Sirven para gestionar mejor situaciones extremas y alcanzar la excelencia del cultivo
A nadie le cabe la menor duda de que el cultivo debe estar bien nutrido para desarrollarse de manera correcta y que dé la mayor producción posible. Pero, además del abono, hay otras necesidades complementarias -e igual de importantes- a las que atender. Es el papel de los bioestimulantes.
“El efecto de los bioestimulantes repercute de forma positiva en el rendimiento y calidad de la cosecha así como en el acondicionamiento de los cultivos sometidos a estrés abiótico, posicionándose como herramientas estratégicas en los planes de tratamiento de agricultores y técnicos”, apuntan desde Tradecorp, la marca de fitosanitarios y nutricionales. Las heladas, el pedrisco, el excesivo calor o lluvia; todo esto daña al cultivo y hay que protegerlo.
“Su uso está indicado para proteger al vegetal frente a distintas situaciones de estrés, mejorar el cuajado de los frutos y granos o incrementar la calidad de las cosechas”, coinciden en Seipasa, el fabricante de productos fitosanitarios para una agricultura sostenible. Además, el cultivo puede tener un aumento significativo de necesidades provocado por diferentes ritmos en el metabolismo de la planta, que aparecen normalmente en momentos vegetativos concretos como transplante, floración, cuajado de fruto y granos, engorde y maduración de la cosecha, principalmente.
“Es en esos estados donde la planta necesita afinar su metabolismo con la colaboración de bioestimulantes que proporcionen y faciliten una cosecha en cantidad y de calidad”, justifican en Timac Agro.
Los bioestimulantes aumentan la actividad del cultivo en situaciones de estrés (factores bióticos: ataques de insectos, hongos, nematodos, factores meteorológicos -frío, calor, sequía, heladas- y del manejo de cultivo como fitotoxicidad, poda y otros). “Incluso mezclando los herbicidas y fitosanitarios con aminoácidos se potencia su eficacia y se optimiza el resultado”, indica la directora comercial de MC BIofertilizantes, Rosell Martínez.
Para Victoria Cadahía, directora técnica la Asociación Española de Fabricantes de Agronutrientes (AEFA), el mayor beneficio de estos productos es “conseguir mejores cosechas, con cultivos más sanos y sin residuos. Se podría por tanto, reducir el uso de productos fitosanitarios y de fertilizantes convencionales”.
Son muchas las ventajas. Tal como apunta Victorino Martínez, responsable de Isagro España, no solo reducen los costos de producción del agricultor, si no que proporcionan un mayor respeto al medio ambiente y generan un valor añadido a los cultivos, eliminando residuos, y produciendo alimentos saludables, “de esta manera los cultivos tienen un mayor valor para el agricultor ya que los comerciantes están dispuestos a pagar un plus por la calidad del producto final”.
Las composiciones son diversas. Productos bioestimulantes característicos y muy utilizados en agricultura, por ejemplo, son aquellos a partir de algas marinas. Utilizables en todos los cultivos, pero indicados sobre todo para cultivos de valor añadido, al comienzo de plantación o ciclo del cultivo.