Ricardo Ortega
El mundo actual está sometido a constantes cambios y nuevos retos a todos los niveles. El cambio climático y las restricciones en el uso de fitosanitarios son dos aspectos que preocupan enormemente al sector vitícola.
Uno de los frentes de batalla radica en las restricciones impuestas por la Unión Europea al empleo de fitosanitarios. Productos eficaces en la lucha contra plagas y enfermedades, como el arsenito sódico en el caso de las enfermedades de madera, no están permitidos.
Al mismo tiempo, la cantidad de producto que se puede aplicar también ha sufrido restricciones por parte de las administraciones. “Es una obviedad que el futuro pasa por una viticultura sostenible, y para ello se precisan nuevas herramientas que mejoren el valor de nuestras uvas y vinos”, apuntan desde VCR-Agromillora.
Se necesitan nuevas variedades, clones y portainjertos que estén más adaptados a las necesidades futuras y que permitan afrontar con mayor certidumbre las consecuencias del cambio climático.
Un informe elaborado por los técnicos Benjamín Crespo, Patricio Villalba y Héctor Rodríguez Marrero destaca la labor realizada durante años con centros de investigación de referencia a nivel internacional, que ha supuesto una fuerte inversión en I+D+i. Fruto de estas colaboraciones se han obtenido materiales vegetales que facilitan la adaptación a los desafíos de la viticultura internacional.
Como señalan los investigadores, el cambio climático es la mayor amenaza a la que se enfrenta la humanidad. El aumento de la temperatura y de los fenómenos meteorológicos extremos tiene una influencia directa sobre la viticultura.
Nos encontramos ante un nuevo escenario, como la aparición de nuevas plagas que afectan a los viñedos, se han adelantado las fechas de vendimia -que obligan a dirigirnos hacia variedades de maduración más tardía- y se promueven cambios en el manejo de la vegetación.
Por ejemplo, se opta por nuevos sistemas de conducción que sombreen y protejan los racimos, a la vez que necesitan una buena aireación, “y hay un objetivo manifiesto de conseguir viñedos equilibrados evitando el abuso de los despuntes de vegetación”.
Es en esa dirección hacia donde se dirige el viverismo en la actualidad y, de forma singular, las soluciones disponibles aportadas por VCR-Agromillora son las de obtener nuevas variedades resistentes a mildiu y oídio, nuevos portainjertos y nuevos clones.
Variedades resistentes
Uno de los retos de la viticultura actual es producir vinos más saludables y cultivar las viñas respetando el medio natural y las personas. Ante estas necesidades, una herramienta que está utilizando el sector y que va conquistando fronteras son las variedades resistentes a mildiu y oídio.
La italiana Universidad de Udine, en colaboración con VCR-Agromillora, ha obtenido y registrado 9 variedades que aparecen en el Catálogo Europeo de Variedades y Clones de Vid y son una realidad en el panorama vitícola europeo. Actualmente se están empleando con éxito en distintas regiones europeas, e incluso produciendo vinos de reconocido prestigio.
En España, desde el año 2017, se están llevando a cabo diferentes ensayos junto a centros de investigación, y actualmente estas variedades están a la espera de ser registradas en algunas comunidades autónomas, como País Vasco, Cataluña, Navarra y Castilla y León.
Es precisamente en esas comunidades donde VCR-Agromillora cuenta con centros colaboradores. Los trabajos se desarrollan en Vitoria, Penedès (Cataluña), valle de Baztán (Navarra) e Itacyl (Valladolid). Es una red de ensayos que pretende analizar cómo se comportan las nuevas variedades en diferentes ambientes, con tipos de suelo y climas diversos.
Son nueve las variedades nuevas cruzadas con las variantes más conocidas y representativas de las diferentes zonas productoras. Proceden de un programa intensivo de hibridación realizado por la Universidad italiana.
Los primeros datos del estudio han arrojado conclusiones esperanzadoras. Las variedades, en su mayoría, están demostrando ser “consistentes” y apuntan a la futura elaboración de vinos de calidad con buena aceptación en el mercado.
Mireia Bordas, de Agromillora-VCR, destaca el “diferente grado de tolerancia de las variedades”, tanto a mildiu como a oídio, con lo que “por ejemplo, en el futuro una bodega de la Ribera del Duero podrá interesarse por una variedad tolerante al oídio, mientras que una del Penedés deberá tener en cuenta la doble resistencia”, puesto que tanto mildiu como oídio están muy presentes en aquella comarca.
