Ricardo Ortega
La bajada del petróleo suele llevar aparejadas otras bajadas en los mercados internacionales, pero no la de los fertilizantes, cuyo precio está estrechamente ligado a la evolución del gas natural. Y este no da muestras de que vaya a bajar.
No va a disminuir el precio del abono por ese y por otros motivos. El primero de ellos es la propia ley de la oferta y la demanda. Teniendo en cuenta que la necesidad de compra supera con mucho al producto existente en el mercado, resulta muy difícil una bajada en el precio.
Después está la tragedia de la agresión rusa contra Ucrania. Rusia es un importante productor y exportador mundial de fertilizantes. Vende fuera de sus fronteras el 70% de su producción de abonos minerales. O vendía, porque la política de sanciones contra la potencia agresora ha puesto patas arriba el mercado mundial.
Más flecos. Bielorrusia es una gran productora de potasa y, aunque las sanciones no se dirigen contra este país directamente, sí afectan a determinados magnates vinculados al entorno de Putin.
Algunas voces señalan que España depende más del norte de África que del este de Europa, pero eso era cierto hasta hace poco, puesto que toda la demanda se ha dirigido al Magreb, lo que ha tensado el sector.
También influye, y mucho, el proceso inflacionario que experimenta el viejo continente. En el sector fabricante nadie se atreve a hacer una previsión a medio plazo, pero todo parece indicar que seguirán los precios altos. La campaña actual se abonó en parte con fertilizante comprado antes de las fuertes subidas, pero el año que viene los gastos por hectárea se pueden disparar.
Para Mercedes Morchón, directora comercial de Fertifluid Fertilizantes, el escenario es completamente nuevo y ya no vale repetir las formas de trabajo “de toda la vida”. No se trata solo de la guerra y los precios elevados, sino que el cambio climático y la nueva agricultura han llevado a cuestionar buen número de ideas que parecían inamovibles.
Morchón destaca la “flexibilidad” y “versatilidad” de la fábrica de Villalar de los Comuneros, que al elaborar abonos líquidos puede diseñar, producir y poner a disposición del agricultor “en muy pocos días” un abono que se ajusta a las necesidades de su explotación.
Sin ir más lejos, a principios de año se apostó por un nitrogenado apto para una aplicación más temprana, adecuada para aquellos agricultores que no habían realizado un abonado de fondo. “Entonces demostramos que tenemos capacidad para adaptarnos a cómo viene el año, teniendo en cuenta la meteorología y el resto de factores”, apunta.
Es la ventaja de los abonos líquidos, “que nos permiten diseñar un traje a medida para cada suelo y cada situación”, recalca.