Castilla y León va a buscar alianzas con otras comunidades autónomas y con distintas regiones de la Unión Europea
La consejera de Agricultura y Ganadería, Milagros Marcos, ha firmado este lunes junto a veintisiete entidades la adhesión al documento de posición común de Castilla y León ante la reforma de la PAC de cara a 2020. Los firmantes suponen una amplia representación de la sociedad civil y muestran su compromiso con el objetivo de lograr un sector agrario rentable, sostenible e innovador que permita además fijar población en el medio rural.
Las asociaciones, organizaciones y colegios profesionales participantes en la firma han manifestado la necesidad de que los pagos directos sean acordes a la realidad productiva de las explotaciones en cada momento y que se considere a los jóvenes y las mujeres como actores clave para lograr los objetivos de la política de desarrollo rural.
La consejera de Agricultura y Ganadería, ante la propuesta presupuestaria inicial presentada la semana pasada por la Comisión Europea, ha recordado que el compromiso de la Junta es seguir trabajando para que no se reduzca el dinero que reciben agricultores y ganaderos. Y además, ha resaltado que el documento que han rubricado los representantes de la sociedad civil ha permitido, junto a la labor desarrollada desde el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, que el punto de partida de la nueva reforma no sea tan negativo como se planteaba en un principio.
A partir de este momento, ha explicado Milagros Marcos, la Comunidad va a buscar alianzas tanto con otras comunidades autónomas como con distintas regiones de la Unión Europea para hacer llegar la postura común de Castilla y León tanto al Parlamento Europeo como al Consejo de la UE, que es donde se negociará el presupuesto los próximos meses.
El documento firmado por asociaciones, organizaciones y colegios profesionales fue apoyado el pasado mes de marzo por los grupos políticos de la Comunidad (PP, PSOE, Ciudadanos, Podemos y el grupo mixto IU-Equo y UPL), las tres organizaciones profesionales agrarias que tienen representación (Asaja, la Alianza UPA-COAG y UCCL) y la Unión Regional de Cooperativas Agrarias de Castilla y León (Urcacyl).
El documento nacía con el objetivo de definir los beneficiarios, las prioridades y los instrumentos de la futura Política Agrícola Común (PAC)
En ese momento, la consejera de Agricultura y Ganadería quiso destacar el espíritu de diálogo que reinó hasta llegar al posicionamiento común. En poco más de tres semanas se consiguió el acuerdo de todos, sin olvidar el intenso proceso previo en el último año y medio, donde, desde la Junta de Castilla y León, se han ido dando pasos de forma consensuada tanto con el sector (organizaciones profesionales agrarias y cooperativas) como con los grupos políticos autonómicos, así como con el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente y en la Unión Europea, mediante la participación en el Consejo de Ministros de Agricultura.
Además, el pasado 2 de mayo, se unían a este respaldo los representantes del Diálogo Social: Cecale, UGT y CCOO, conscientes de la importancia del sector agroalimentario para la Comunidad.
Este documento, elaborado por la Consejería de Agricultura y Ganadería, nacía con el objetivo de definir los beneficiarios, las prioridades y los instrumentos de la futura Política Agrícola Común (PAC) y que ésta garantice un sector agrario rentable, sostenible e innovador que fije, al mismo tiempo, población en el medio rural.
Los firmantes de este acuerdo reclaman a la Comisión Europea que la futura PAC diferencie a los agricultores y ganaderos profesionales, centrándose fundamentalmente en explotaciones familiares y en aquellos que trabajan y viven directa y principalmente de la actividad agraria en explotaciones individuales o asociativas de cualquier tipo, y que, a su vez, favorezca la cesión de explotaciones entre productores de edad avanzada y nuevos agricultores. Además, los jóvenes y las mujeres deberán ser considerados como actores clave para lograr los objetivos de la política de desarrollo rural.
Asimismo, el documento de Comunidad rubricado hace hincapié en la necesidad de respetar, como mínimo, el actual nivel de financiación de la PAC, europea y nacional, para permitir que esta política cumpla sus objetivos y rechaza cualquier posibilidad de renacionalización.
Más competitivo, rentable y sostenible
Esta posición común considera, además, que la PAC debe promover instrumentos y prácticas basadas en los conocimientos agronómicos y ambientales disponibles, reconocidos científicamente, para lograr un sector agrícola más competitivo y rentable que asegure, al mismo tiempo, el uso sostenible de los recursos naturales y contribuya a la fijación de la población en el medio rural. Y los firmantes demandan una Política Agrícola Común más simple, lo que posibilitará mayor competitividad, más eficacia en la gestión, una mejor comprensión por la sociedad en general de las aportaciones de la PAC, así como corregir la desconexión existente con el sector agrario.