El proyecto se enmarca en una tendencia general de reducción de los tratamientos en la UE, con especial importancia para los vinos ecológicos. De hecho, los trabajos apuntan a una reducción de productos fitosanitarios en un 75% en comparación con el manejo convencional, sin que se resienta la calidad de los vinos.
Bordas destaca en ese sentido que cada centro participante en el proyecto está analizando los vinos obtenidos, con diagramas sensoriales y notas de cata.
“Todos los trabajos se desarrollan de acuerdo con la normativa que permitirá el registro y comercialización de las variedades”, subraya. A partir de ahora serán necesarios cinco años de toma de datos respecto a parámetros agronómicos, productivos y de vinificación antes de poder registrar las diferentes variedades.
Viticultura ecológica
Viticultores y bodegas siguen muy de cerca los avances de este proyecto, que a medio plazo les aportará soluciones ante los problemas ocasionados por las patologías como el oídio y el mildiu. Así lo señala Ana Díez, responsable del proyecto en Neiker (Vitoria).
“Estamos ya en el cuarto año de una investigación que abarca un análisis agronómico de la planta, al mismo tiempo que se analiza su resistencia a diferentes enfermedades”, señala. El ensayo se está realizando bajo condiciones de cultivo ecológico y la conclusión “es que las variedades presentan un grado de tolerancia a mildiu y oídio muy importante”, lo que permitirá reducir el número de tratamientos.
También colabora en el proyecto el Institut Català de la Vinya i el Vi (Incavi), donde se ha podido constatar que el diferente grado de tolerancia de una variedad depende de si cuenta con un gen resistente o varios.
El investigador Lluís Giralt destaca que el Incavi lleva muchos años trabajando con compañías investigadoras por un doble interés: porque será la entidad responsable de legalizar variedades en su ámbito geográfico y porque las nuevas variedades ensayadas “son una herramienta de futuro”. La viticultura ecológica está muy implantada en Cataluña, “de modo que nos afecta mucho la limitación en el uso del cobre”, apunta.
También han aparecido nuevas líneas de investigación que buscan producir, a partir de variedades nacionales, nuevas variedades resistentes. Ya se está trabajando con parentales como garnacha, macabeo, airén, tempranillo, verdejo, albariño y godello, entre otras, para conseguir esta resistencia. “Es decir, en unos años tendremos variedades muy similares a las que cultivamos ahora, pero con la resistencia a mildiu y oídio incorporada”, recalcan desde VCR-Agromillora.
Nuevos portainjertos
Los portainjertos utilizados en la actualidad se corresponden en su mayor parte con obtenciones realizadas a principios del siglo pasado. Las condiciones del medio han cambiado desde entonces: el clima, el manejo (uso de la mecanización), el escenario varietal, los objetivos enológicos, etc.
Desde hace años VCR-Agromillora colabora con la Universidad de Milán en un programa de mejora genética que ha permitido obtener una serie de portainjertos de nueva generación. Son los portainjertos M.
Su incorporación permite ampliar el abanico de posibilidades a la hora de plantar, y una excelente herramienta para adaptarnos a la viticultura del futuro, ya que algunos de los portainjertos que se plantan en la actualidad no están dando los resultados esperados.
Dentro de esa nueva gama de portainjertos M encontramos algunos muy resistentes a clorosis férrica, a salinidad, a la vez que presentan un reducido vigor y unos racimos más sueltos. “Estamos ante uno de los cambios más importantes en viticultura en mucho tiempo”, subrayan desde la compañía.
Nuevos clones
El programa de selección clonal se lleva a cabo junto a distintas administraciones y centros de investigación de todo el mundo: UC Davis, Universidad de Milán, Instituto para la viticultura Conegliano-Veneto, Instituto Agrario San Michele Adige, Universidad Politécnica de Madrid, etc.
Proporciona un abanico de clones adaptados a las necesidades de viticultores y enólogos: color, acidez, menor grado, baya no muy grande, racimo suelto, etc. Actualmente existen más de 400 clones en proceso de homologación y más de 500 registrados exclusivos de VCR-Agromillora.
Especialmente reseñable es la caracterización de clones de tempranillo que han dado lugar a nuestros clones VCR-224, VCR-379 y VCR-472. Clones que aportan un plus de calidad a las selecciones actuales y que ya están siendo plantados por los viticultores más avanzados.