Ricardo Ortega
Una fuerte inflación, una sequía histórica y una guerra en Europa son las cartas que le han tocado al palentino Gerardo Dueñas, que el pasado marzo tomó posesión como consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural. Para él, la fórmula para superar la situación actual solo puede pasar por la calidad y la profesionalidad. Por la extensión del regadío y la modernización de los existentes. Por reducir el precio de la energía “para que el agricultor siga haciendo lo que sabe”.
-Parece que le ha tocado ser consejero en un periodo de incertidumbre.
-Es cierto. Cada vez hay más certidumbre en relación con la Política Agraria Comunitaria que entrará en vigor el 1 de enero de 2023, si bien es cierto que la incertidumbre la siguen generando lo que llevamos arrastrando de crisis energética, la crisis generada por la situación en Ucrania y los coletazos de la pandemia. Es una tormenta perfecta que hace que los mercados sean menos transparentes que antes, además de mucho más volátiles… Son mercados en los que diferentes países están primando la soberanía alimentaria.
-¿Cómo hemos llegado a esta situación?
-Los agricultores y los ganaderos son cada vez más profesionales, pero se enfrentan a una situación que se deriva de un defecto brutal en la gestión energética de la UE. Debe haber alguna corrección en ese aspecto, sobre todo por la gran dependencia con respecto al gas ruso. Cuando eso se corrija, si a nivel nacional hay una disminución en el IVA de fertilizantes y carburantes, como se dijo en la Mesa de la Sequía… Si somos capaces de conseguir que el coste energético disminuya, el agricultor podrá seguir haciendo lo que sabe.
“Un factor de cambio está en que la UE nos van a apretar en las políticas de CO2, etc., lo que va a impulsar la economía circular y la demanda de productos de cercanía”
Gerardo Dueñas
-Habla de soberanía alimentaria. ¿Es ese el camino que debemos seguir?
-La Unión Europea debe recapacitar en cuanto a su forma de ver el mercado europeo. Por ejemplo, no puede ser que ante una crisis del sector del pollo, la primera reacción sea importar carne de Marruecos sin preguntar al sector español o europeo. Ha sucedido algo similar en el ovino, en relación con los acuerdos con Nueva Zelanda.
Hay que revisar esas políticas de globalización, que hacen que cuando otro país, como India, decide que por una situación de cosecha irregular debe cerrar las exportaciones de trigo, de repente no tienes trigo. O cuando tienes unos requerimientos de sanidad y calidad muy superiores a los de Brasil o Argentina; mientras no los rebajes no puedes importar maíz ni soja.
Por eso España tiene que potenciar su soberanía alimentaria: crecer en depender de sí misma. Otro factor de cambio está en que la UE nos van a apretar en las políticas de CO2, etc., lo que va a impulsar la economía circular y la demanda de productos de cercanía, algo que creo que es positivo.
-¿Cómo influye esta situación sobre el productor?
-El agricultor está en una tesitura en la que, al margen de que se vaya a eliminar la obligatoriedad de las rotaciones o del 4% de superficie sin cultivar, hoy por hoy no sabe si tendrá fertilización suficiente, si el precio de la semilla seguirá por encima de los 500 euros, si el precio de su producción será el mismo cuando coseche que a la hora de sembrar… Todo eso le hace no tener certidumbre en este momento.
Y luego estamos muy pendientes de la meteorología. Porque si llueve, la gente sembrará colza. Si no, apostará por otros cultivos…
“Tenemos un Defensor de la Cadena que vamos a potenciar porque es una figura pionera en España”
-Otra de las madres del cordero está en los precios.
-El desarrollo de la Ley de la Cadena Alimentaria es prioritario para nosotros. Hay que potenciar la Junta de Mediación y Arbitraje para potenciar esa vía frente a la vía judicial. Tenemos un Defensor de la Cadena que vamos a potenciar porque es una figura pionera en España. De hecho, otras comunidades nos piden información sobre cómo se regulan esas figuras. Y por otro lado, vamos a potenciar que el mayor número posible de contratos incluya la cláusula de sometimiento a la mediación y el arbitraje.
En cuanto a los gastos de producción, debemos analizar qué estudios de costes son prioritarios y cuándo lanzarlos. Por ejemplo, tenemos un estudio para el viñedo en Rueda y Ribera. No son dogma de fe, pero son una referencia a la hora de firmar un contrato o al analizar, cada productor, su propio proceso productivo.