Los jóvenes y las mujeres deberán adquirir mayor protagonismo como activos clave en la dinamización y modernización de la agricultura y el mundo rural. Por ello, el documento de Comunidad subraya la necesidad de potenciar medidas orientadas a la incorporación de jóvenes a la actividad agraria, para estimular el relevo generacional.
Considera también necesario impulsar la presencia de la mujer en el sector. La nueva PAC debe permitir, además, que estos activos participen en la innovación, los nuevos mecanismos de concentración de oferta y regulación de los mercados, así como en la incorporación de mayor valor añadido a sus producciones. Castilla y León considera imprescindible, por este motivo, buscar nuevas fórmulas para el incentivo de jóvenes y mujeres, mejorar el acceso a instrumentos financieros, fomentar el traspaso de explotaciones incorporando programas de cese anticipado de la actividad y prestar un mayor apoyo a las inversiones.
Más protagonismo para los agricultores en la cadena de valor y más contratos
Desde Castilla y León se considera prioritario, también, corregir el deterioro socioeconómico de los agricultores en la cadena alimentaria, por lo que el documento de posición común demanda una implementación de acciones estructurales eficaces que aumenten la transparencia, mejoren la regulación contractual incorporando relaciones entre el precio y los costes de producción y que fomenten las interprofesionales y las organizaciones de productores, para conseguir un mayor equilibrio de la cadena de valor.
Es imprescindible, además, que se incorpore en los acuerdos comerciales internacionales el concepto de reciprocidad, es decir, establecer el mismo nivel de exigencia sanitaria, medioambiental o social a los productos importados que a las producciones europeas.
Y ante las innovaciones existentes al alcance de todos que se pueden trasladar al sector, puesto que son de utilidad para la multifuncionalidad de los sistemas agrarios, los firmantes sostienen que, además de mantener un presupuesto europeo suficiente para investigación agraria, se debe potenciar la transmisión de sus resultados y la innovación en el sector agrario, facilitando el intercambio de experiencias a nivel europeo.
En la futura PAC, el desarrollo rural debe ser clave, centrando sus esfuerzos en la política estructural agraria, en la protección del medio ambiente y en la diversificación para el desarrollo de las poblaciones rurales, potenciando los modelos agrícolas y ganaderos. Debe facilitar, como recoge el documento firmado esta mañana, el empleo y mantenimiento de activos en el medio rural, favoreciendo sectores y actividades con capacidad para generar autoempleo y empleo en general, además de simplificarse y poder adaptarse rápidamente a nuevas necesidades.
Se precisa, como señala el documento de posición común, un reconocimiento social de la agricultura y ganadería ante la sociedad como garante del suministro de alimentos a precios asequibles, conservadora del medio ambiente, mantenedora del patrimonio rural y contribuyendo a las acciones contra el despoblamiento rural que se puedan adoptar. Siendo referencia como hasta ahora, el modelo de la agricultura familiar europea.
Pagos directos con limitación máxima, gestión de mercados y de riesgos
Para llevar a cabo todas estas medidas, Castilla y León considera necesarios los pagos directos, financiados al 100% por Europa, para que la política agrícola siga siendo común, debido a que constituyen un elemento indispensable para estabilizar la renta agraria, mantener la actividad de sectores vulnerables y contribuir al mantenimiento del medio ambiente y el clima. Estos pagos directos deben ser acordes a la realidad productiva de las explotaciones en cada momento, incorporando una limitación máxima que dependa del empleo en la explotación.
Estima indispensable, además, rediseñar mecanismos de gestión de mercados con acciones a nivel europeo, con reforzamiento de los sistemas de intervención, compras públicas para prevenir y gestionar grandes crisis, facilitando la participación en este sistema de las organizaciones de productores, interprofesionales y cooperativas. Mecanismos que deberían activarse cuando la tendencia del mercado lleve a situaciones de precios por debajo de los costes de producción.
Y ve prioritario avanzar en la nueva PAC en nuevos instrumentos de gestión de riesgos o sistemas de protección anticiclo, tanto preventivos como de actuaciones en crisis. Además, la futura Política Agrícola Común debe facilitar la adquisición de conocimiento necesario entre los agricultores en gestión de prevención de riesgos, todo ello compatible con la política de seguros agrarios actual.
Es necesario, también, que el sector agrario sea parte de la solución contra el cambio climático y la conservación del medio ambiente, incentivando al sector para que adopte nuevas prácticas más exigentes.