Edu Mongil
Nadie puede dudar que el sector porcino es un motor esencial de la industria agroalimentaria española en el presente. Pero la gran pregunta que está en la cabeza de todos es cuál será el papel que ocupe en el futuro. Vienen unos años de cambios, incertidumbres y dudas, y el VII Encuentro Agroprofesional organizado por CAMPO, de la mano del ITACYL y el Banco Santander, ha hecho una radiografía de la situación. Profesionales, ganaderos, instituciones, investigadores y estudiantes se dieron cita en la Escuela de capacitación y experiencias agrarias de Segovia para hablar del estado del cerdo en España y aportar ideas de mejora y demandas concretas.
El acto central consistió en una mesa de debate moderada por Máximo Gómez, director del Grupo Campo Comunicación, que quiso valorar el papel que tienen estos encuentros para resaltar la relevancia de un “sector estratégico” en España, en Castilla y León y en Segovia, y añadió que estas citas “son una oportunidad para buscar soluciones en común a los problemas que preocupan a todos los profesionales de cualquier ámbito, en este caso el porcino, porque la mejor Ley de la Cadena Alimentaria siempre va a ser el diálogo”.
El turno de intervenciones lo abrió Teresa Rodríguez Vidal, directora general de Producción Agrícola y Ganadera de la Junta de Castilla y León. Rodríguez Vidal resaltó estas reuniones como una buena de “encontrarse con el sector”, y también aseguró que el Gobierno regional tiene el gran reto de ayudar en el “relevo generacional” a través de la formación y la capacitación.
La directora general destacó la fuerza del porcino en Castilla y León, ya que es una industria que aporta 1.200 millones de euros a las arcas regionales y el 13% del censo de cerdos en España está en esta comunidad autónoma, aunque en los últimos tiempos ha experimentado cierta paralización. “Cualquier oscilación es un ataque a la economía, sin olvidarnos de que es un sector asienta población y se encuentra muy vinculado al territorio”.
Entre las preocupaciones principales que tiene la Junta, Rodríguez Vidal mencionó la respuesta a la Peste Porcina Africana (PPA), la bioseguridad, y la adaptación ante las nuevas normativas de bienestar animal. “El sector va a sufrir, y se están haciendo encuestas para ver cómo reorganizar las infraestructuras. Hay ya abierta una mesa del porcino con representantes de los profesionales, y respecto a la PPA, tenemos planes de contingencia aprobados y hemos detectado alta o muy alta bioseguridad en más del 90% de explotaciones”.
José Gómez, investigador del ITACyL, institución colaboradora de los Encuentros, aseguró que su centro ayuda a las empresas a tomar decisiones “a través de información veraz y fiable, con la garantía de ser un centro público e independiente. Nosotros comparamos vacunas, rendimientos, aditivos, manejo, bienestar… Es un sector muy grande por los números, pero también porque participa en todos los escalones de la cadena productiva”, comentó Gómez, quien también adelantó que ya están trabajando en un proyecto de cerdo ibérico en el que se pueda sustituir la soja por una leguminosa española.
Emilio Calvo, también del ITACyL, aseguró que esas alternativas no deben suponer un “estrés elevado” al animal y que la solución podría ser el alverjón.
Los dos investigadores coincidieron en que cualquier explotación debería contar con sus propias granjas de pruebas, ya que este tipo de investigaciones tardan varios años en poder ser aplicables en el día a día.
Momento complicado y relevo generacional
Miguel Ángel Ortiz, presidente de la Federación de Asociaciones de Productores de Ganado Porcino de Castilla y León (Feporcyl) afirmó que el sector atraviesa un “momento complicado” por varias causas. “Los costes se están haciendo pesados por los insumos, pero también hay problemas respecto a las nuevas normativas. Siempre las hemos respetado, pero se empiezan a hacer bola en este momento de crisis y precariedad social. Además, según hemos ido creciendo, la sociedad nos ha ido desprestigiando y poniendo en el foco como causantes de los males del mundo”.
En respuesta, Ortiz aseguró que los profesionales están “muy concienciados por la sanidad animal”, y que el sector “ha evolucionado mucho en los últimos 20-30 años, de ser algo familiar, con los cerdos debajo de la cama” a una industria muy profesional, y que también está mentalizada en “respetar el medio ambiente, las jornadas laborales, las conciliaciones…”
El presidente de Feporcyl pidió también que los diálogos de la mesa de porcino se trasladen a hechos concretos como la concesión de licencias ambientales, porque “aún cabe mucho porcino en Castilla y León, y hay muchos proyectos parados”.
Respecto al relevo generacional, comentó que “los chavales tienen una oportunidad de desarrollo, ya que puedes vivir en tu pueblo, que para mí es lo mejor del mundo. Es un reto de futuro atraer talento y juventud para que el sector siga creciendo, con permiso del medio ambiente y las administraciones”.
Raquel Conde, presidenta de la Asociación de Empresarios Productores de Porcino de Segovia, valoró también los beneficios que aporta su industria. “Soy ganadera porque quiero. Me gusta el campo, y me aporta una vida no tan estresante como la gran ciudad. Somos necesarios, de nuestra explotación viven 17 familias en 5 km a la redonda”.
Añadió, además, un análisis duro de la visión que tiene la sociedad de ellos: “Quieren que desaparezcamos”, pero asumió algo de responsabilidad al decir que “hemos pecado de no contar lo que hacemos. Somos los más interesados en que los animales estén bien. Se meten mucho con nosotros, pero luego todo el mundo come. Y nuestro alimento cumple con los mayores estándares. Cada año mejoramos en sostenibilidad”. Ante las críticas, su familia le ha pedido que cambie de sector, pero Conde lo tiene claro: “Me dicen que por qué no compro un apartamento, lo alquilo y dejo el porcino, pero al ganadero que le gusta esto, le gusta mucho. Y yo no conozco a nadie coma ladrillos”.