Este trimestre tenemos mucho que hacer para empezar el 1 de enero, con fuerza, a justificar que la cadena es prioritaria para nosotros y para apoyar a la parte más débil, el agricultor y el ganadero. No perdamos de vista que a muchas empresas la fórmula de la mediación y el arbitraje no les conviene porque tienen más capacidad económica que el productor, por lo que la vía judicial les da cierta ventaja.
Pero vas al juzgado y te pueden dar cuatro años mientras que la mediación o arbitraje los tienes en tres o cuatro meses.
“Queremos potenciar las aromáticas, los frutos de cáscara, la quinoa… Alternativas a los cultivos mayoritarios”
-¿Se puede orientar al sector hacia un mapa de cultivos diferente?
-Cada vez hay menos capacidad para hacer política autonómica. Si esta consejería gestiona cerca de 1.500 millones de euros, mil millones corresponden a la PAC, que vienen casi al 100% con nombre y apellidos. Sí tenemos cierta flexibilidad para orientar las ayudas hacia nuestros objetivos. Por ejemplo, queremos potenciar las aromáticas, los frutos de cáscara, la quinoa… Alternativas a los cultivos mayoritarios. Pero no olvidemos que estamos en Castilla y León y que las condiciones climáticas no nos permiten alterar demasiado el escenario de cultivos.
-Todo ello, teniendo en cuenta la losa que supone el precio de la energía…
-Una de nuestras apuestas es la modernización de regadío y la realización de obras complementarias, como la inclusión de paneles solares o la construcción de balsas de riego allí donde haya una diferencia de 30 o 40 metros. Intentaremos que allí el agricultor tenga coste energético cero.
Estamos en contacto con diferentes CUAS, y vamos a ver si somos capaces de hacer algo similar a lo que ya se está haciendo en relación con las aguas superficiales. Hablo del regadío en 60.000 hectáreas. Sería clave que pudiéramos convencer a los agricultores con mayor coste energético, que son los que riegan con agua situada a mucha profundidad. Se trata de bombear el agua en invierno para guardarla y poder regar a lo largo de todo el verano. En todo caso, para la consejería las CUAS son prioritarias.
Ya que vemos que el Miteco cada vez nos va a limitar más la capacidad de regulación en la cuenca, estas instalaciones no son muy grandes y nos van a permitir abastecer de agua tanto al regadío como a la ganadería. Si los agricultores están interesados, podemos acometer esas obras con presupuesto autonómico y poder disponer de agua para regar 300 o 400 hectáreas.
Ahora vamos a poder empezar las obras en el Carracillo. Ese es el modelo en el que se pueden mirar otras comarcas, con esos cultivos hortícolas que han permitido fijar población.
“Seguiremos luchando para que se legalicen los pozos de Minas”
-¿Mantiene la apuesta por la energía fotovoltaica?
-Apostamos por ellas tanto para regadío con superficiales como con aguas subterráneas. En relación con su uso en ganadería, tenemos una línea de cerca de 4 millones que se ha agotado a los diez días de salir la convocatoria. La línea será plurianual a tres años, y en ella subvencionaremos las placas en instalaciones agrícolas individuales y en las ganaderas. Por cierto, apoyamos las actuaciones para eliminar los olores en las granjas, y cuando eso esté resulto entiendo que habrá menos limitaciones al desarrollo de la ganadería.
-¿El importe de la ayuda será el mismo?
-Consideramos que es un error convocar ayudas de hasta el 75% de la adquisición, porque eso se traduce en que el vendedor aumenta el precio lo que no está escrito. También ha habido críticas en el sentido de que el 80% de las ayudas va a mujeres, lo que puede llevar a que algunos expedientes no se hayan realizado de la mejor manera posible.
Modificaremos la convocatoria para que las ayudas sean menores y lleguen a más gente. Pero tanto las ayudas a las renovables como las de agricultura de precisión y tecnologías 4.0 han llegado para quedarse.
-¿Qué sucederá con los pozos de Minas?
-Seguiremos luchando para que se legalicen los pozos de Minas. El problema es que la CHD lleva tiempo descabezada, lo que en fondo no ha sido tan malo. La situación de sequía podía haber llevado a tomar decisiones en contra de los regantes, y no se ha hecho mal del todo por esa situación en el organismo.
