calidad que podamos encontrar es el que tenemos que tener nosotros en los lineales”, nos cuenta.
Una simbiosis necesaria
En este caso productor, industria y distribución mantienen una relación muy estrecha. “Sin los distribuidores productor e industria no podríamos colocar el producto en el mercado y el distribuidor nos necesita para poder vender. Luego tiene que haber una simbiosis entre los tres eslabones de la cadena”, destaca el gerente de Legumbres Polifer.
¿Qué pasa con el consumo?
La gente sigue consumiendo legumbres, aunque menos de la mitad que en los años 90. Cada español consume de media en torno a 3,26 kilos al año, una cifra muy lejos de los 7 kilos que recomienda la Organización Mundial de la Salud.

Mercadona comercializa anualmente alrededor de 70 millones de kilos de legumbre, de los cuales 8 toneladas son de alubia.
Desde el sector apuntan a que “las tendencias han cambiado”. Ahora el cliente demanda principalmente producto ya cocido. “Lo que visualizamos a medio y largo plazo es que el cliente tiende hacia productos más ready, productos ya elaborados y más rápidos”, explica González.
Mercadona estudia el mercado para adaptarse a las demandas del consumidor. “Nosotros anualmente hacemos unas previsiones para que el productor se pueda adaptar a nuestro consumo. Por ejemplo, en el caso de la la legumbre cocida estamos ampliando el aprovisionamiento desde el proveedor para cubrir la necesidad del cliente”, afirma.