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martes, octubre 15, 2024
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El sector de ecológico en Castilla y León confía en seguir creciendo

La producción va a más de manera casi exponencial en la comunidad autónoma. Es trascendente aquí el respaldo y el impulso de un consumidor cada día más concienciado y que valora la calidad de lo que compra y cómo se ha generado

Desde el Consejo de Agricultura de Castilla y León (Caecyl) destacan el crecimiento experimentado en los últimos cinco años en el cultivo de frutos secos, los sectores bovino y apícola en ganadería y el sector de las bebidas -principalmente las bodegas- en la industria transformadora. Desde 2015 ha habido un incremento de un 71% en el número de operadores de producción ecológica.

La demanda de productos ecológicos por parte de los consumidores se va incrementando año tras año. “Sin embargo, hay que tener en cuenta que el consumo de productos ecológicos en Castilla y León es muy bajo. Tan solo un 10% de la población los adquiere más de una vez al mes”, detalla Isabel del Amo, secretaria general de la Asociación de Supermercados de Castilla y León (Asucyl).

En cuanto a la oferta, explica que los supermercados han hecho “una apuesta clara” en los últimos años para poner a la venta productos ecológicos en distintas secciones. De esta forma, se hacen más accesible estos productos para cualquier tipo de cliente, al tiempo que permiten que quienes ya compraban alimentos ecológicos en tiendas especializadas tengan una mayor oferta y más cerca de sus casas.

En Arae, una cooperativa ecológica constituida en 2006 por doce agricultores de Castilla y León, son 65 socios que producen principalmente cereales, leguminosas, oleaginosas, forrajes y legumbres, todas con calificación ecológica. El gerente, Arturo Martín, atestigua que en los últimos cinco años ha habido “un crecimiento exponencial muy importante en el número de agricultores que se han apuntado a este sistema de producción”. También puntualiza “que las demandas están evolucionando continuamente”, de manera que adaptarse a ellas.

En productos de alimentación humana cabe señalar harinas, legumbres y oleaginosas. “Pero también hay un frenazo en productos de alimentación animal”, apunta. “España sigue siendo el mayor productor de productos ecológicos de Europa y en cambio estamos a la cola en consumo. La ganadería ecológica no crece lo suficiente para absorber toda la producción de cebada, avena, etc., por lo que estamos condenados a exportar gran parte de la producción, sobre todo de cebada. Ya hay países del Este de Europa que están produciendo mucho, como Rumanía, Ucrania, Rusia…, y Francia e Italia son prácticamente autosuficientes”, dice Martín.

Respecto a si hay suficiente materia prima en Castilla y León para las elaboraciones ecológicas, Juan Senovilla, presidente de Caecyl, cree que escasea. “No porque nos falte capacidad de producción, si no porque todavía nos queda un camino que recorrer para cubrir la demanda de consumo interno de producto ecológico en la Comunidad. También nos hace falta incrementar porque la industria de la región tiene una demanda no cubierta para sus transformaciones”, explica.

Desde la semilla

La demanda de semilla para ecológico es de lo más variada, “incluso se podría decir que es más variada que la convencional”, defiende Violeta Senovilla, de Semillas Columbia. Y es que, por lo general, los agricultores ecológicos suelen estar más abiertos a probar cultivos nuevos, “lo que nos permite investigar cultivos nuevos o nuevos usos para los ya existentes. Esto es genial porque siempre estas aprendiendo cosas nuevas”, abunda.

Violeta Senovilla percibe un constante aumento en la demanda de semilla ecológica. La característica principal de ella es que está libre de pesticidas. Se puede identificar porque siempre debe llevar el logo ecológico europeo, una hoja con las estrellas identificativas de la UE.
“Nosotros producimos la semilla en colaboración con agricultores ecológicos, con los que llevamos a cabo las multiplicaciones. Es un proceso un poco complejo y laborioso, pero cuando al final encajas y consigues que funcione es estupendo y muy gratificante”, explica satisfecha la experta de Semillas Columbia.

En Harinas García del Valle, con sede en San Esteban de Gormaz, las harinas ecológicas que más venden son las de trigo y centeno, tanto en cilindros como en molino de piedra. En harinas de trigo ecoproducen ocho tipos diferentes y cuatro en centeno, incluidas las integrales. “La demanda se esta incrementado, si bien estamos a unos niveles más bajos que el resto de los países de nuestro entorno”, explica el gerente, Jaime García del Valle.

Cada vez son más exigentes en el control de las materias primas que compran, por lo que lo primero es homologar a sus proveedores. Para ello, analizan los granos no solo la humedad, peso especifico, proteína, índice de caída etc., sino que también en metales pesados, micotoxinas, pesticidas…. “Hemos incrementado notablemente el gasto en análisis por estos conceptos. Normalmente los agricultores que están en producción ecológica, al estar también auditados como nosotros por las certificadoras, están familiarizados con estos aspectos”, detalla.

Pioneros

Entre los productores hay proyectos personales muy singulares, como el de Nazaret Mateos, que el pasado mes de marzo ha sido galardonada con el premio europeo a la Innovación de las Mujeres Agrarias.