David del Pico, de Progatecsa, comparte con Conde el hecho de que “es casi imposible hablar de cerdo en muchos ámbitos”, y denuncia falta de personal en el sector: “No encontramos gente”.
Para paliar este problema, Ángel Muñoz, de Agropecuaria Entrepinos pide ayudas directas a las administraciones para encontrar mano de obra cualificada, y defiende que el sector ha avanzado mucho “respecto a horarios y días libres” para mejorar su atractivo, pero que no “reciben recompensa”.
Jesús Arenal, veterinario en AB-NEO, cree que deben reinventarse, y tratar de convencer en facultades, colegios y demás centros que en este sector “se puede trabajar bien, y vivir más cómodo que en las clínicas veterinarias”.
¿Atasco administrativo?
Jaime Fernández Orcajo, jefe de Prevención Ambiental y Cambio Climático de la Junta de Castilla y León señaló la “concienciación” como aspecto a mejorar para el sector porcino: “Yo tengo la oportunidad de ver las autorizaciones ambientales, y hay una diferencia entre el sector industrial y el sector ganadero. Al sector ganadero le cuesta interiorizar las exigencias”.
Fernández Orcajo aconsejó a los profesionales que “tengan apuntadas todas las características de su instalación, aunque sea un engorro”, y defendió que “no hay un atasco administrativo”, como se quejan los ganaderos, sino que muchas veces “los expedientes tardan en resolverse porque no vienen bien”.
Sin embargo, Pedro Bermejo, ingeniero en Proyecta3 no comparte esa postura: “No estoy de acuerdo en que no haya atasco administrativo, y lo hay por los cambios legislativos. Nos podemos equivocar, pero los cambios de criterios y requisitos son constantes. No es un problema de la administración regional, pero me preocupa que la inseguridad que tenemos para desarrollar proyectos quite las ganas de invertir, porque no se puede planificar a medio plazo con los clientes”.
Bermejo también cree que al sector se le “demoniza” y que no llega a la sociedad aunque cumpla las normativas. “Mucha gente cerrada de mente no quiere escucharnos, y tenemos que estar continuamente demostrando que hacemos las cosas bien. Somos siempre presuntamente culpables”.
César del Prisco, de INNOPORC aseguró que en el sector todavía se debe aprender en el manejo de los animales. “Hay que incidir mucho, porque cuanto mejor estén el trabajador y el animal mejor será la producción”, comentó, e interpela a las instituciones: “Queremos inspecciones fuertes de la administración en los cebaderos viejos. Hay cebaderos desastrosos, y en cambio no hay sitio para nuevos cebaderos que tienen la mentalización de trabajar bien. Se debe entrar en las granjas y ver si existe bioseguridad de verdad”, indicó del Prisco.
Oportunidades con los purines
Otra de las grandes críticas que recibe la industria es por la contaminación, especialmente derivada de los purines. Berta Riaño, investigadora en ITACyL, trabaja sobre qué se puede hacer con los productos orgánicos de desecho para reducir sus emisiones, y ya han llegado a conclusiones interesantes. “Queremos pasar de tener un problema a una oportunidad. Los residuos tienen mucho nitrógeno y fósforo, y son productos con muchas opciones. Podemos usarlos como nutrientes para el campo, y que no pasen a la atmósfera. Y tenemos un prototipo cerca de llegar al mercado”, adelantó Riaño.
Por su parte, Raúl Santos del Grupo Santos Narros, afirmó que hay compañías como la suya que ya llevan tiempo buscando aplicaciones para los purines. “Hemos invertido en el aprovechamiento porque creemos que el purín no es un residuo, sino que es un subproducto. Ya lo estamos usando en explotaciones agrarias, y demostramos que podemos utilizarlo de otra manera”.
La calidad como respuesta
La lucha por ofrecer un producto de alta calidad puede ser la vía para mantener la rentabilidad del sector, o eso es lo que cree Raúl Bermejo, de Agroalimentaria Chico, que no piensa que ya sea factible crecer en producción. “El objetivo antes era producir más para hacerlo más barato, pero esta tendencia va a cambiar. Si la administración nos pide un veterinario, un secretario… eso va a subir los costes”, defendió.
Bermejo aseguró también que el sector tiene que “deconstruirse”, y que la única manera de enfrentarse a estos retos es “dándonos valor y concienciándonos de que no nos dedicamos a hacer carne de cerdo, sino de que nos dedicamos a hacer alimentos saludables”.
Y si se habla de calidad de porcino en Segovia, una voz autorizada es Miguel Hidalgo, del Grupo José María, marca de enorme prestigio basada en su restaurante segoviano, famoso internacionalmente por su cochinillo asado, y que cuenta con granja propia.
La marca de garantía ‘Cochinillo de Segovia’ sacrificó 170.000 ejemplares en 2022, mientras que para este año se espera que disminuya a 150.000. Según Hidalgo, este hecho se explica por la pequeña desaceleración del sector, y por la reducción del uso de antibióticos, “que hace que algunas enfermedades se propaguen por las granjas”.
Por último intervino Piedad Rojo, del Banco Santander, colaborador de estos Encuentros Agroprofesionales, y aseguró que la presencia de la entidad es muestra de su apoyo al sector porcino. “Queremos transmitir admiración al sector y que pongáis en valor vuestro trabajo y vuestra calidad. Y el Santander está ahí para acompañaros”, destacó.
En conclusión, el sector porcino atraviesa un momento de cambios importantes, y para afrontarlos es necesario comunicar el trabajo que ya se hace; porque muchas veces “la mejor Ley de la Cadena Alimentaria es el diálogo”.