“Tenemos un 32% de capacidad de regulación en nuestras cuencas, mientras otras comunidades tienen una capacidad del 200%”
-Pero seguimos arrastrando el problema de la escasez…
-Tenemos un 32% de capacidad de regulación en nuestras cuencas, mientras otras comunidades tienen una capacidad del 200%. Por eso en el diseño del Plan Hidrológico pedíamos el recrecimiento de determinados embalses para llegar a una regulación cercana al 50%, que nos parece el mínimo.
El ministerio pretende dirigir sus esfuerzos a tecnificación, modernización de instalaciones para que se pierda menos agua, reutilización de las aguas urbanas… y a las desaladoras. ¿Cómo es posible que el Ebro lleve millones de metros cúbicos de agua dulce hasta el Delta y no hagamos un trasvase, pero en el Mediterráneo me encargo de desalar? Pero eso ya se hace en países del norte de África, con un impacto ambiental tremendo. Si todo el mundo piensa en las desaladoras tendremos un problema.
Esto nos lleva a destacar la importancia de todo lo que suponga el ahorro de agua. En Castilla y León, lo primero que se ha quedado sin regar ha sido el bajo Carrión, el 13 de agosto. Son 7.000 hectáreas, allí donde no hay modernización.
-¿Cómo es la relación con la CHD o el ministerio?
-En el día a día no tiramos la toalla. Incluso somos una comunidad pionera en alcanzar acuerdos con SEIASA, por cuanto hemos cofinanciado muchas infraestructuras con fondos Feader. Seguimos demandando mantener el porcentaje de lo que llega desde SEIASA para las modernizaciones, que podría ser del 25%. Las últimas propuestas eran en torno al 9%, y lo próximo será algo más del 3%. Hay que mantener esa cofinanciación porque la modernización es necesaria.
“Vamos a tener un año de prórroga en la obligatoriedad del cuaderno de explotación; estará en fase de prueba en 2023 y será obligatorio en 2024”
-Al mismo tiempo, con la amenaza de que crezcan las zonas vulnerables a contaminación por nitratos…
-El agricultor es cada vez más consciente de los peligros que tiene el real decreto de nutrición sostenible, las limitaciones en la fertilización. Vamos a tener un año de prórroga en la obligatoriedad del cuaderno de explotación, donde el agricultor especificará la cantidad y la calidad de lo que aporta. Estará en fase de prueba en 2023 y será obligatorio en 2024.
El agricultor no va a tener muchas alternativas en cuanto al aporte de unidades. Pero hay que destacar que una de las medidas que conseguimos de la Consejería de Medio Ambiente es que, a nivel autonómico, se permita incrementar el aporte de nitrógeno en un 20% cuando venga con algún tipo de inhibición. Esa medida va a permitir un aporte de nitrógeno superior al previsto.
También es cierto que vamos a sacar una línea para subvencionar a quien sustituya un 20% de unidades de nitrógeno mineral por nitrógeno orgánico. Estamos respaldando la transformación del purín. Hay tecnología para extraer la materia seca y obtener un agua no pura, pero reutilizable para cualquier aprovechamiento, incluido el regadío.
“Itacyl tiene que ser algo más potente de lo que es en la actualidad; tiene una capacidad de investigación muy importante”
-Otra limitación tiene que ver los fitosanitarios…
-Es cierto. A medio plazo, Bruselas propone limitar mucho la aplicación de fitosanitarios, con la prohibición de estos productos en la Red Natura 2000; con un uso muy excepcional (y justificado) en esa zona. Eso, para Castilla y León, con dos millones y medio de hectáreas en la Red Natura, sería desastroso. Si no avanzamos en la genética de las variedades para que la planta sea más resistente a hongos o a la sequía, o venga micorrizada y con capacidad para absorber nitrógeno, o la situación del sector va a ser complicada.
-¿Qué papel tendrá Itacyl en esta nueva etapa?
-Itacyl tiene que ser algo más potente de lo que es en la actualidad porque tiene una capacidad de investigación muy importante. Acabamos de firmar un convenio con el ministerio por un importe cercano a los 200.000 euros porque vamos a dar soporte satelital a toda España para gestionar el control de la PAC. Es algo en lo que somos pioneros y va a suponer una fuente de financiación muy importante para la entidad.
-¿Cómo será su relación con el sector?
