E. Barajas *, S. Vélez, J.A. Rubio
Enfermedades fúngicas como el mildiu y oídio causan graves pérdidas en el viñedo. Alguna de las dos, o ambas, aparecen de forma endémica en la mayor parte de las zonas vitivinícolas. Los métodos de control de estas dos afecciones están basados en la aplicación de fungicidas a base de cobre y azufre.
La aplicación de azufre no está limitada, aunque tiene una serie de inconvenientes como la afecciones para el aplicador (es irritante para los ojos, las vías respiratorias y la piel), derivas en su aplicación si existen las mínimas condiciones de viento, fitotoxicidad cuando la temperatura y humedad son elevadas y posibles efectos adversos para la fauna auxiliar.
Por otro lado, la aplicación de cobre está limitada a 4 kg/ha y año en agricultura con certificación ecológica, pudiendo ocasionar similares inconvenientes que la aplicación de azufre. Además, los residuos de este tipo de fungicidas que quedan en la uva pueden causar problemas posteriores en la fermentación de los mostos y la aparición de aromas desagradables. Por tanto, conseguir un producto final de calidad con bajas o nulas concentraciones de estos compuestos y más sano en comparación con la producción convencional es un reto para el sector vitivinícola.
En los últimos años, han aparecido diferentes iniciativas para la mejora del material vegetal de vid, obteniéndose nuevas variedades resistentes a factores bióticos tales como el mildiu y el oídio, cuyos mecanismos de resistencia han sido obtenidos a través de cruzamientos del género Vitis con el género Muscadinia por procedimientos de mejora clásica, introduciendo genes de resistencia a cada enfermedad.
Estas variedades no pretenden proporcionar un cultivo con cero tratamientos, ya que la propia evolución de los patógenos puede superar en mayor o menor medida los mecanismos de resistencia que se introducen en las variedades. Sin embargo, dependiendo de la presión de la enfermedad, las aplicaciones fitosanitarias se reducirían considerablemente, con el consiguiente beneficio económico y ambiental.
El vino elaborado con las variedades obtenidas mediante cruces con géneros no viníferas tendrá que mostrar unas características organolépticas óptimas en las que no exista un marcado sabor “foxé” (metil antrianilato), un elevado aroma a confitura de fresa (furaneol) y un contenido de alcohol metílico inferior a los niveles máximos permitidos.
El objetivo de este trabajo es evaluar la respuesta a la infección natural de mildiu y oídio de 9 variedades obtenidas a través de un programa de retrocruzamiento secuencial, con alto porcentaje del genoma de Vitis vinifera, y menor proporción de otras Vitis spp.
Material y métodos
Las variedades estudiadas proceden de un programa intensivo de hibridación realizado por la Universidad de Udine (Italia) con el fin de obtener variedades resistentes al mildiu y al oídio. Estas variedades son el resultado de un retrocruzamiento secuencial, dando un alto porcentaje del genoma de Vitis vinifera y, en una proporción minoritaria, no más del 5-10% de otras Vitis ssp. que contribuyen a los genes de resistencia a las enfermedades (mildiu y oídio). Estas variedades y los patrones sobre los que se ha injertado son:
Fleurtai sobre 1103-P (blanca).
Soreli sobre 1103-P (blanca).
Sauvignon Kretos sobre 1103-P (blanca).
Sauvignon Nepis sobre 1103-P (blanca).
Sauvignon Rytos sobre 1103-P (blanca).
Cabernet Eidos sobre 1103-P (tinta).
Cabernet Volos sobre 1103-P (tinta).
Merlot Khorus sobre 110-R (tinta).
Merlot Kanthus sobre 110-R (tinta).
También se han estudiado dos variedades tradicionales de cultivo a modo de testigo como son el cultivar Tempranillo (tinta) sobre patrón 1103-P y el cultivar Verdejo sobre 110-R (blanca). El diseño experimental es en bloques al azar con 4 repeticiones de cada variedad y una parcela elemental de 15 cepas. Durante el ciclo vegetativo no se ha aplicado ningún tratamiento fitosanitario en el viñedo.
El ensayo, plantado en 2018, se localiza en la finca Zamadueñas, perteneciente al ITACyL, en el término municipal de Valladolid, a una altitud de 695 m sobre el nivel del mar. Las plantas están dispuestas en un marco de plantación de 2,8 m x 1,2 m (2976 cepas/ha). Están conducidas en espaldera, y se están formando con un sistema de poda en cordón Royat bilateral. La orientación de las filas es Norte-Sur +25º (NNE-SSO).
El viñedo fue cultivado en régimen hídrico deficitario mediante aplicación semanal por goteo de aproximadamente el 30% de la evapotranspiración de referencia, desde principios de julio hasta finales de septiembre. El suelo del viñedo es de pedregosidad media-alta, sin limitaciones físicas ni químicas en profundidad, lo que le confiere un buen drenaje y una adecuada velocidad de infiltración.
