La comisión de desembalse tiene capacidad para acordar restricciones nuevas ante el agravamiento de crisis de recursos hídricos
Los embalses están dos tercios por debajo de las cifras del año pasado respecto al volumen del que ahora disponen
Ruido y oscuridad iluminada por el relampagueo. Fuegos artificiales. Las lluvias de los últimos días -escasas y muy localizadas- solo han servido para levantar el ánimo y traer desazón. En los regadíos sí han dado un alivio por poco tiempo. Poco lo podrán agradecer los dieciocho embalses con los que cuenta Castilla y León para el riego en la cuenca del Duero.
Estaban la última semana de junio al 45,8% de su capacidad, casi dos tercios por debajo de las cifras de 2016 y 30 puntos menos que el promedio de la última década, según los datos que maneja la Confederación Hidrográfica del Duero. Sistemas como los palentinos del Carrión y Pisuerga son los más perjudicados. Apechugan ambos con un déficit todavía mayor -con reservas que rondan el 35%-, que apenas se recuerda en los registros desde la década de los años 60 del siglo pasado.
Camporredondo tenía la última semana de junio 23,7 hectómetros cúbicos (la media de los diez años precedentes alcanza 56,4 hectómetros cúbicos), Compuerto 34,9 (82,2) y Aguilar 74,9 (191,7). Mejor es la situación en Salamanca, donde los embalses de Santa Teresa e Igueña almacenan litros de agua que se acercan a los de la media reseñada. En León hay motivos también justificados para el desasosiego al observar los números de Barrios de Luna, Porma y Riaño. Úzquiza (Burgos) acumula ahora la mitad que hace un año.
Por lo que se refiere a los acuíferos, desde la confederación confirman una estabilización en los de la zona centro, en un área que comparten Ávila, Salamanca, Segovia, Valladolid y Zamora; donde las reservas de agua se encontraban en peor estado cualitativo. La normalidad es la tónica en el resto de la cuenca. “No obstante, esta campaña van a estar sometidos a mayor presión y descenderán sus niveles, por lo que haremos un seguimiento de su evolución según contempla el Plan Hidrológico del Duero”, matizan.
Peor en superficie
Los riegos desde acuíferos subterráneos no tienen ninguna limitación por la sequía. Por el contrario, los regantes que se surten de aguas superficiales -canales o tomas directas del caudal de ríos- tienen desde el mes de mayo limitaciones por márgenes y días, de forma que pueden regar en jornadas alternas. En algunos ríos de la provincia de León se ha fijado un turno semanal ante las dificultades de distribuir el agua por canales largos en tierra durante un día.
En general, en los sistemas Órbigo, Esla, Carrión, Pisuerga, Alto Duero, Riaza-Duratón y Bajo Duero y Cega, las tomas de riego situadas en las márgenes izquierdas solamente podrán extraer agua los días pares, mientras que las de las márgenes derechas nada más podrán hacerlo los días impares. Las autorizaciones de volumen de agua por regante se han reducido a la mitad de lo reglamentado en años normales.
En el Canal de Castilla Ramal Campos, el trasvase Cea-Carrión permite incrementar en 70 hectómetros cúbicos la disponibilidad total de recursos en el sistema Carrión. Pero sus potenciales usuarios están limitados, siendo los del ramal Campos -aguas abajo del punto de trasvase- quienes cuentan con las mejores condiciones.
A fin de extender al máximo los beneficiarios del trasvase se ha llevado a cabo una prueba que determina que es posible que con cuatro o cinco metros cúbicos aportados desde el trasvase sea posible derivar más de dos metros cúbicos en el Serrón hacia el Ramal Sur, siempre que no se produzcan consumos intermedios en el tramo del ramal Campos comprendido entre el punto de trasvase y El Serrón.
Las peores previsiones
La Comisión de Desembalse ya acordó a primeros de abril las reservas que han de quedar a 30 de septiembre en cada embalse. Así, el volumen de hectómetros cúbicos asignado para la campaña por las juntas de explotación ya lo conocen las comunidades de regantes desde entonces. Es posible que próximamente la Comisión de Desembalse se reúna de nuevo para adoptar nuevas medidas si es necesario por la sequía que no remite. Cinco subzonas (Támega-Manzanas, Esla-Valderaduey, Carrión, Pisuerga y Arlanza) se encuentran en nivel de emergencia desde mayo; lo que obliga a tomar medidas de ahorro.
“El Plan Especial de Sequía en la cuenca del Duero, de 2007, recoge información muy valiosa sobre la incidencia de este fenómeno, sus características, los principales indicadores o las medidas a tomar, entre otros elementos. Todos los meses se publica un informe de situación, a partir de variables como la pluviometría en puntos relevantes, el volumen de agua embalsada, los caudales circulantes y las previsiones de evolución según la fecha en comparación con la serie histórica”, detallan en la confederación.
De la mano de las juntas de explotación de los sistemas trabajan en el día a día a partir de los volúmenes de agua disponible que establece la comisión de desembalse. En febrero ya advertían a los regantes y ciudadanía de la situación delicada que deparaba un invierno muy seco, que ha continuado en primavera. “Por eso en su momento pedimos a los agricultores que planificaran la campaña de modo realista, porque el agua disponible para riego iba a ser inferior al de un año normal”, señalan.
Fotografía: Panorámica del embalse de Riaño.