Las temperaturas del verano han favorecido la evolución de los frutos secos, que por lo general han ofrecido buenas producciones en Castilla y León; una campaña muy positiva que parece dar un espaldarazo a los leñosos como alternativa rentable a las producciones tradicionales.
La familia de pistacho, almendro, nogal y avellano ha más que duplicado su superficie en tres años, hasta las 4.765 hectáreas, según las cifras que maneja la Consejería de Agricultura. El mayor estirón lo ha dado el pistacho, que triplica el terreno de cultivo hasta las 1.700 hectáreas.
Es mayor la demanda de pistacho que la producción, aunque este año se ha notado algo más la presencia de producto nacional. En opinión de Félix Talegón, de Tagarabuena (Zamora), ha habido buenos rendimientos y se va notando que hay más fincas en producción. Los árboles de cinco años pueden ofrecer 200 kilos por hectárea, que pasan a entre 700 y 800 cuando la planta cumple los siete años. En plena producción una hectárea puede dar 1.800 kilos de pistacho y puede seguir con una buena producción durante dos o tres generaciones, según Talegón.
También apuesta por el pistacho Adrián Jiménez, de El Carpio (Valladolid), que destaca que la planta ha tenido este año buena floración y buen cuajado, si bien “ha habido zonas con bajas temperaturas -sin llegar a heladas- en los meses de abril y mayo, lo que afectó al cuajado”.
La maduración también ha ido bien, con un adelanto de entre diez y quince días con respecto al año pasado. “La planta ha tenido un ciclo correcto”, destaca.
La paradoja del almendro
También ha duplicado su superficie el almendro, hasta las 2.600 hectáreas, que deja de cuidarse y de recolectarse en la España vaciada al mismo tiempo que grandes compañías apuestan por superficies de varias hectáreas con una gestión modernizada y bien mecanizada, como destaca Diego Vacas, de Vilvestre, en los Arribes salmantinos.
“Lo que es impensable es que esas inversiones las hagan jóvenes de 25 años, sin recursos y teniendo que esperar al menos tres años para tener producción”, señala, con la circunstancia agravante de que en muchos pueblos aún no se ha hecho la concentración parcelaria.
La producción de almendra se ha dado bien en su comarca, pero sobre todo en las zonas que se encuentran al otro lado del Duero, en Portugal.
Su explotación tiene 2.000 árboles, que son rentables gracias a una producción de entre cinco y diez kilos cada temporada. El almendro se da bien en Arribes por su clima de corte mediterráneo, pero cada vez se da mejor en zonas de clima continentalizado, como en el centro de la meseta, “como consecuencia del cambio climático y siempre que se escojan variedades de floración tardía”, apunta.
El avellano, ante su oportunidad
A la chita callando, es posible que sea el avellano el árbol que está ante su gran oportunidad. Es de los frutos secos más demandados en España y en Europa, con una superficie de cultivo que no es capaz de atender al mercado.
Este árbol ha pasado de dos a cinco hectáreas, pero cuenta con un respaldo importante de empresas que ven en él un importante nicho de mercado. Así lo señala Benjamín Crespo, delegado de Agromillora en el norte de España. La compañía conduce al avellano para que adquiera porte de árbol, dentro de un marco de plantación de cuatro por dos metros.
De hecho, se trata de una producción “muy rentable al precio actual”, teniendo en cuenta que una plantación bien llevada puede dar 4.000 kilos por hectárea, según Crespo.
[Más información sobre cultivos leñosos en el próximo número de CAMPO, que llega a los quioscos el 15 de diciembre]
Fotografía: recolección del pistacho en Curiel de Duero (Valladolid). Autor: Ricardo Ortega