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viernes, mayo 16, 2025
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Galicia: “Sin las oficinas rurales de la Xunta estaríamos abandonados”

El ganadero Adrián Arias es uno de los usuarios de las 69 oficinas rurales presentes en el agro gallego. A las competencias de estas entidades se suma ahora la gestión del Banco de Terras, diseñado para facilitar el relevo al frente de las explotaciones

Ricardo Ortega

La agricultura y la ganadería llevan siglos transformando el paisaje gallego, dejando claro que es posible la simbiosis entre la naturaleza y la actividad humana. Con la intención de que esto cambie lo menos posible lleva años funcionando una tupida de red de Oficinas Rurales, dependientes de la Consellería do Medio Rural.

Adrián Arias es ganadero de vacuno en Guldriz, una de las parroquias que forman parte del Concello de Friol, junto a la ciudad de Lugo. Hijo a su vez de ganaderos, a sus 28 años se acaba de incorporar a la actividad, con un proyecto de mejora que incluye la creación de una sociedad con un primo suyo. Entre otras innovaciones, ampliarán su actividad con la construcción de un nuevo establo.

El ganadero Adrián Arias.

En el caso de este joven no hay problema a la hora de enfrentarse a las nuevas tecnologías, aunque sí le ha venido bien la existencia de la Oficina Rural de Friol para gestionar todas las solicitudes de ayudas. “Si no fuera por esas oficinas los profesionales lo pasaríamos mal”, destaca.

De su trabajo con la oficina le ha quedado una buena opinión. “Se preocupan por las necesidades de los agricultores y ganaderos, y en mi caso han sido fundamentales para que presentara mi plan de mejora”, recalca.

Cristina Viador es la técnica responsable de la Oficina Rural de este concello lucense. Despliega una intensa actividad en relación con los profesionales, con la tramitación y gestión de ayudas a las explotaciones, a los procesos de incorporación o de modernización. Su función la convierte en testigo de excepción de los cambios en el agro gallego. Con novedades como la decisión de la Xunta de desglosar las ayudas a la incorporación entre ‘mozos’ y ‘novos’ o, lo que es lo mismo, entre los menores de 40 años que desean incorporarse y quienes desean hacerlo después de haber superado esa edad.

Solicitudes PAC

Su labor también es muy importante en relación con las solicitudes PAC. No se presentan en la propia oficina, sino en las entidades que colaboran con la Administración regional, pero Viador echa una mano a la hora de analizar las novedades de cada año. Las conoce bien, puesto que desde la oficina también se realizan comprobaciones relacionadas con la condicionalidad de la PAC, como que el productor cumplimente el cuaderno de campo, emplee productos autorizados o realice correctamente la aplicación de purines. Lo mismo hace en relación con la certificación de ayudas, por ejemplo.

Su labor es fundamental para que el agricultor y el ganadero pueden acceder a las ayudas que les corresponden, “sobre todo para que la gente de más edad no quede descolgada”.

Entre sus competencias se encuentra ahora la gestión del Banco de Terras, una entidad con un papel muy importante “porque hay personas mayores que se jubilan y no tienen relevo”. Con este banco pueden ofrecer su explotación, con todos los elementos que forman parte de ella.

Un aspecto destacable es la colaboración entre instituciones. El alcalde de Friol, José Ángel Santos, destaca que las oficinas dependen de la consellería, y no de la Administración local, lo que no impide el respaldo a las diferentes iniciativas de la Xunta en materia de agricultura o ganadería. Sobre todo en materia de divulgación o a la hora de celebrar charlas o conferencias.

Por eso se muestra orgulloso de que Friol lleve cuatro años siendo el concello de la provincia con el mayor número de jóvenes incorporados al sector. Y de que el año pasado fuera el municipio gallego con mayor número de nacimientos, superando las tasas autonómica y nacional.

Asesoramiento

La conselleira do Medio Rural, María José Gómez, destaca el papel de las oficinas rurales en el asesoramiento para favorecer la transmisión de explotaciones a través del Banco de Terras. Como responsable de la agricultura y la ganadería en la Xunta, subraya que cualquier persona interesada en el banco “podrá dirigirse a su oficina rural para informarse sobre este tema y recibir asesoramiento”.

En esta línea, Gómez recuerda que Galicia cuenta actualmente con hasta 69 oficinas rurales, de las cuales 19 están situadas en la provincia de Lugo. Todas ellas, recalca, constituyen “el punto de encuentro de la Consellería con el vecindario en el territorio” y están abiertas a los agricultores, ganaderos y silvicultores para atender sus necesidades. A la red de oficinas rurales hay que sumar otras 19 sedes de los distritos forestales, por lo que en conjunto constituyen casi 90 centros de atención en el rural.

Esta red atiende a cerca de 130.000 titulares de explotaciones de autoconsumo con venta de excedentes (pequeños productores con actividad económica y comercial muy pequeña) y unas 30.000 explotaciones profesionales, orientadas al mercado, con capacidad económica para mantener una familia o una empresa en el sector agroganadero, junto con infinidad de propietarios de montes interesados en la ordenación, las talas o la prevención de incendios.

Las oficinas rurales tienen su origen en el antiguo Servicio de Extensión Agraria, que fue transferido a Galicia en 1982. “Constituyen el punto de información más próximo a la ciudadanía del ámbito rural y a las explotaciones agrarias y prestan apoyo técnico y administrativo a la Consellería do Medio Rural”, destacan desde la Xunta. En el caso del Banco de Terras, la oficina tutelará los procesos de transmisión de explotaciones, “una tarea para la que viene recibiendo formación específica”.

Según la conselleira, esta herramienta, creada al amparo de la Ley de recuperación de la tierra agraria, pretende favorecer la sostenibilidad del sector primario y se suma a otras iniciativas del Gobierno gallego, entre las que destacan diferentes líneas de ayudas. Aportaciones, explicó Gómez, como las destinadas a las personas que ceden sus explotaciones y que podrán complementar su renta con una ayuda que, de promedio, superará los 15.000 euros. La Xunta destinará a esta finalidad 2,1 millones en el periodo 2025-2029.

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