La consejera de Agricultura y Ganadería, Milagros Marcos, ha dado a conocer el nuevo Modelo de Investigación e Innovación para la mejora de la competitividad del sector agrario y agroalimentario de Castilla y León. Se trata de un instrumento de trabajo vivo y abierto a la mejora continua, basado en la colaboración y la coordinación y que aprovechará, de una manera eficaz, todas las capacidades de investigación e innovación existentes, tanto públicas como privadas. De este modo, la Junta de Castilla y León quiere potenciar el talento y mejorar la competitividad del sector primario poniendo a su disposición, de una manera eficiente, todos los equipos y las infraestructuras científico técnicas existentes en la comunidad.
Este nuevo modelo de trabajo se encuentra avalado por el Comisionado para la Ciencia y la Tecnología y está alineado con las principales estrategias vigentes: a nivel comunitario con la Estrategia Europa 2020 para la Investigación y la Innovación Agraria; a nivel nacional con la Estrategia Española de Ciencia y Tecnología 2013-2020; y a nivel autonómico se desarrolla a partir de la Estrategia Regional de Investigación e Innovación para una Especialización Inteligente (RIS3), que en sus conclusiones identifica a la agroalimentación y a los recursos naturales de Castilla y León como un sector prioritario.
La puesta en marcha de este nuevo modelo nace para solucionar algunas ineficiencias identificadas en el sistema actual. Hasta ahora, un emprendedor que quiere sacar adelante una idea se encuentra con dificultades a la hora de conseguir apoyos en investigación o tecnología para llevarla a cabo, ya que se encuentran dispersos en un entramado de organismos amplio y complejo.Por este motivo se hace necesaria la colaboración y coordinación entre todos los organismos para ofrecer una solución integral a la demanda del emprendedor.
De este modo, este sistema de trabajo se desarrolla a través de tres pilares fundamentales: el reconocimiento de las necesidades de I+i del sector en Castilla y León, la identificación de las capacidades o los diferentes centros y recursos, y el desarrollo de la investigación y la innovación, bases que van a vertebrar un nuevo modo de poner las capacidades disponibles para investigación e innovación de Castilla y León a disposición de los verdaderos protagonistas del sector como son los agricultores, los ganaderos, las empresas agroalimentarias y la distribución.
Para reconocer las necesidades reales y actuales de la I+i, durante los últimos meses la Consejería de Agricultura y Ganadería ha preguntado y escuchando a más de 100 empresas y representantes del sector agrario y agroalimentario de la comunidad, lo que ha permitido determinar los retos de la investigación y la innovación para los próximos cinco años. En este ejercicio participativo y abierto han intervenido pequeñas y medianas empresas, grandes compañías del sector, el clúster Vitartis, cooperativas, agrupaciones de agricultores y ganaderos, asociaciones de productores artesanos y ecológicos, además de las cámaras de comercio y las organizaciones profesionales agrarias. Este trabajo ha permitido identificar 92 programas de investigación e innovación agrupados en cinco áreas: agricultura, ganadería, industria agroalimentaria, bioeconomía y tecnologías de la información y la comunicación.
El segundo pilar de este nuevo modelo es la identificación de los diferentes centros y recursos de investigación y apoyo a la innovación, o lo que es lo mismo, las capacidades de I+i que existen y que servirán como herramientas al servicio del sector y sus empresas. Para ello, se ha revisado toda la comunidad y se han localizado 59 capacidades que pertenecen tanto a las consejerías de la Junta de Castilla y León, como al sistema científico de las nueve universidades públicas y privadas de la región y sus numerosas Unidades de Investigación Consolidada, y a otros organismos estatales como el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Agroalimentaria (Inia) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), además de las existentes en el sistema privado.
Una vez identificadas las necesidades y los recursos e infraestructuras existentes, se da paso al desarrollo de la investigación y la innovación, el tercer pilar en el que se asienta este nuevo modelo de trabajo. Se trata de organizar y dirigir las capacidades de la I+i hacia la verdadera demanda, iniciada por los agricultores, ganaderos e industrias del sector; de coordinar todos los instrumentos y herramientas; de aprovechar el talento y ponerlo a disposición del sector para mejorar su competitividad. En definitiva, pasar de un modelo de capacidades de investigación atomizadas y con objetivos individuales a un esfuerzo coordinado motivado por la demanda real del sector, creando a su vez consorcios y equipos más competitivos a la hora de tener peso en los principales programas de I+D+i nacionales y europeos.
Para ello, desde la Consejería de Agricultura y Ganadería se van a promover proyectos de I+i “a la carta” que, bajo la demanda del sector, permitan alcanzar los objetivos identificados, seleccionando de entre las capacidades existentes aquellas más especializadas para que, de manera coordinada, puedan cubrir los retos concretos de cada proyecto.
Se pondrá a disposición del sector asistencia técnica, servicios analíticos y formación de alta especialización, además de ensayos de experimentación y valor agronómico sobre cultivos, y proyectos de emprendimiento que contribuyan al empleo joven. Se facilitarán las infraestructuras tecnológicas y de servicios especializados de apoyo a emprendedores que las requieran en la fase de preincubación e incubación de una idea, y se incorporará talento innovador al sector, además de aprovechar y usar, de manera compartida, los recursos de investigación, tanto las instalaciones especializadas como el capital humano fomentando, de este modo, programas de intercambio y conocimiento compartido con un único objetivo: garantizar la competitividad del sector.