En EntreSetas se dedican al cultivo y comercialización de setas gourmet ecológicas, en diferentes formatos. La actividad está localizada en Paredes de Nava (Palencia). Toda la producción es ecológica y las instalaciones están certificadas.
Es una forma de cultivo única en España, basada en la economía circular, el respeto y la sostenibilidad medioambiental, que fue su “mayor inconveniente a la hora de certificar en ecológico, ya que al no estar regulada, hubo que enviar mucha documentación”, recuerda Mateos.

Una vez conseguido el reconocimiento, no les ha costado nada conservarlo, puesto que no usan ningún tipo de producto que químico, ni siquiera en la limpieza. “No usamos más que nuestros propios abonos naturales y plantas medicinales para el control de insectos”, recalca también Nazaret Mateos.

Considera que la inversión para las instalaciones es la misma en ecológico que en convencional, solo que luego la producción varía. “Las nuestras son más pequeñas que las industriales y el tiempo de amortización es más largo”, matiza.

Como modelo de negocio innovador, sí se encuentran con muchas limitaciones a la hora de poder acceder a subvenciones o ayudas “tanto de ecológico como de agricultura en general, las cuales siempre vienen referidas para cultivos tradicionales y esto ralentiza el crecimiento de nuestro proyecto”, lamenta.

Toda la producción de Kirios de Adrada es ecológica, aunque hay que diferenciar entre el viñedo y la bodega, en cuanto que lo uno es producción ecológica y lo otro elaboración ecológica.

Jesús Lázaro, el bodeguero y viticultor en Adrada, asegura que la inversión en ecológico es “incluso menor que en convencional”. “Muchas veces nos tenemos que deshacer de aperos que no son necesarios en agricultura ecológica”, detalla.

También la maquinaria

El sector de la maquinaria agrícola no es ajeno a los requerimientos específicos de una producción agropecuaria tan especializada. En Vila Maquinaria Agrícola, por ejemplo, citan los equipos para deshierbe mecánico adaptados a necesidades concretas, ya sean rastras de púas, rastras rotativas, binadoras con o sin sistema de guiado, como lo que les demandan sus clientes. Su producto estrella son las rastras de púas para diferentes cultivos, ya sea para cereal, ajos o leguminosas (guisantes, garbanzos, lentejas…) entre otros.

Son fabricantes de una amplia gama de productos y distribuidores de otras marcas. Hablar de la diferencia de costes entre una maquinaria y otra no resulta fácil. “Es muy difícil, ya que no estamos comparando dos productos concretos, sino dos amplias gamas… Tanto en ecológico como en tradicional podemos encontrar maquinaria técnicamente diferente y con precios muy variados”, comenta Albert Vila, responsable comercial de Vila Maquinaria Agrícola.

“Podemos hablar de una rastra de púas con un precio aproximado de 5.500 euros, y dentro de la misma gama de maquinaria para ecológico tenemos la binadora con sistema de autoguiado que pasa sobradamente de los 30.000 euros”, concreta.

Agricultores del sistema tradicional están preguntado cada vez más por la maquinaria para el deshierbe mecánico, como complemento al uso de los herbicidas. “La agricultura ecológica está en auge y las peticiones de información son cada vez más habituales”, apunta Vila.

 

granos cereal

Todo certificado

María Ángeles González, de Qualitas Natura, destaca que la pandemia del COVID-19 ha aumentado la demanda de la producción ecológica. La mentalidad de tener una alimentación más saludable se extiende cada vez más entre la población, fundamentalmente entre las generaciones más jóvenes. “En 2020 el gasto en alimentos ecológicos en España había aumentado un 17% con respecto al año anterior. Las industrias son las primeras en sentir esta tendencia y también son las mayores demandantes de materia prima al sector agrícola y ganadero. Si no consiguen estas materias primas en España, las buscarán en otros países de la Unión Europea o las importarán de terceros países”, advierte.

En Qualitas Natura, que se dedica a la certificación de la producción ecológica de agricultores, ganaderos y empresas de alimentos en Castilla y León desde 2018, deja claro que la comunidad autónoma está “a la cola” de la producción ecológica en España, a pesar de ser la que dispone de más superficie agraria útil. Según datos de 2019 del Ministerio de Agricultura, sobre el total nacional, Castilla y León supone el 2,5%, frente a Castilla la Mancha con un 17,4% y Andalucía (45%).

En cuanto a la ganadería, solo 134 explotaciones de Castilla y León (un 1,8%) son ecológicas de un total en España de 7.287, mientras que Andalucía tiene el 57,6% y Cataluña un 12,4%.

La actuación de las entidades que certifican ecológico, como Qualitas Natura, es verificar que los operadores cumplen con la reglamentación europea al producir sus alimentos o piensos ecológicos. Para ello, se hace al menos una auditoría de control al año en la que se visita la explotación o la industria y se toman muestras de producto si es necesario. Las determinaciones analíticas más habituales son la presencia o no de residuos de pesticidas, la presencia o no de OGM y los contenidos en sulfuroso para el vino.

