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jueves, octubre 10, 2024
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Las producciones hortícolas cierran un año positivo pero con zonas muy perjudicadas por el pedrisco

Las principales producciones de la huerta regional se van rematando con vistas a la campaña navideña, cuando se multiplica la demanda de determinados productos, como la escarola. La mayor parte de estos cultivos delicados, que requieren una agricultura muy especializada, cierra el ejercicio con un balance positivo, pero sin perder de vista que son muchas las amenazas.

Este año ha faltado el agua a algunos productores, que siguen lamentando la falta de solución para muchos problemas sanitarios. Por supuesto, los profesionales consultados también lamentan el escaso atractivo de estos cultivos para que lleguen nuevos empresarios. También para encontrar mano de obra cuando llegan los momentos cruciales del ciclo.

Buen año para el ajo

Buena campaña de ajo en Castilla y León, y en concreto en la provincia de Zamora. Daniel Bartolomé, de la compañía Ajos Cuelgamures, destaca que durante 2019 la climatología acompañó y la calidad sanitaria y organoléptica del ajo ha sido excelente. “De las mejores de los últimos años”, incluso. Al mismo tiempo, los rendimientos por hectárea han sido elevados.

El balance es positivo, pero para Bartolomé el ajo todavía tiene que hacer frente a dificultades no pequeñas. De ahí que entre los retos mencione “avanzar en la obtención de semillas libres de virus, así como mayor investigación frente a enfermedades poscosecha”. En su opinión, también habría que adoptar medidas para que los empresarios agrarios “dispongan de mano de obra para la siembra y recolección”.

En cuanto a los mercados, lamenta las oscilaciones anuales de precios “dependiendo de la producción en China”, para lo que habría que fortalecer y estabilizar la exportación a Europa, “además de defender el ajo producido en España frente a las importaciones de ajos chinos, de menor calidad y cuya producción se realiza bajo estándares irrespetuosos con el medio ambiente”.

Muy pendientes del precio de la cebolla

En la provincia de Ávila el cultivo de la cebolla ha dado una producción sana y de calidad, con un rendimiento en torno a las 70 toneladas por hectárea.

Las excepciones han estado en las zonas de producción donde granizó con la llegada del otoño, lo que siempre se traduce en una cebolla que se conserva mal y que hay que vender cuanto antes, al margen de cómo esté el mercado.

Así lo subraya Antonio Ábalos, ingeniero de Hortícola de la Moraña Baja (Hormoba), que destaca que la campaña de la cebolla ha terminado antes del 12 de octubre, en un momento en que los precios eran muy bajos, en torno a los 9 céntimos el kilo. Pero todo puede empeorar y los precios han vuelto a bajar, de modo que hoy la cebolla se paga a un precio medio de 6 céntimos, lo que dificulta mucho el proceso de comercialización.

La cebolla que ha mantenido algo el precio es la de tamaño intermedio, que se comercializa en formato de cuatro unidades para formar un kilo. El resto de calibres están a un precio difícil de asumir hoy por hoy.

El tamaño grande (tres cebollas que suman un kilo) es el que se suele exportar a otros países europeos y hoy por hoy tiene un panorama muy difícil. “Estamos muy pendientes de otros mercados, como el alemán, porque después de la navidad es cuando algunos años se produce un cambio”, apunta Ábalos.

En Hormoba la conservación se realiza en cámaras con ventilación forzada y hay margen para esperar a un momento más oportuno para la venta al menos hasta finales de febrero. En algunos casos, hasta marzo. Ese es el límite máximo para la comercialización.

Lombarda y lechuga

La piedra también hizo mucho daño a la lombarda y la lechuga en el tramo final del Pisuerga. Luis Miguel Diéguez, de Verduras Flor del Duero, lamenta que el verano venía bien, pero el granizo destrozó muchas producciones, “incluso en cultivos que habitualmente tienen mucha capacidad de aguante”. “Es la ley del campo, que si lo haces bien sacas un buen rendimiento… si tienes suerte”, señala resignado.

Por eso no le extraña, en el fondo, la evolución del sector en la comarca. “Éramos 120 hortelanos hace 20 años y ahora quedamos 16, porque nadie quiere dedicarse a esto; ni como empresario ni como operario”.

La clave de esta explotación es el suelo “fuerte” de la vega en la que confluyen los cauces del Duero y el Pisuerga. Los cultivos han ido aguantando porque se cortó el derecho a regar a finales de agosto o principios de septiembre, “aunque se nos ha permitido regar puntualmente a los que no habíamos agotado nuestro derecho”, recuerda.

En plena campaña de escarola

En sus quince hectáreas repartidas entre Simancas y el barrio vallisoletano de Puente Duero, entre fincas al aire libre e invernaderos (donde se dan la acelga y el apio), este año se han producido 30.000 escarolas, muy demandadas en Navidad. Para atender al mercado los tres socios y dos empleados deben trabajar casi todo el día. “Yo me levanto a las tres y media de la mana y llego a casa a las once de la noche”, recalca Luis Miguel.

De hecho, el periodo navideño sonríe a la compañía, con una demanda muy importante de escarola. “Es lo que nos permite recuperarnos de las pérdidas por pedrisco”, recalca, “porque la vendemos a 1,40 euros el kilo”, que después el frutero venderá a dos euros o algo por encima.

Destaca que “posiblemente seamos la única explotación de escarola en Castilla y León”. Vende todo a Mercaolid y de allí se distribuye a consumidores de Madrid y de toda Castilla y León. “La que sacamos nosotros llega al mercado local ya madurada, mucho más sabrosa”, en comparación con la mayor parte de la que llega a los hogares, sobre todo las que llegan de Levante y el sur.

Otro cultivo que ha ido muy bien, y que ha terminado de recoger esta semana, es el perejil. Ha registrado una demanda espectacular, como consecuencia de que en Levante el cultivo se estropeó con los temporales.

Sin solución sanitaria para el repollo

Una de las producciones importantes de esta compañía es el repollo, en sus variedades rizada y de pico. El repollo de pico atraviesa una situación difícil por la presencia de babosas, que arruinan la planta y contra las que no hay tratamientos autorizados.

Se deben localizar una por una y eliminarlas a mano. “A veces levantas un repollo y encuentras debajo ocho o nueve animales”, lamenta Luis Miguel. “Dicen que se puede combatir con sal, pero es una solución que no nos convence, y tampoco queremos emplear sustancias no autorizadas”, destaca.

Los huevos de la babosa eclosionan cuando hay humedad y el animal se entierra en espera de que suba la temperatura. Es lo que sucedió a partir de las tormentas de mediados de septiembre.

Por su parte, el repollo rizado es un cultivo “interesante” porque aguanta todo el año; se va plantando y recolectando y tiene uno de sus destinos principales en las bandejas de verdura picada, muy demandadas durante el invierno.

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