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lunes, noviembre 11, 2024

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Las buenas prácticas para regar mejoran la rentabilidad de la explotación

El regante que es metódico y cuida detalles que pueden parecer de poca importancia tiene mucho terreno ganado para que las cuentas le salgan mejor al finalizar cada una de las campañas
El agua es un recurso escaso y hay que ahorrar lo máximo posible

La campaña de regadío inicia su andadura en una temporada que se presume especialmente complicada por la enorme sed que acumulan los cultivos de Castilla y León y la carencia de reservas de agua. Una situación en la que las buenas prácticas en el riego cobran aún más trascendencia para la rentabilidad de la explotación.

“El agua es un recurso cada vez más escaso. Por ejemplo, en el acuífero de los Arenales el problema de agotamiento de agua es cada vez más evidente. Por ello es imprescindible su ahorro y racionalización”, justifica Claudio del Brío, de Agritec.

Este técnico recalca que las buenas prácticas agrarias, en cuanto al regadío, indican como premisa que hay que cumplir la normativa vigente sobre concesión de agua y limitaciones de uso de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), si es la gestora de esa cuenca.

También es necesario emplear métodos de riego adecuados a las necesidades y características específicas de los cultivos y el terreno, así como regar únicamente cuando sea necesario. La diferencia para la rentabilidad o no está en gran medida en racionalizar el consumo de agua y reducir las pérdidas por evaporación, escorrentía e infiltración.

“Sabemos que el problema de abastecimiento para regadío proveniente de aguas subterráneas cada vez será más complicado y hará falta que la Administración, la confederación hidrográfica y los agricultores ‘cojan al toro por los cuernos’ y se pongan de acuerdo para encontrar la solución más adecuada y establecer unas normas claras de cómo y cuánto se puede regar”, recomienda Del Brío. “Lo peor de esta situación es la incertidumbre que tienen ahora mismo los agricultores”, lamenta.

De cualquier forma, el técnico echa de menos las manifestaciones de las organizaciones agrarias para defender y aconsejar a los agricultores sobre qué hacer ante la ofensiva de multas que la CHD está poniendo a los agricultores por diferentes motivos.

Desde el Servicio Agronómico y de Cultivos de ACOR expresan su convencimiento de que desde hace unos años el riego ha sido uno de los factores que más incidencia ha tenido en la rentabilidad de los cultivos de riego de la explotación.

Grandes inversiones

La remolacha de la región se riega por aspersión, utilizándose normalmente los equipos de cobertura total y los pívots, que pueden llevar instalados aspersores que trabajan a media o baja presión.

Los agricultores, con la ayuda de la Administración, han realizado importantes inversiones para modernizar numerosas zonas regables que, organizadas a través de comunidades de regantes, y empleando los denominados riegos a la demanda, han hecho posible un uso más racional del agua y un considerable abaratamiento de los costes.

El agricultor también puede adoptar una serie de medidas encaminadas a optimizar al máximo el agua aportada al cultivo para obtener un mejor rendimiento. En la mayor parte de los casos, el riego supone una parte importante de los gastos del cultivo, por ello se requiere una atención adecuada por parte del agricultor, ya que en buena medida la obtención de una buena producción va íntimamente ligada al manejo que se haga de este recurso.

Tras la siembra, para favorecer una buena implantación, es conveniente aplicar cuanto antes el agua necesaria para facilitar la germinación de la semilla. Una vez implantado el cultivo, en ACOR prescriben suspender los riegos durante algún tiempo.

El manejo del riego durante la campaña vendrá determinado por el tipo de suelo de la parcela, así en terrenos ligeros con poca capacidad de retención, conviene aportar el agua en dosis reducidas y frecuentes (dos o tres riegos de 15 a 20 litros por metro cuadrado), mientras que en los suelos más fuertes se podrán dar riegos más abundantes y con menos frecuencia.

En terrenos con fuerte desnivel, a veces puede ocurrir que parte del agua aplicada no se filtre y escurra hacia las zonas bajas de la parcela. Es aconsejable una labor para eliminar la compactación y así facilitar que el agua filtre en el suelo. Si es posible conviene regar por la noche para evitar que se evapore con las altas temperaturas diurnas.