“La agricultura y la ganadería ecológicas no son una vuelta a las formas de producción de nuestros antepasados. De hecho, requieren un alto nivel tecnológico y una buena formación por parte de los operadores.

Considero fundamental el trabajo conjunto de los operadores ecológicos, con los técnicos profesionales del sector y el apoyo de las administraciones en este camino”, enfatiza González.

Rigor y exigencia

“Cada vez nos exigen unos estándares más altos de calidad, aspecto, limpieza…”, asegura el gerente de la cooperativa Arae. En Castilla y León todavía queda mucho por hacer, seguimos teniendo un porcentaje muy bajo de superficie ecológica respecto al total nacional”, coincide con González.

En cuanto a los precios y rentabilidades, Arturo Martín considera que no hay una “diferencia fija respecto al convencional y depende mucho del producto, del año, de la demanda”. Sí considera que los productos que más se demandan -como trigos harineros, girasol, colza, etc.- suelen tener mucha más diferencia en precio respecto al convencional, “los productos que se demandan menos como ha ocurrido este año con la cebada que debido a la falta de demanda exterior, exceso de producto en stock, subida de las lonjas en convencional y una serie de factores que hasta ahora no se habían dado, ha provocado que se esté vendiendo, en estos momentos, la cebada en ecológico y en convencional al mismo precio, cuando a principios de campaña había una diferencia del 30%. Cada año es un mundo”.

“La demanda evoluciona de manera muy positiva”, apunta satisfecha Beatriz Sierra, de Dehesa de la Serna. Es una ganadería ecológica solo seis kilómetros de Ávila, que apuesta por un producto de alta calidad, muy de la zona, intentando poner de relieve toda la excelencia que hay en la producción y transformación en Ávila. “Apostamos por valorar y respetar nuestra identidad geográfica dentro de una producción que pretende conservar al máximo nuestros ecosistemas naturales en la producción.

A juicio de Juan Senovilla, la producción ecológica es “mucho más rentable, en el ámbito social, fijación de población en el medio rural, en especial jóvenes y mujeres. En lo cultural, mantenimiento y recuperación de la rica cultura agraria campesina con variedades, razas, mañas, usos y saberes. Económicamente nuestra tendencia al justiprecio y, por decisión de los consumidores, al consumo de proximidad”.

Sierra prefiere hablar más de “resiliencia o resistencia del negocio” que de rentabilidad. Argumenta que han tenido buenos y malos años de cosechas. Han desarrollado un sistema de comercialización directa desde su página web y tienen ya un largo recorrido, puesto que comenzaron en 2015. Todo esto les ha permitido tener unas ventas e ingresos estables y en crecimiento, apoyados también por el momento en que vivimos, “en el que los consumidores empiezan verdaderamente a buscar y apreciar este tipo de alimentación”, defiende.

“El mercado convencional está sujeto a alzas y bajas que dependen de muchos factores, pero en el mercado ecológico los precios son estables”, destaca.

En Dehesa de la Serna procuran tener unos precios accesibles para el consumidor, e intentan ajustarlos, pero al mismo tiempo trabajan para que la calidad sea “máxima”. “Al final los precios no son tan diferentes de los productos de carne convencional que se posicionan de alta calidad”, dice.

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En supermercados

“La diferencia de precio varía mucho de unos productos a otros, dependiendo si estamos hablando de transformado, fresco, o de la cantidad de ingrediente ecológico que lleva”, según considera la secretaria de Asucyl. “Podemos decir, que de media, las diferencias de precio entre un producto ecológico y uno tradicional, pueden estar entre el 70-80%”, concreta Isabel del Amo.

El producto ecológico se comercializa bien, cuando el diferencial de precios con respecto al producto convencional no supera el 20%. Para que sea rentable en los supermercados debería incrementarse la demanda, para que los productos roten más en el lineal y se reduzcan las mermas de producto, que están lastrando los resultados.

“Consideramos que el sector ecológico es una apuesta de futuro, que va a continuar creciendo, porque aun siendo España el principal productor de ecológicos, estamos lejísimos de alcanzar el objetivo del 25% de agricultura ecológica para el 2030 que se recoge en el Pacto Verde Europeo”, prevé la representante de los supermercados.

El futuro

“Para nosotros, el futuro tiene que ser sinónimo de una clara mejora de la fertilidad del suelo, que es lo que heredarán los que vengan detrás”, recuerda Beatriz Sierra. Considera que su contribución es la de haber trabajado en la dirección de un mantenimiento y mejora de los ecosistemas, de una producción más sana y de mayor calidad. Le gustaría también que el esfuerzo de todos los que están en la producción agroalimentaria de calidad contribuya a una reactivación económica que fuera “de la mano del cuidado de nuestros ecosistemas naturales y de todos los bienes comunes de los que somos responsables como el aire, el agua, los bosques, la flora y la fauna de nuestra provincia”.

“Creo que no hay un futuro que no conlleve una transición hacia la agricultura ecológica. El futuro siempre se nos ha presentado positivo a quienes apostamos por lo ecológico, pero requiere de una gran responsabilidad por nuestra parte”, remacha Juan Senovilla.

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