Es cierto que el precio de los insumos se ha disparado hasta el nivel de pesadilla, lo que nos sitúa en un escenario nunca visto antes. Esta coyuntura nos sitúa en posición de explorar el verdadero de un concepto de moda, ‘resiliencia’, del mismo modo que deberemos sacar todo el partido a otro término que ya es un viejo conocido del agricultor: el de la máxima eficiencia. Es una verdad que se hace especialmente evidente en algunos capítulos de nuestra actividad, como la fertilización..
Hacerse trampas al solitario
Mercedes Morchón, responsable comercial de Fertifluid Fertilizantes, subraya que la agricultura ha dejado de ser una profesión de costumbres, en la que cualquier decisión se puede justificar en que “siempre lo he hecho así”. También hay desterrar la idea, tentadora, de que “todo da igual” porque “lo que pagaremos caro es pensar que no tendrá repercusión la decisión de no fertilizar este año nuestra explotación”. Sería algo así como hacerse trampas al solitario.
Ajustar la cantidad de fertilizante
Hay muchas prácticas que hacen que podamos ajustar la cantidad de fertilizante. Una buena rotación de cultivos, la aplicación -cuando sea posible- de fertilización orgánica, enterrar el rastrojo, realizar análisis del terreno para conocer las posibles… y un largo etcétera que nos pueden llevar a ser más eficientes. “Pero la fertilización mineral no deja de ser imprescindible”, advierte la responsable de Fertifluid.
Una circunstancia que no podemos descartar en los posibles problemas de suministro de nitrogenado en primavera, como consecuencia de paradas en la producción o dificultades con el transporte. No podemos perder de vista esta amenaza cuando diseñemos nuestra estrategia de fertilización.
Multitud de posibilidades eficientes
Una posibilidad para aquel suelo que no hemos fertilizado en fondo puede ser la aplicación temprana de fertilizantes “de única aplicación”. De este modo el cultivo estará ‘nutrido’ en el inicio de la primavera y, en caso de tener que aportar algo de nitrogenado, tendremos más margen para hacerlo. Incluso más allá de marzo.
“Para entonces ya dispondremos de más información sobre cómo viene el cultivo, el precio del nitrógeno e incluso la previsión sobre el precio de venta de nuestra producción”, recuerda Morchón
Otra solución ‘intermedia’ que propone a quienes no realizaron abonado de fondo puede ser la aplicación de potasa en cobertera, junto con el nitrogenado. En el caso de irnos a un nitrogenado, una opción interesante es utilizar de forma temprana un nitrógeno con azufre y PHC con un contenido importante en ácidos fúlvicos (NITRO-S FlUID). Su efecto, en las condiciones actuales de frío, son evidentes a los 7-10 días frente a la aplicación de otras formas nitrogenadas que tardan mucho más tiempo en actuar.
Atención a la raíz
El cereal ha tenido una buena nascencia y una buena implantación en la comunidad, si bien con una diferencia notable entre aquellas parcelas en las que se realizó abonado de fondo y aquellas en las que no.
Lo recuerda el responsable de Fertiberia para el noroeste de España, José Ángel Cortijo, que recomienda al agricultor fijarse en el desarrollo de la raíz, además de en la parte aérea de la planta. “El cereal con un buen manejo, con una fertilización adecuada, ha visto cómo se desarrollaba su raíz, de modo que la planta tendrá mayor capacidad para absorber agua y nutrientes. Y una mayor capacidad de adaptación a lo que pueda deparar el tiempo atmosférico”, subraya.
Acertó quien abonó de fondo porque ahora tiene más margen para decidir cuándo realiza la cobertera, mientras que quien no lo hizo tiene un cultivo que lleva muchos meses sin recibir nutrientes. “En ambos casos será importante aportar nitrógeno con azufre, ya que ambos elementos son sinérgicos”, apunta el responsable de Fertiberia.
¿Qué sucede con las zonas vulnerables?
A falta de que se publique el Plan de Actuación para la fertilización en zonas vulnerables a contaminación por nitratos, el agricultor de esas zonas debe informarse bien sobre el límite máximo de lo que puede aportar en su municipio. También es importante mantenerse informado sobre la normativa vigente, puesto que la superficie considerada vulnerable puede crecer en un 50% dentro de muy poco tiempo.
La colza y el azufre
Estamos ante un año récord en la superficie de colza, que ha registrado una buena implantación mientras los precios siguen siendo históricos. Para Cortijo, “debemos aprovechar esta coyuntura favorable para atinar en cada una de las decisiones que adoptemos. No podemos olvidar que el azufre es un elemento importantísimo si deseamos obtener un buen peso específico y un nivel adecuado de grasa”.
Por ello el agricultor debe hacerse con un nítricoamoniacal con azufre, ya que la colza requiere un adecuado equilibrio entre azufre y nitrógeno. Sin duda, el producto que cuenta con un nivel de azufre más adecuado es el nitrosulfato amónico. “Tiene además la ventaja de contar con un amplio recorrido de aplicación, de modo que puede emplearse de febrero a abril”, recuerda.
Tampoco hay que perder de vista que la colza absorbe muchas más unidades de nitrógeno que, por ejemplo, el cereal. Requiere entre 35 y 40 unidades de ese elemento por cada tonelada de producción, frente a las 28 que demanda el trigo blando.
Un plan de abonado para la remolacha
“Cuando vamos a empezar la campaña de siembras de remolacha, parece necesario hacer una reflexión previa: no se puede pretender que vayamos a sembrar una remolacha, cuya semilla mejora los resultados año tras año, sin contar con un plan de fertilización adecuado”, subraya Cortijo.