Conviene revisar regularmente los aspersores para comprobar que no están obstruidos y funcionan correctamente y asegurarse de que la instalación está trabajando a la presión adecuada.

En los últimos años se han ido introduciendo las energías renovables, tanto solar como eólica, como fuente energética en las instalaciones de regadío de la región, sobre todo en aquellas que emplean el agua extraída de perforaciones profundas. “Este tipo de instalaciones permiten reducir notablemente los costes de riego, llegando a rebajarse hasta en un 80% o más”, indican en el Servicio Agronómico y de Cultivos.

Revisar el equipo

La implantación de estos nuevos sistemas requiere una inversión inicial que se amortiza en un periodo de tiempo relativamente corto. En la mayoría de los casos bastan seis u ocho años para recuperar el dinero invertido. “Este ahorro en la factura energética permite al agricultor mejorar la rentabilidad de su explotación, que se ha visto mermada en los últimos años debido al notable incremento experimentado por las fuentes de energía tradicionales, particularmente la energía eléctrica”, apuntan.

También en el cultivo de la remolacha Aimcra señala que el riego es el factor de producción más importante. Así, para lograr un riego racional, mediante el uso correcto de las instalaciones de riego, especialmente en todo lo que afecta a la cantidad y a la uniformidad en la distribución, hay que caracterizar la instalación de riego, realizar la evaluación de uniformidad de la instalación y valorar las dosis y frecuencias de los riegos.

Para atender los bueno hábitos de riego, el agricultor debe realizar todos los años el mantenimiento preventivo de la instalación, cambiando las juntas de goma de las tuberías de los ramales de riego y colocar un sistema de filtrado que evite atascos en los diversos aspersores.

Aimcra enfatiza que todos los aspersores deben tener el mismo número y tamaño de boquillas, la diferencia de presión entre el primer y último aspersor del ramal debe ser inferior al 20, la presión en la boquilla de los aspersores deberá estar entre 3 y 4 bares y que la pluviometría óptima para el riego de la remolacha se halla entre 5 y 7 litros por metro cuadrado y hora.

La servidumbre de la tarifa eléctrica aunque no se riegue

En ACOR recalcan que es de sobra conocido por el sector agrario el importante incremento de precio que últimamente ha sufrido la energía empleada por los equipos de bombeo; aumento que ha afectado sobre todo a aquellas instalaciones de riego que emplean energía eléctrica, ya que además de la subida del precio del kilovatio también se ha incrementado significativamente el término de potencia (coste fijo derivado de la conexión de la instalación a la red eléctrica).

En Castilla y León el periodo de riego va de primavera a verano, por lo que el resto del año los equipos no se utilizan. En los meses en los que apenas hay  consumo energético, se debe seguir pagando el término de potencia, que al haber experimentado una importante subida, incide en un aumento  de los gastos de la factura eléctrica y como consecuencia esto ha provocado un descenso de la rentabilidad de las explotaciones agrícolas.

En remolacha, esta pérdida de rentabilidad en parte se ha podido paliar gracias al progresivo aumento de los rendimientos medios obtenidos, y muy especialmente debido a una mejora en el manejo de las técnicas de riego por parte del agricultor, así como por el empleo de equipos que permiten aplicar el agua con una mayor eficiencia según señalan desde ACOR.

Ferduero ha negociado con el Ministerio de Industria para que sea legal hacer dos contratos al año: uno para regar y otro para mantener los equipos e instalaciones cuando no hay cultivos. No ha sido posible hasta el momento.

El presidente de Ferduero, Ángel González Quintanilla, asegura que “las potencias siempre dan problemas. Ahora nos obligan a pagar el máximo incluso cuando apenas utilizamos la electricidad”. El darse de baja tras los meses de riego tampoco es una solución porque el alta posterior incluye un coste suplementario que impide abaratar la factura anual.

“Es necesario asesorarse sobre las tarifas más adecuadas. En el caso de nuevas instalaciones, hay que tener en cuenta la inversión necesaria en la compra de los equipos de riego y el gasto energético que demandarán”, argumentan en Aimcra.

Recordados los principales condicionantes del riego, el agricultor debe hacer frente a tres preguntas claves: cuánta agua aportar, cómo se tiene que aplicar y cuándo hay que regar.

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