La Junta de Castilla y León ha impulsado la finalización de las obras de modernización de regadíos y de infraestructuras parcelarias en casi 3.000 hectáreas del Sector F del sistema Pisuerga, que supondrá una inversión total final de 9.489.490 euros, financiado por la Consejería de Agricultura y Ganadería y la empresa pública Seiasa con la aportación de la Comunidad de Regantes.
Las obras de concentración parcelaria que se llevan a cabo sobre todo en Támara (el 86% de la superficie) y en los otros cuatro municipios palentinos (Amusco, Santoyo, Frómista y Astudillo) afectan a un total de 2.383,3 hectáreas, de los cuales 895,5 corresponden a superficie de regadío y 1.487,8 a superficie de secano.
Los propietarios de este sector F del sistema Pisuerga en la concentración de parcelas son 214 entre secano y regadío, y el número de parcelas que entró en concentración fueron 2.004, que se convirtieron después de la concentración en 607 fincas de reemplazo. De una superficie media de 1,18 Ha/parcela, se ha pasado a 3,89 Ha/parcela, o lo que es lo mismo, se ha multiplicado por 3,3 el tamaño de las parcelas.
Las obras de infraestructura rural contemplan la realización de 59,6 km de caminos y actuaciones en 68 km de desagües, de los cuales son de nueva ejecución 6,8 km (el resto son limpiezas y acondicionamientos de los desagües existentes).
Las inversiones totales para modernizar el regadío en la zona de Támara de Campos, en Palencia, ascienden a la cantidad de 9.489.490,29 euros, de los cuales las obras de regadío están finalizadas y en funcionamiento 8.181.198,69 euros, y se están ejecutando las obras de infraestructura rural 1.308.291,60 euros, tanto en la zona de secano (1.487 ha.) como en regadío (895 ha.), con lo que se completan las actuaciones en materia de infraestructuras agrarias para modernizar el sector F del Pisuerga.
De todas estas inversiones, la Junta de Castilla y León ha aportado o está ejecutando 3,03 millones de euros, siendo la inversión de la obra realizada, por Seiasa con la aportación de la comunidad de regantes, de 6,46 millones de euros.
En esta zona se están ejecutando actuaciones de modernización de regadíos y reconcentración parcelaria que permitirán renovar y modernizar las estructuras productivas de las explotaciones agrarias de la zona.
Estas actuaciones permitirán preparar a las explotaciones agrarias para afrontar el futuro con las mejores herramientas de competitividad, de forma que dispondrán de unas estructuras productivas adecuadas y de una tecnología de riego avanzada.
En cuanto a los beneficios, concretamente en esta zona se ha contrastado que el ahorro de agua puede cifrarse en una media de entre un 28% y un 33% dependiendo de los años comparando con la situación de antes de la modernización.
Unido a ello, la diversificación de las alternativas de cultivo, fundamentalmente como consecuencia del cambio de sistema de riego, permitirá aumentar las posibilidades de los cultivos y en consecuencia la garantía de mantenimiento de las explotaciones en el futuro. En esta zona, se puede indicar que como consecuencia de la modernización se ha traducido en una intensificación de la actividad, además de que la superficie ocupada por cultivos de verano, de mayor valor añadido, ha pasado de estar en torno al 50% antes de la modernización al 60% después, con la lógica variación que las condiciones de los diferentes años puede ocasionar.
También, de forma genérica, se ha comprobado que entre los principales beneficios que conlleva la modernización del regadío de una zona están los demográficos, ya que las incorporaciones de jóvenes en las zonas modernizadas son un 80% superiores que las que se producen en las zonas sin modernizar.
En el ámbito económico, el valor añadido bruto de una hectárea modernizada es un 30% superior a una que no lo está y, además, en las zonas modernizadas se reducen los costes para el riego por aspersión un 35% respecto a las zonas sin modernizar.
Por último, los beneficios medioambientales también son considerables ya que la modernización permite la optimización del uso del agua, como se citó anteriormente, y permite también una reducción de la contaminación difusa que puede cifrarse, por ejemplo, en una disminución del abonado nitrogenado de entre un 25 y un 30%, que además de ser un ahorro de costes importante, reduce la carga contaminante que llega a las masas de agua.