El clima de Castilla y León ya era conocido por su carácter extremo, pero este año ha dado un nuevo significado a los conceptos de precocidad y rusticidad. Quizá sea una pista de hacia dónde deben dirigir los obtentores su labor investigadora
Ricardo Ortega
A pesar de todo lo que se ha hablado y escrito sobre los malos resultados de este año, no solo la meteorología explica lo sucedido en el campo de Castilla y León. José Ángel Cortijo, de Fertiberia, apunta una cierta sensación de sorpresa: “Llama la atención que con una meteorología tan negativa haya habido determinadas producciones con apenas dos golpes de agua, como las cebadas que han dado 3.000 kilos en secano. O muchos trigos que han dado resultados muy por encima de lo que cabía esperar”. “Creo que la clave está en la rusticidad”, señala.
Apunta en la misma dirección Alfonso Martín, responsable de Agroservicio Cereales y Colza de KWS. Dentro de sus cebadas de invierno, la variedad Amistar, de seis carreras, “ha dado unos rendimientos muy buenos, demostrando una gran rusticidad y una buena calidad de cosecha”. En el segmento de cebadas de primavera “podemos hablar de que nuestras variedades se han comportado de una manera espectacular, llegándose a obtener en parcelas de regadío 10.000 kilos, tanto con KWS Fantex como con KWS Cantton”. Estas variedades también se han sembrado en secano, “y a pesar de que en años tan secos estas variedades se ven penalizadas frente a las de invierno, han dado unos rendimientos muy aceptables, a nivel de cualquier variedad del mercado”, recalca.
También es un año para acordarse del centeno híbrido, puesto que “en años complicados como el que hemos pasado es cuando este cultivo tiene que dar la cara. Las tres variedades que hemos comercializado el año pasado, KWS Braseto, KWS Gatano y KWS Serafino, han tenido unos resultados satisfactorios”. Evidentemente, “somos conscientes de que en algunas zonas los rendimientos han sido escasos, pero iguales o mejores si los comparamos con el rendimiento de los otros cereales, y hay que tener en cuenta que la calidad de las parcelas donde se suele sembrar el centeno híbrido es más baja que otras”, recalca.
“La situación de sequía será cada vez más recurrente: es el reto que debemos afrontar”
Alfonso Martín apunta que, con vistas al futuro, la investigación relacionada con el centeno se debe centrar en tres factores: rendimiento, rusticidad y resistencia a cornezuelo”. “El rendimiento es el principal factor en los programas de mejora genética de todos los cultivos. En el caso de centeno híbrido, este factor va muy de la mano del segundo, rusticidad”. Respecto al cornezuelo, “nuestras variedades, gracias a la tecnología PollenPlus, al manejo de nuestras multiplicaciones y a la eliminación de cualquier variedad que muestre una susceptibilidad a este hongo, son prácticamente resistentes a cornezuelo”.
Desde Syngenta también se apunta alguna sorpresa en relación con variedades que se venían sembrando solo en zonas de altas producciones. Como en el caso de las cebadas híbridas HyvidoTM, “pues se han sembrado en zonas realmente duras, y con resultados realmente sorprendentes”. Con una reducción en la dosis de siembra, acompañada de un cuidadoso manejo del cultivo (una siembra precisa, control de plagas y enfermedades, etc.) “hemos conseguido que HyvidoTM sea una apuesta más segura que lo manejado hasta ahora por el agricultor, pues aprovechamos su potencial híbrido junto con características que otro tipo de genética no tiene, o al menos no tanto, como es una excelente sanidad foliar, su mayor capacidad de competencia frente a malas hierbas y una gran capacidad de adaptación al medio”.
De hecho, “la campaña 2019 ha sido la prueba de fuego que HyvidoTM necesitaba para demostrar que es una alternativa clara para el agricultor, y aún más sabiendo que ya en 2020 llega una nueva remesa de híbridos aún más adaptados a nuestras duras condiciones de cultivo”, subrayan desde Syngenta.
Apuntan en la compañía que 2017 fue incluso peor en la gran mayoría de zonas, “y si aún nos remontamos más en el pasado encontramos reiterados episodios de sequía y olas de calor”. Pero mirando al futuro “esta situación apunta a que va a ser cada vez más recurrente y este va a ser uno de los grandes retos a afrontar, más aún si unimos a esto el deber de alimentar a una población creciente”. De ahí que persigan “obtener variedades cada vez más adaptadas a situaciones climatológicas extremas, capaces de aumentar su capacidad de adaptación y productividad, sin olvidar que son herramientas para que el agricultor haga viable su forma de vida”. “En esto Syngenta ya dio un paso adelante con HyvidoTM, incorporando la hibridación a un cultivo tan nuestro como es la cebada, mejorando año tras año con variedades cada vez más adaptadas y más productivas”, remachan.
También tienen mucho que decir desde Semillas Columbia. Henar Arranz apunta que entre las variedades que han respondido mejor a las inclemencias del tiempo destaca la cebada Kalea, muy rústica, que se adapta a todos los secanos áridos y semiáridos. Cruce de Hispanic y Meseta, se recomienda la siembra desde el 15 de noviembre hasta el 15 de enero. “Este año se ha visto que ha funcionado muy bien gracias a su rápida maduración y los agricultores están relativamente satisfechos con su producción, teniendo en cuenta la fuerte sequía de esta campaña”.
Entre los trigos, “García ha seguido demostrando que es todoterreno también en las zonas muy castigadas de nuestra comunidad como Arévalo, Madrigal o Toro, “donde ha respondido con importantes diferencias en la producción: 1.000 kilos más por hectárea, con numerosos agricultores que han destacado su resistencia a enfermedades”.
Evidentemente, no todas las variedades se han comportado igual y Henar Arranz destaca Kalea y García por tener un ciclo “que se adapta a nuestro clima frío y seco en invierno”. También por ser rápidas en la maduración del grano.
Está claro que 2019 ha sido un año que ha puesto muchas cosas a prueba, lo que refuerza en Henar la convicción de que la labor de los obtentores se debe dirigir “a encontrar variedades que se adapten al cambio climático, a economizar agua, abonos, resistentes a nuevas enfermedades y que mejoren la calidad”.
En la misma línea apunta Rosana Baranda, de Marisa (Grupo Florimond Desprez), para quien la sequía ha reducido de forma importante el rendimiento de los cereales, “y eso es una mala noticia para el campo”. Sin embargo, “venimos seleccionando desde hace años variedades como las cebadas Hispanic, Lavanda y Kalea o trigos como Porticcio, Camargo o Basilio, “que gracias a su precocidad y rusticidad han tenido un buen comportamiento.”
Por eso “debemos seguir el camino de crear y seleccionar variedades adaptadas a las condiciones climáticas que tenemos en España. Es decir, buscar rusticidad, precocidad, rapidez de maduración y todas estas características ligadas a la producción”. También destaca la resistencia a roya amarilla, donde destaca el trigo Filon, “otro fruto de una labor investigadora orientada en la buena dirección”.