-Vamos a lanzar un plan de colaboración con las empresas, para empezar a tener una investigación aplicada, dirigida a lo que demandan. También tenemos la intención de potenciar aquellos puntos que nos permitan acercar al agricultor y el ganadero la información de la que disponemos. Hablo de las estaciones de avisos, de la Estación Enológica, de las estaciones tecnológicas de la leche o de la carne… Disponemos de numerosos puntos de información sobre control de plagas, enfermedades, etc., con información que no se traslada al agricultor y el ganadero. Tenemos potencial de crecimiento en ese sentido.
Para todo ello debemos hacer inversiones, dotar a esos centros de personal… Todos esos centros van a tener un desarrollo muy importante.
“El sector agroalimentario está por encima, incluso, de la automoción en cuanto a innovación”
-Y luego está la apuesta por la calidad…
-Castilla y León tiene que ser un referente en productos de calidad; tenemos que aspirar a que el 100% de la producción sea de calidad. Una de las labores de Itacyl es que un alimento amparado por una marca de garantía se acabe transformando en IGP o DO.
El sector agroalimentario está por encima, incluso, de la automoción en cuanto a innovación. Pero tenemos que seguir en esa línea. Por eso hemos aprobado una línea potente de industrialización, con casi 70 millones de euros, para el sector agroalimentario, tanto cooperativo como empresas, con ayudas de hasta el 40% de la inversión realizada.
Las inversiones de menos de un millón de euros las vamos a canalizar por medio de los grupos de acción local, que gestionan los fondos Leader. Van a tener una financiación superior a la del periodo anterior.
Cada vez tiene que haber más convenios entre Itacyl y la empresa privada. Por ejemplo, una compañía necesita obtener una harina o una calidad determinada, y esos convenios para desarrollar proyectos ‘ad hoc’ van a ser importantes.
De ahí los acuerdos que tenemos con Vitartis como entidad que aglutina a más de 140 agroindustrias en Castilla y León. Eso no va a cambiar. El presidente Mañueco se comprometió a incrementar la ayuda a esas empresas y la consejería lo celebró.
“El sector cooperativo ha ido evolucionando para hacerse algo mayor, pero no ha avanzado en todos los procesos de la cadena de valor”
-Usted dijo recientemente que respalda el modelo cooperativo.
-Sí, pero hay que cambiar el Plan Estratégico porque el sector cooperativo ha ido evolucionando para hacerse algo mayor, pero no ha avanzado en todos los procesos de la cadena de valor. Hace pocas fechas visité Agropal y me sorprendió su capacidad para sumar los inputs de los productores, transformarlos, industrializarlos y comercializarlos.
Hoy tiene diez supermercados, pero tiene visualizados otros 35 para ponerlos en marcha en muy poco tiempo. El Plan Estratégico debe ir vinculado a que cada vez haya más colaboraciones, pero con un salto cualitativo para que esos acuerdos sean no solo entre cooperativas, sino también entre cooperativas y empresas. Y con un ámbito no ya nacional, sino también con empresas de otros países.
La cooperativa tiene que ser una agroindustria igual que una empresa privada, y ahí está el Plan Estratégico, con partidas para formar a gerentes y a consejos rectores. Debemos ir a un modelo empresarial total.
“El ganadero que peor lo tiene es aquel que más depende del precio de la energía, como el pollo y el pavo”
-¿Cómo ve al sector ganadero?
-El ganadero lo tiene más difícil, sobre todo el de vacuno de leche y el de ovino. El año que viene aprobaremos un plan para el ovino, con ayuda o no del ministerio. Porque tiene una situación difícil, pero al mismo tiempo es el que tiene mayor capacidad de tener un papel interesante, por ejemplo, en la lucha contra los incendios forestales.
El que peor lo tiene es aquel que más depende del precio de la energía, como el pollo y el pavo. De ahí las ayudas específicas que hemos aprobado recientemente. En todo caso, el productor sigue teniendo el apoyo de la administración.
Al mismo tiempo, en la ganadería de vacuno está subiendo poco a poco el precio de la leche, pero nos estamos quedando cada vez con menos cabezas. Está siendo más rentable vender para carne los animales de más edad, que van bajando su productividad, que seguir produciendo leche. De este modo, mes a mes la cabaña se va reduciendo. Bajan las existencias de leche y podríamos llegar a un cierto desabastecimiento.