Este estudio se llevó a cabo durante la campaña 2019. En la época de maduración de la uva se ha evaluado en cada planta de cada variedad la afección, de acuerdo a las escalas basadas en las directrices EPPO (European Plant Pathology Organization) para la evaluación de eficacia de fungicidas, tanto para mildiu como para oídio.
Para conocer la presión de afección de mildiu en el ensayo se ha seguido el modelo de crecimiento del hongo propuesto por Goidanich (1959), el cual presenta una tabla de evolución diaria en la cual, para cada temperatura, se fija un crecimiento diario del hongo en función de la humedad relativa media (mayor o menor del 75%).
Resultados y discusión
Según el protocolo establecido por Goidanich (1959) para conocer la presencia de mildiu en hoja y teniendo en cuenta los datos climáticos recogidos en la estación meteorológica más cercana (<1 km), el día 20 de julio se presentó una alerta en la que se cumplían los condicionantes compatibles con la aparición de mildiu. Dicha alerta se comprobó in situ en el viñedo, sin embargo no se observó ninguna afección severa.
Los resultados observados en cuanto a la afección de mildiu no han mostrado diferencias estadísticamente significativas en las diferentes variedades estudiadas, presentado todas las variedades valores de incidencia por debajo del 5%.
Existen dos grupos de variedades según la escala EPPO (2001): un grupo de variedades que han mostrado presencia muy baja (<5%) de mildiu en hoja, tales como Fleurtai, Soreli, Sauvignon Kretos, Sauvignon Nepis, Verdejo, Cabernet Eidos, Cabernet Volos y Merlot Khorus; y un grupo de variedades que no han mostrado presencia alguna de mildiu (0%), tales como Sauvignon Rytos, Merlot Kanthus y Tempranillo.
Cabe destacar que la variedad que ha mostrado mayor porcentaje de afección de mildiu ha sido la Cabernet Eidos, presentando una incidencia de 2,42%, mientras que el resto de cultivares que han mostrado síntomas de afección se encuentran por debajo del 0,3%.
En cuanto a la afección de oídio los resultados observados han mostrado diferencias significativas entre las variedades estudiadas. La variedad que ha presentado más afección ha sido Tempranillo que ha mostrado una incidencia del 69,6%. En un nivel 5 de valoración según la escala EPPO (2002), se encuentran los cultivares Verdejo, Merlot Khorus y Cabernet Volos, que han presentado porcentajes de afección de 43,7%, 35,4% y 29,1% respectivamente.
Con un nivel 4 según esta escala, se encuentra el cultivar Sauvignon Kretos, con una afección del 21%. Posteriormente, con porcentajes de afección de 6,6% y 5,1%, se encuentran las variedades Soreli y Cabernet Eidos, respectivamente.
Por último, con porcentajes de afección menores al 1%, se sitúan los cultivares Fleurtai, Sauvignon Nepis, Sauvignon Rytos y Merlot Kanthus, siendo estas dos últimas las variedades que no han mostrado afección alguna al oídio en las condiciones de cultivo del ensayo durante 2019.
Una buena alternativa
Durante el año 2019 no se dieron las condiciones favorables para que el mildiu se desarrollase, mostrando todas las variedades estudiadas incidencias menores del 3%, incluidas los cultivares testigo, por lo que no se pueden conocer los niveles de resistencia reales a este hongo de las variedades objeto de estudio.
La afección elevada de oído en los cultivares testigo muestra que este hongo ha encontrado las condiciones favorables para su desarrollo. En este sentido, se han observado diferentes respuestas o niveles de resistencia de las variedades estudiadas, destacando las variedades Fleurtai, Sauvignon Nepis, Sauvignon Rytos y Merlot Kanthus, con incidencias menores al 1% según la escala EPPO.
A tenor de los resultados observados, el cultivo de las variedades estudiadas con su menor o mayor nivel de resistencia al mildiu y al oídio, podría ser una buena alternativa en zonas donde la presencia de estas patologías se presente de forma constante y/o endémica año tras año. Además, supone un beneficio en varios aspectos: económico, al disminuir el número de tratamientos fitosanitarios aplicados; medioambiental, al no verter al medio productos a base de cobre y azufre; y saludable, al obtener un producto más sostenible y sano para el consumo, al contener menos residuos.
Hay que señalar que estos resultados son preliminares y sería conveniente seguir estudiando en los próximos años el comportamiento de estas variedades ante dichas enfermedades, así como otras patologías que afecten al viñedo.
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Este trabajo ha sido posible gracias al soporte económico del proyecto CDTI con Agromillora Iberia SL. La compañía señala que en 2024 llegarán los primeros clones resistentes de tempranillo, godello, albariño y macabeo para la realización de ensayos en España.